Entrevista a Roberto Bonano: de su experiencia al lado de estrellas como Rivaldo, Xavi e Iniesta al “fútbol opaco” del Barcelona sin Messi

El ex arquero surgió de Rosario Central, brilló en el River Plate de Ramón Díaz , pasó por la selección argentina y arribó en un Barsa en crisis mientras el Real Madrid coleccionaba títulos con los Galácticos. Mano a mano con Infobae, repasó su carrera y habló de Dibu Martínez: “Tiene una personalidad increíble”

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Roberto Bonano, ex arquero de Rosario Central, River y la selección argentina
Roberto Bonano, ex arquero de Rosario Central, River y la selección argentina

Roberto Bonano, de larga trayectoria como arquero de Rosario Central, River, Barcelona o la selección argentina, se refirió a la salida de la crisis del Barcelona, sus éxitos como jugador ganando títulos con Rosario Central o el River de Ramón Díaz, el profundo cambio de vida al emigrar a la liga española, cómo es el vestuario culé, la consagración de Argentina en Qatar, el rol de Dibu Martínez y hasta la evolución del puesto de arquero y su gusto por el arte y la literatura. El actual ayudante de campo de Eduardo Berizzo en la selección de Chile habló de todos los temas en una entrevista exclusiva con Infobae.

-¿Qué recuerdos te quedan de tu primera etapa en el fútbol?

-Me inicié en el fútbol a los cinco años jugando en un equipo de barrio que se llama Juan XXIII, en Rosario, en la zona Este donde yo vivía, que es un club muy importante para la formación, un club para infantiles y que me dio la oportunidad de meterme en el fútbol cuando jugaba en la calle o solo contra un paredón. Yo siempre digo que el fútbol me ayudó a socializar, a compartir, a la disciplina del deporte. Estuve en este club hasta los 16 y fue el que me formó como deportista porque teníamos la exigencia de los profesores y competíamos con Divisiones Inferiores de clubes de Primera, como Rosario Central y Newell’s, nos obligaba a ser mejores. En esa época logramos muchos títulos y varios récords de continuidad de triunfos, pudimos viajar para jugar por la liga rosarina en torneos que pudimos ganar y eso nos dio roce contra equipos de otras provincias y también a nivel internacional, así que estoy súper agradecido a ese club. Eso permitió que me vinieran a buscar tanto de Rosario Central como de Newell’s y yo opté por ir a Central porque era el club del que siempre fui hincha y era un sueño poder jugar en la Primera de ese equipo.

-¿Cómo fue tu evolución en Rosario Central?

-Me incorporé a los 16 años a la Cuarta División. Estaba dos categorías por delante de la que me correspondía por edad (siempre fui un poco por adelantado a los compañeros que tuve). En ese primer año, y gracias a la recomendación de Aurelio Pascuttini (ex defensor canalla) fui recomendado para integrar la selección juvenil argentina que dirigía Carlos Pachamé en tiempos de Carlos Bilardo en la mayor, así que asistí a sudamericanos y a un Mundial. Luego fui subiendo de categoría en el club.

-¿Recordás algunos nombres de jugadores con los que coincidiste en ese tiempo?

-Sí, tuve la suerte de compartir vestuario y entrenamientos con glorias e ídolos como Edgardo Bauza, Adelqui Cornaglia, Alejandro Lanari, Omar Palma, con el que luego fuimos compañeros por varios años en el equipo.

Selección Argentina 2000. Arriba: Sensini, Zanetti, Ayala, Bonano, Samuel. Abajo: Ortega, Simeone, González, Crespo, López y Verón
Selección Argentina 2000. Arriba: Sensini, Zanetti, Ayala, Bonano, Samuel. Abajo: Ortega, Simeone, González, Crespo, López y Verón

-Llegaste a compartir el puesto de arquero con Roberto Abbondanzieri, “El Pato”, y luego uno fue a River y el otro, a Boca.

-Sí, se dio un caso curioso, porque llegamos al mismo tiempo cuatro arqueros que debutamos en Primera y pudimos hacer una buena carrera: Hernán Castellanos, que luego jugó muchos años en Gimnasia y Esgrima de Jujuy y fue entrenador de arqueros en Rosario Central, José María Buljubasich, que muy joven emigró al Tenerife de España y luego jugó en River, en Chile, y volvió a Central. Y con el Pato Abondanzieri alternamos. Yo era el titular pero me lesioné y él me reemplazó y jugaba el torneo local y cuando yo me recuperé jugué la Copa Conmebol.

