Es argentino, atajó en la selección de Ecuador, participó a la fuerza del Bailando por un sueño en Europa y hoy trabaja como periodista

Esteban Dreer surgió en Arsenal, pero edificó el grueso de su carrera en Ecuador, rival de Argentina en el inicio de las Eliminatorias camino al Mundial 2026: “La Tri es el peor adversario que le pudo haber tocado para debutar”

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Dreer se convirtió en ídolo en el Emelec
Dreer se convirtió en ídolo en el Emelec

“La selección ecuatoriana va a competir y no se va a cerrar por la calidad de sus futbolistas y el estilo que pregona. Para el seleccionado de Lionel Scaloni será un partido difícil a pesar de que se conocen de memoria. Es el peor rival que le pudo haber tocado para debutar en las Eliminatorias. Ecuador llegará casi con el mismo plantel que disputó Qatar 2022″, aseguró Esteban Dreer, uno de los tres arqueros argentinos que atajó para el Tri en su historia.

El portero mendocino, oriundo de Godoy Cruz, debutó como profesional en Arsenal de Sarandí en 2002. Luego, tuvo un paso por Santamarina de Tandil y otro por el fútbol lituano, donde ganó un título con el FBK Kaunas. “Estuve un año en Lituania y la pasé muy mal. Me quisieron sacar plata, me dejaron sin jugar durante toda la temporada y me obligaron a participar del Bailando por un Sueño local. Además, los dirigentes lituanos me seguían hasta el shopping para ver en qué gastaba mi plata, padecí una persecución abismal”, confesó el hombre de 41 años en diálogo con Infobae desde Guayaquil, donde reside sólo y lejos de su familia.

En el 2009 llegó por primera vez a Ecuador para sumarse a Deportivo Cuenca. Tres años más tarde, pasó al Emelec, donde levantó cuatro trofeos nacionales y logró tres subcampeonatos. Además, fue elegido el mejor arquero ecuatoriano en la temporada 2015, lo que le permitió ser convocado por el entrenador argentino Gustavo Quinteros a la selección de Ecuador para disputar la Copa América de Chile y posteriormente las Eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018. A sus 38 años, recaló en la Liga de Portoviejo, último club antes de colgar los guantes para dedicarse al periodismo, su otra pasión.

- ¿Qué es de tu vida, Esteban?

- Gracias a Dios, cuando me retiré hace dos años empecé a trabajar en el periodismo. Es más, en mi último año como futbolista ejercía como periodista en un programa deportivo en YouTube. En un momento, llevé a cabo las dos cosas al mismo tiempo y me encantó. A partir de ahí, me aferré a un proyecto de televisión y me fue muy bien. Cuando estaba por dejar mi carrera como jugador, me llamaron dos equipos de Primera División, entre ellos Racing Club, pero les dije que no porque quería dedicarme al periodismo.

- ¿O sea que colgaste los guantes para transformarte en periodista?

- Sí, consideraba que ya había hecho todo en el fútbol y no me quedaba nada más por hacer. A partir de ahí, entré a trabajar a Marca 90, que tiene varios canales en esa plataforma de videos. Luego, pasé a DirecTV y pasé por la radio también. Me gusta mucho la comunicación, porque le encuentro el mismo sentido que le encontraba a ser futbolista. No terminé la secundaria y por Internet me metí a hacer el curso en un instituto de Argentina para completar el estudio vía zoom para recibirme; en eso estoy. Además, hace un mes y medio que estoy trabajando en TC televisión en un programa de interés general.

- ¿A qué edad te retiraste?

- A los 39 años. Estaba bien físicamente para seguir porque siempre fui muy profesional. Me idea era continuar jugando hasta los 43 porque podía hacerlo, ya que tenía la idea fija de que el fútbol no me iba a retirar hasta que Dios me dijera basta. Cuando salí de Emelec fue de manera conflictiva e inesperada ya que tenía un contrato de palabra, pero la dirigencia me hizo una jugarreta rara y me tuve que ir a Liga de Puertoviejo. Finalmente, recalé en Estudiantes, un equipo de segunda categoría y cuando no hubo más plata, mi contrato se terminó y me dediqué al periodismo que me llevó a cubrir mi primer Mundial en Qatar 2022.

Dreer logró el salto al fútbol de Ecuador tras destacarse en un par de amistosos en un equipo de libres
Dreer logró el salto al fútbol de Ecuador tras destacarse en un par de amistosos en un equipo de libres

- ¿Cuánto hace que estás viviendo en Guayaquil?