-Esa Copa tuvo un final increíble…

-Así fue. Jugamos contra el Atlético Mineiro a doble partido. Ellos nos ganaron 4-0 en la ida en un partido increíble en el que llegamos muchas veces, pero nos marcaron cuatro goles de contragolpe, y la vuelta fue para nosotros como un cuento de (Roberto) Fontanarrosa. Fue idílico porque remontar un 4-0 en nuestra cancha, a estadio lleno, y después ganar por penales, siendo el único título internacional para la ciudad, y un título para mí como hincha, como jugador, es un recuerdo imborrable. Pero, además, me quedó la felicidad de que los cuatro arqueros, que nos conocíamos desde chicos, pudimos hacer nuestras carreras.

-Luego te tocó pasar a River en años de hegemonía de aquel equipo de estrellas que ganó muchos títulos locales e internacionales.

-Sí, era un pase conveniente para el club y para mí, más allá de que por una cuestión de cupos no iba a poder jugar por varios meses el torneo local pero sí estaba la posibilidad de incluirme en la lista para la Copa Libertadores. Llegaron también el Pipa Gancedo, Marcelo Escudero y Juampi Sorin. Para mí fue una grata sorpresa encontrarme con figuras de gran renombre como Astrada, Hernán Díaz (al que conocía de Rosario Central), Almeyda, Crespo, Amato, la Bruja Berti, Monserrat, el Jardinero Cruz, Ortega. Todos jugadores de una calidad impresionante. Me tocó en esos meses estar a la sombra del Mono Burgos. Esos seis primeros meses fueron duros porque no tuve oportunidad de jugar, pero tuvimos un gran éxito internacional al ganar la Libertadores, y ya luego pude jugar desde la segunda mitad de 1996 y llegamos a ser tricampeones consecutivos. Fue una época muy linda que me dio la oportunidad de ser convocado a la selección de Daniel Passarella.

-Muchas cosas juntas.

-Sí, fue una época de un gran crecimiento profesional y personal porque era la primera vez que vivía fuera de Rosario y en un monstruo de ciudad como Buenos Aires con mi familia, solos, pasé a un club de perfil muy alto acostumbrado a jugar competiciones internacionales y de mucha repercusión mediática.

-Te tocó ser dirigido por un Ramón Díaz muy joven, que acababa de retirarse como jugador. ¿Cómo era aquel Ramón?

-Bueno, él ya había comenzado un año antes de mi llegada, en 1995, pero no le había ido tan bien, pero la Comisión Directiva de River volvió a apostar por él para la temporada siguiente. En ese momento él era muy criticado y recién empezaba y tenía a muchos ex compañeros en el vestuario, y a los que ahora tenía que dirigir y siempre es difícil eso: pasar de ser compañero a ser el que manda, el que decide quién juega y quién no, o quién se concentra y quién no. En cuanto a atributos, además de la picardía, de ser un tipo muy vivo, muy observador, muy conocedor de lo que era el “mundo River”, sabía cómo moverse en el club y con la gente, una de las virtudes más grandes era que sabía elegir o detectar muy bien a los futbolistas, daba mucha libertad y tenía muy clara la forma de jugar: él quería un equipo ofensivo, que tuviera el dominio de la pelota, que siempre pensara en el arco contrario, aún tomando riesgos.

Tito Bonano en River
Tito Bonano en River

-Se dice que ahora es un DT más completo…

-Sí, yo creo que con el tiempo fue mejorando los entrenamientos, las tácticas, el aprendizaje normal por el que debemos pasar todos los que fuimos futbolistas y que cuando estás al frente del grupo o comandando un equipo te das cuenta de que es muy distinto, de que hay que tener un montón de herramientas, no sólo de conocimiento futbolístico sino de manejo de grupo, de toma de decisiones, de liderazgo, de cómo manejarse ante la opinión pública. Todo eso no viene en ningún curso y lo tenés que aprender en el día a día.

-Después te toca llegar al Barcelona en una época que no fue nada fácil para el club.

-En mis dos últimos años en River había tenido problemas para arreglar mi contrato. Venía hablando con una Comisión Directiva, pero en el medio hubo un cambio de dirigentes, tuve que comenzar de cero, fue pasando el tiempo y no llegamos a un acuerdo, con lo cual en junio de 2001 quedo libre, aunque yo quería seguir en River porque estaba muy cómodo. Incluso, había tenido alguna opción de salida porque vino a buscarme el Mónaco, pero no se pusieron de acuerdo entre los clubes. Pensaba en seguir en River, lo que me permitía estar cerca de la Selección, pero a los 31 años apareció la chance de ir al Barcelona, que estaba inmerso en una gran crisis institucional y se habían ido jugadores como Guardiola, Figo, Sergi Barjuán, que eran los más representativos y se fueron con conflictos con la junta directiva. Para el puesto de arquero se habían barajado varias opciones y se manejaban nombres como el alemán Kahn o el italiano Toldo, pero, inesperadamente, me tocó a mí. Cuando me lo contaron no dudé y ayudó que tuviera pasaporte italiano.

-Llegás al Barcelona en tiempos de crisis, justo cerca de la salida, después de un cuarto de siglo como presidente de Josep LLuis Núñez.

-Cuando yo llego, había tres arqueros. Estaba el francés Dutruel, Pepe Reina, que en aquel momento era un joven de la cantera de 18 años, y otro arquero del club, Arnau. Tuve que pelear el puesto con Reina y todo ese año fui titular y para mí fue un aprendizaje muy grande porque significaba jugar Champions y enfrentarme con los grandes delanteros de todo el mundo, me puso a prueba y fue todo un desafío a nivel personal. En ese primer año llegamos a semifinales de Champions League y allí nos eliminó el Real Madrid, que luego fue el campeón.

-¿Qué te sorprendió más en Barcelona?

-Uno imaginaba, llegando desde Sudamérica que siendo el Barcelona un club grande, en los primeros planos internacionales, que se encontraría con el lujo y la verdad es que llegué a un club que prácticamente no tenía instalaciones para los entrenamientos, una cancha que no tenía las medidas reglamentarias en los costados donde actualmente hay un estacionamiento, o si no se entrenaba en el Campo Nou. No existía una ciudad deportiva, lo que me llamó poderosamente la atención. El vestuario era muy antiguo. Con muchos recuerdos y mucha historia, pero un poco alejado de lo que uno espera en infraestructura de un club de ese nivel. Me encontré con gente que llevaba muchos años trabajando y con una calidad humana increíble y por la que fui muy bien recibido, como el personal, utileros, médicos, fisios, administrativos, todos con un trato exquisito.

 Juan Román Riquelme, Javier Saviola y Roberto Bonano en Barcelona
Juan Román Riquelme, Javier Saviola y Roberto Bonano en Barcelona

-¿Y qué tal el plantel?

-Obviamente, me encontré con un vestuario distinto al de Argentina, donde éramos todos amigos y teníamos una relación de salir a comer, una vida social muy integrada y acá no, era un vestuario súper profesional, con distintos grupos por nacionalidades, idiosincrasias muy distintas: los holandeses por un lado, los catalanes por otro, los sudamericanos (yo había llegado con Javier Saviola y al año siguiente llegaron Sorín y Riquelme), los brasileños con Rivaldo, Rochemback y Geovanni, un italiano, dos franceses. En Europa es habitual encontrar este tipo de vestuarios: gente súper profesional que hace su trabajo y se va a su casa y resulta muy difícil tener relaciones de amistad como la conocemos nosotros. Los entrenamientos eran de altísima intensidad y calidad y no había lugar para la broma o para distenderse sino a muerte, en los que cada uno peleaba por su lugar. Y después, estaba el tema de la vida en una ciudad espectacular como Barcelona.

-¿Pudiste conocer bien la ciudad?

-Me sorprendió. No había estado nunca allí: la belleza en la arquitectura, vivir en una ciudad con mar, donde hay tanto arte. Son cuestiones que a mí me encantaron, y a pesar de que no podía hacer una vida social muy grande porque estábamos mucho concentrados, o viajando o entrenándonos y el poco tiempo libre se lo dedicaba a la familia, pude empezar a conocer el mundo de Gaudí, o que conviva gente de todas partes del mundo. Hay barrios completos de comunidades de distintos lugares. Todo fue un cambio muy grande. Yo llegué con una hija pequeña y luego en Barcelona nació otra. En lo futbolístico, el club no estaba en sus mejores momentos y encima, el archirrival, el Real Madrid, lo ganaba todo con el equipo de los “Galácticos” con Zidane, Beckham, Figo, Raúl, Morientes, Roberto Carlos, Casillas, con lo cual siempre había una comparación continua y todo lo bueno que ellos hacían repercutía negativamente en el Barcelona.

-Qué momento difícil.