- Desde el 2009, cuando arribé a Deportivo Cuenca. Acá estoy sólo, ya que mi familia está viviendo en Tandil, provincia de Buenos Aires. Mi hijo Felipe juega al tenis y estuvo rankeado entre los mejores tres de Ecuador. Por este motivo, lo mandamos a Buenos Aires para que compita al máximo nivel.

- ¿Tenés ganas de volver a vivir en la Argentina?

- Voy todos los años para allá y siempre es una tentación, pero mi responsabilidad está acá donde me conocen, me abrieron las puertas y me dieron trabajo. Pero no volvería a vivir, porque debés encontrar una estabilidad económica que Argentina hoy no tiene y cada día está peor. La realidad es que debo trabajar para bancar la profesión de mi hijo y mi país eso no me lo da.

- ¿Vivís bien económicamente en Ecuador?

- Sí, obvio. Este país está llevando adelante un proceso de reconstrucción. Hubo elecciones hace poco y se está acomodando. En el tema de seguridad está muy difícil la situación, ya que suceden cosas que antes no existían y están entre los índices más altos de Sudamérica.

- ¿Sufriste un violento robo hace dos meses?

- Sí. Fue en avenida De los Créditos, en Guayaquil. La calle no estaba en buen estado así que había mucho tráfico. En un momento levanto la cabeza y viene una persona que me apunta con un arma y me golpea el vidrio. Trato de escapar para no darle el celular, un error que cometí y choco con otros carros. Me asusté porque me apuntó en la cabeza y sentí que me podía pegar un tiro. Al final, bajé la ventana y le di el celular que me había comprado dos días antes. Gracias a Dios no pasó a mayores.

- ¿En diciembre de 2019 también padecieron un asalto en Tandil?

- Sí, fue un día antes de Navidad. La casa estaba en plena construcción y nosotros nos encontrábamos adentro. La gente que la estaba terminando se dio cuenta de algunas maniobras y con mi familia nos descuidamos un poco y nos entraron a la vivienda. Nos robaron una maleta con documentos importantes: mi cédula ecuatoriana, tarjetas de crédito, dinero en efectivo, una bicicleta eléctrica, entre otras cosas.

- ¿Qué debemos conocer de la selección ecuatoriana de cara al partido contra Argentina en el debut por Eliminatorias para el Mundial 2026?

- Ecuador es una selección muy competitiva. Su manera de jugar es con línea de tres, que se convierte en cinco, con tres volantes y dos puntas. Es un equipo que tiene mucha dinámica, rápido, que trata bien la pelota.

- Cambió el entrenador. Se fue Gustavo Alfaro y llegó el español Feliz Sánchez Paz ¿Qué balance dejó el DT argentino?

- Alfaro es un director técnico que se adapta muy bien a las urgencias en distintos momentos. Su equipo se defiende muy bien con o sin la pelota. Cuando la tiene, es más vertical y genera espacios. No es un DT que lleva a su once a tomar la iniciativa, sino que espera y sale de contra. Cuando él llegó a la selección fue en el momento que Ecuador lo necesitaba. Su principal virtud fue que armó un seleccionado que estaba desarmado y lo hizo competir al máximo nivel. Hizo un trabajo espectacular.

- Lo tuviste en Arsenal, ¿no?

- Sí, por eso lo conozco bien. Yo en ese plantel era suplente, trajo un arquero un día del cierre del mercado de pases y quedé en el tercer lugar. Él me había manifestado cuando llegó que me iba a tener en cuenta, pero luego me dejó de lado.

- ¿Cómo lo tomaste?

- Estaba re caliente porque ya había debutado en la Primera del Viaducto y en ese momento era el segundo portero, detrás de Mario Cuenca. Él estaba falto de ritmo y yo volaba de acá para allá, por eso me dijo que iba a atajar. Pero luego hizo otra cosa y trajo a Catriel Orcellet. Me quedé un año como tercer arquero y me fui. Luego, a Arsenal le fue muy bien y salió campeón de la Copa Sudamericana 07.

- ¿Se lo dijiste alguna vez?

- Sí, nos cruzamos en un Emelec-Boca. Yo atajaba para el equipo ecuatoriano y él era el DT Xeneize. Charlamos un rato, pero del tema no se habló. Fue hace muchos años y sin ningún resentimiento de mi parte… Quedó ahí. Pero esa situación a mí me molestó un montón.

- ¿Te duele el presente de Arsenal?