-Sí, en el Barcelona hubo en ese tiempo un cambio de Comisión Directiva, quisieron renovar completamente el plantel y me tocó salir. No fue una época completamente feliz para mí porque quería seguir. Quería ganar algo con el Barcelona, porque los equipos grandes siempre tienen la posibilidad de ganar títulos, pero hubo que buscar una salida e influyó mucho mi intención de continuar en el fútbol español, que me gustó más allá de que me costó adaptarme, en especial el silencio en los estadios, acostumbrado al ruido, a los cánticos de las hinchadas en la Argentina, pero en los partidos había mucho silencio, aunque con una organización perfecta y rivales con los mejores jugadores del mundo. Apareció entonces la opción del Murcia, que era por seis meses, para jugar en un equipo que estaba peleando por no descender y que tenía muchos argentinos. Al terminar este contrato surgió el Deportivo Alavés, que estaba en Segunda y querían armar un equipo para ascender a la Primera. Tenía buenas referencias sobre la seriedad del club y una ciudad tranquila y conseguimos el objetivo.

-Ahí fue donde te retiraste.

-Sí, después de cuatro años y medio en el Alavés, tomé la decisión de colgar los guantes y siempre es una decisión difícil porque en ese momento había aparecido una opción de volver a jugar en la Argentina (tenía ofertas de Racing y Gimnasia) pero la familia ya estaba instalada en Barcelona, con hijas en una edad clave y yo con 38 años y opté por quedarme en Barcelona, aunque no tenía claro si quería seguir ligado al fútbol profesional, aunque había hecho el curso de entrenador y empecé a trabajar en la Federación Catalana y en una escuelita de fútbol, hice el curso de director deportivo en la Federación Española, otro curso de especialista en entrenamiento de arqueros y poco a poco me fui reenganchando con el fútbol hasta que Eduardo Berizzo, finalmente, me convocó en 2011 para formar parte de su cuerpo técnico -hoy trabajan en la selección chilena-. También después del retiro me requirieron de programas de TV, de radio, el diario La Vanguardia me invitó a escribir una columna. Todas esas eran actividades en las que me sentía cómodo y que me permitían ocupar el tiempo, ese tiempo libre que ahora tenía y que desconocía, y que también le dediqué a la familia.

Bonano pasó de River al Barcelona
Bonano pasó de River al Barcelona

-Sos un rara avis en el ambiente del fútbol. Te interesan muchas otras cosas. Por ejemplo, formaste parte de distintos libros, como haber escrito cuentos en el libro “Pelota de Papel”

-Siempre me consideré un lector curioso y eso me llevó a intentar escribir o imitar a la gente que me gustaba leer. Hay gente que se enteró de que tenía algunas cosas escritas y me pidió colaboración a lo que accedí encantado porque es un hobby que me gusta mucho y porque significaba participar en libros con fines benéficos, así que fue una doble satisfacción.

-Fuiste entrenador de arqueros en la selección catalana y pudiste formar parte del cuerpo técnico del neerlandés Johan Cruyff. ¿Qué te dejó esa experiencia?

-Sí, formé parte de aquella selección y justamente nos enfrentamos a la selección argentina que dirigía Diego Maradona. Para mí fue lindo pero muy corto porque solamente entrenamos dos días antes del partido. Me tocó entrenar a Víctor Valdés, que fue el titular y lo lindo fue compartir unas horas con Johan, un hombre de gran sabiduría, conocedor del mundo del fútbol, con una filosofía muy amplia y particular. Fue un hombre que marcó muchísimo al Barcelona y fue el creador del “Dream Team” y de una época de gloria, así que cada palabra que decía sobre el manejo de vestuario o sobre cómo tratar a un futbolista, con detalles que pocos pueden ver, fue para mí placentero y me dejó con ganas de poder compartir mucho más.

-Siendo un ex jugador del Barcelona, ¿cómo ves esta etapa con Xavi? ¿Creés que puede ganar la Champions, que es la aspiración que tiene desde hace ocho años sin poder conseguirla, ahora sin Messi?

-El Barcelona, históricamente, ha pasado por distintas épocas. Tiene años de éxito y esplendor, y otros en los que entra en una meseta y se tiene que rearmar. Cuando me tocó llegar a mí, estaba en una crisis institucional y deportiva a pesar de que venía una camada de jóvenes muy interesantes y me tocó compartir los primeros pasos de Iniesta, de Puyol, de Xavi, de Valdés, que fueron después pilares fundamentales en el ciclo del Barcelona que formó primero Rikjaard con la llegada de Ronaldinho y ya luego con Pep Guardiola con Messi definitivamente instalado en el equipo, con Pedro, Busquets, Daniel Alves, que como espectador me maravillé con ese fútbol y creo que no volveré a ver un equipo que sea tan eficaz y tan placentero al buen gusto futbolístico. Ahora, con la ida de Messi, creo que es un Barcelona completamente más opaco, con menos opciones de ganar cosas importantes, pero con un entrenador de la casa como Xavi, que conoce bien el club, irá retomando fuerza más allá del título local que consiguió, porque el Barcelona siempre aspira a ganar títulos internacionales y más allá de las privaciones económicas que vive, se va a recuperar y va a volver a pelear por lo más importante.