- Yo nací futbolísticamente en ese club y siempre veo los partidos. El presente no es para nada bueno y pasa por un proceso bastante difícil. Es raro porque es un equipo que siempre estuvo peleando en los primeros puestos o en mitad de tabla. En Ecuador, Emelec está pasando por lo mismo, está peleando el descenso y tiene problemas dirigenciales. Duele mucho porque me formé ahí, pero el club me jugó una mala pasada.

"Me gusta mucho la comunicación, porque le encuentro el mismo sentido que le encontraba a ser futbolista", dice de su rol de periodista
"Me gusta mucho la comunicación, porque le encuentro el mismo sentido que le encontraba a ser futbolista", dice de su rol de periodista

- ¿Por qué?

- Yo me había ido a préstamo al FBK Kaunas de Lituania. Me quedo allá un año y al finalizar el préstamo, el equipo europeo quería renovar el vínculo por seis meses más pensando que Arsenal me había renovado automáticamente. Pero no fue así. De un día para el otro dejé de pertenecer a la institución del Viaducto sin saberlo y cuando volví en diciembre de 2008 con la intención de presentarme me di cuenta de que no era más futbolista del club y me quedé sin poder jugar.

- ¿Cuando volviste, qué le dijiste a la dirigencia de Arsenal?

- Mi planteo fue “¿por qué no me dijeron antes que no era más jugador de la institución, así renovaba con el equipo europeo?” De esta manera, me jugaron una mala pasada. Así que me quedé sin club durante seis meses y tuve que ir a entrenarme a la escuela de Coquí Raffo. Encima, no tenía plata para comer y me colaba en los peajes para ir a entrenar. Fue una travesía de medio año sin plata, pero encontraba la manera de ir a practicar a lo de Raffo. Estando ahí, hicimos amistosos y en uno de esos apareció el Deportivo Cuenca que me dio una mano.

- ¿Fue el peor momento de tu carrera?

- Sí, la pasé muy mal. No teníamos para comer con mi hijo Felipe. Gracias a Dios ahorré una plata en Lituania y me compré un departamento en La Boca para vivir. Por lo menos tenía el techo aunque me faltaba para comer. Iba a entrenar todos los días, hasta con Gripe A fui a lo de Raffo. Tenía mi autito que había comprado en su momento cuando debuté en Arsenal en el 2005.

- Luego de seis meses de entrenarte sólo, ¿te fuiste a jugar a Ecuador?

- Sí, en esos amistosos que jugamos, Deportivo Cuenca puso los ojos en mí y me contrató. A partir de ese momento, arrancó mi aventura por ese país. En ese primer club ecuatoriano no me pagaban bien, cobraba 2 mil pesos argentinos de hoy. El equipo estaba último pero fuimos remontando el juego, pasamos los Playoffs y llegamos a la final en el 2009 contra Deportivo Quito. Me debían cinco meses de sueldo pero el grupo estaba muy unido y enfocado. A mediados del 2012, llego a Emelec como jugador libre y a préstamo.

- En el Tri tenés la marca de ser uno de los arqueros más importantes de su historia y fuiste el golero con más penales atajados en la Copa Sudamericana 2015.

- Sí, gracias a Dios lo logré. En Arsenal recuerdo que por la tarde entrenaba con el flaco Alejandro Saccone, hoy entrenador de arqueros de River Plate. Mi vida siempre fue el fútbol. Lo único que sabía hacer era atajar la pelota y lo tomé con mucha enfermedad, lo que me llevó a estar muy lejos de mi familia. Llegué a Ecuador y a los tres años me puse como objetivo atajar en la selección ecuatoriana y se me dio. Con Emelec salí cuatro veces campeón y fue el mejor momento de mi carrera. Con el equipo lituano disputé Champions League contra el Rangers de Escocia y una Pre-Champions frente a la Sampdoria de Italia. El periodismo hoy lo vivo con la misma pasión que cuando era futbolista.

- ¿Sufriste bastante para llegar a ser arquero profesional?

- Sí, sufrí mucho. Vengo de una familia muy humilde y me costó llegar a Arsenal de Sarandí. No teníamos para comer en mi casa, pero mi familia me ayudó a salir adelante. Hice las Divisiones Inferiores en el Viaducto y nunca fui titular, siempre suplente. Sin embargo, nunca bajé los brazos y seguí. Siempre la remé de atrás. En el peor momento de Arsenal en su historia me tocó debutar frente a Argentinos Juniors; ese momento tampoco me ayudó mucho para mi futuro. Después, cuando me fui a Europa fue la gota que rebalsó el vaso.

- ¿Por qué?