-Tuviste la posibilidad de jugar en selecciones argentinas juveniles y hasta fuiste convocado para un Mundial, el de 2002. ¿cómo viviste el título mundial de Qatar?

-Para mí fue una gran satisfacción poder ganar el título mundial con jugadores que han renovado la cara, que le han dado mucha jerarquía a nuestro fútbol, que consiguieron un título de una forma brillante y especialmente me puso feliz por Leo Messi. Creo que durante toda su carrera ha intentado obtener títulos con la selección argentina y con la Copa América, el Mundial y los últimos títulos, lo consiguió. Creo que todo el mundo futbolístico se puso feliz con esta conquista por parte del mejor jugador de la historia, como es Messi.

Bonano y Gustavo Lombardi en River (Fotobaires)
Bonano y Gustavo Lombardi en River (Fotobaires)

-Como arquero, ¿te sorprendió lo de “Dibu” Martínez?

-Para mí no fue ninguna sorpresa porque desde muy joven se fue a Inglaterra, no tuvo la oportunidad de jugar como titular en el Arsenal, que fue el club que lo contrató, pero sí fue a préstamo a otros clubes y pudo demostrar sus condiciones. Quizá era desconocido para el fútbol argentino y había otras opciones como “Chiquito” Romero, Armani o Rulli, pero desde que ocupó el arco de la Selección transmitió mucha seguridad, una personalidad increíble, coincidió con una renovación de jugadores jóvenes que rindieron a pleno y forma parte de ese grupo que hoy se ve que transmite seguridad, confianza y que sabe distinguir los momentos en los que tiene que jugar buen fútbol o luchar, eso es fundamental y creo que tenemos una Selección súper competitiva por varios años más. También es un éxito del cuerpo técnico, conformado por exutbolistas con una filosofía muy particular. Gente muy respetada, muy buena gente, que ha sabido comandar a este grupo.

-Fuiste arquero y acaba de salir una ley llamada “Anti Dibu”. ¿Cuál es tu posición?

-Él ha generado que se promulgara esta ley. Él ha jugado mucho con eso, con un aspecto psicológico en la definición por penales que evidentemente le dio resultado más que a la vista más allá de sus virtudes como arquero de poder adivinar o detectar a dónde se podían patear esos penales, creo que lo ha ayudado mucho en lo psicológico y ahora esto va a quitarle seguramente alguna posibilidad de intimidar a sus rivales. Y bueno, los arqueros deberán adaptarse a las leyes que se van dictando, como hace años han tenido que adaptarse a la regla de no poder tocar la pelota con la mano en los pases hacia atrás.

-¿Cómo notás que está hoy el puesto de arquero respecto de tus tiempos?

-El puesto de arquero evolucionó muchísimo obligado un poco por los cambios de normativas. Han aprendido a jugar mucho más con los pies. Los cambios tácticos hicieron que los equipos salieran más jugando desde atrás, por lo que hay menos juego directo, lo que obliga a los arqueros a dar muy buenos pases y ser como un futbolista más de campo para tener superioridad numérica, saber proteger los espacios detrás de la defensa y tener buena lectura del juego. Lo que uno espera de los arqueros es que tengan las condiciones o la técnica defensiva ideal para salvar goles, el típico atajador. Pero distintos arqueros han elevado la vara y ahora hay arqueros que han hecho goles de tiro libre, de penal, o están los que juegan muy afuera del espacio del área y han salvado goles cortando juego de una manera que hace años era impensable. Hoy en día uno lo que busca es un arquero completo: que ataje pero que tenga dominio, voz de mando, personalidad, que sea líder del equipo, que sepa en qué momento manejar los ritmos del partido, cuándo salir en corto, cuándo salir en largo, poder dominar el juego aéreo, que es un aspecto súper difícil para todos los arqueros, el tema de los centris y es un puesto que va a ir evolucionando permanentemente, aunque parezca que no hay nada que hacer.

-¿Qué arqueros de hoy te gustan más?

-A mí me gusta mucho el alemán Ter Stegen, “Bono”, y “Dibu”, por su personalidad.

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