- Porque padecí de todo. Estuve un año sin poder jugar. Cuando estaba en Arsenal, me viene a buscar el ruso Vladimir Romanov, que hoy tiene pedido de captura internacional. Es buscado por la Interpol. Él era dueño de tres equipos europeos: el Heart of Midlothian de Escocia, el Dinamo Mink de Bielorrusia y el Kaunas de Lituania. En una reunión que tuve con él en Buenos Aires me dijo: “Te quiero llevar, te vi jugar y quiero un arquero como vos”.

- ¿Qué le respondiste?

- “Me voy ya para allá porque Alfaro en Arsenal no me quiere”. Entonces, viajo sólo a Lituania sin saber inglés para sumarme al Kaunas. Antes de viajar me compro un librito de ese idioma, me lo pongo debajo del brazo y arranco hacia Europa. Tenía 24 años. Primero llego a Frankfurt y luego a Kaunas, pensando que me estaba esperando un traductor, pero no apareció nadie. Cuando llego a la segunda ciudad más grande de Lituania no había comido y un señor grande me esperaba en el aeropuerto con un cartel grande que decía “Dreer”. Me le acerco y no entendía nada. Me dice “come on” (vamos).

- ¿Qué hiciste?

- Nada. Lo tuve que seguir porque no nos entendíamos con el idioma. Me subí a un auto hecho bolsa. Fueron dos horas sin hablar con el conductor, y al mismo tiempo pensaba “qué estoy haciendo acá”. Llegamos al hotel, el tipo me baja la maleta y me dice “tomorrow” (hasta mañana). Me acuesto en la cama. Me puse a llorar, llamé a mi mujer con ganas de volverme, pero miraba el contrato en dólares y ese valor en Argentina no lo iba a cobrar. Entonces, dije “hay que ponerle el pecho a la situación y seguir adelante”. Al otro día me presentaron en el plantel. Arrancamos la pretemporada y en la mitad de esta contratan a un arquero nuevo. Acto seguido, dije “qué hace este arquero acá”. Ahí me llama mi representante y me dice “te tenés que volver”

- ¿Qué le dijiste?

- “¿Cómo que me tengo que volver?”. Entonces, me responde “sí, porque los lituanos no van a pagar el préstamo”. Inmediatamente, le pido que llame a Julio Grondona, ex presidente del club de Viaducto, con la intención de haga todo lo posible para que me pueda quedar en Europa. Supuestamente arregló con el empresario ruso pero Arsenal no mandó en tiempo y forma la transferencia de mi pase y me quedé sin club. Estuve un año sin jugar y me hicieron la vida imposible en Lituania.

- ¿Qué te pasó?

- Me quisieron sacar plata y me hicieron participar del Bailando por un Sueño lituano. Me lo exigió el mandamás ruso porque como no estaba fichado no podía jugar los fines de semana, y como cobraba el sueldo al día los 5 de cada mes, debía hacerlo sí o sí. No obstante, los dirigentes lituanos me seguían a los shopping para ver en qué gastaba mi plata, padecí una persecución abismal.

- ¿Qué tal fue en el Bailando por un Sueño?

- Actué durante un año. Un día, Romanov nos cita junto al brasileño Rafael Ledesma a un teatro del centro de la ciudad. Yo llegué fastidioso, porque además de no poder jugar me citaba para hacer algo que no era lo mío. Entonces, sale Vladimir en un momento con dos bailarinas y nos dice “los he invitado acá porque en una semana arranca el programa y tienen que preparar un número para bailar samba”. Cuando nos contó, nos quedamos en silencio y no sabíamos qué responderle. Nos miramos y dijimos “¿cómo bailar?”. Nos respondió “sí, estas son las chicas de ustedes y en siete días deben aprender la coreografía”. Mi compañero dijo “yo no lo voy a hacer” y al mismo tiempo el ruso le respondió “no lo va hacer, entonces pase a rescindir el contrato por la oficina”. Al escuchar eso dije “si tengo que bailar, lo voy a hacer”. Así que estuve un año participando del show musical y cuando llegó diciembre, me reuní con el ruso para decirle que me iba de Lituania.

- ¿Que te contestó?

- “Quiero que te quedes. Vas a jugar seis meses más y te voy a dar la oportunidad de atajar”. Llamé a mi representante para decirle que me quedaba en Europa medio año más, a préstamo y luego en junio volvía a Arsenal. Pero en junio de 2008 me dejan libre y el equipo lituano no hizo uso de la opción y me volví en condición de libre a la Argentina.

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