Lo marcó una tragedia y brilló pese a las burlas: la verdadera historia de Jann Mardenborough, el piloto que inspiró el film Gran Turismo

La Noche de Guy Fawkes es una tradicional festividad en el Reino Unido, en la que cada 5 de noviembre la noche se tiñe de fuegos artificiales. En la edición de 1999, el pequeño Jann Mardenborough, en la casa de unos amigos de sus padres, en lugar de disfrutar del cielo iluminado se sentó frente a una PlayStation One y se encontró con la primera entrega de un juego que iba a hacer furor, Gran Turismo. Aquel flechazo fue más allá de una diversión, ya que marcó el resto de su vida, que es de película.

“Esa fue la primera vez que jugué. Recuerdo que conducía un Mitsubishi 3000 GT rosa o violeta y corría en Autumn Ring”, recordó Jann en una entrevista con Polygon. “Después de ese día, durante la semana siguiente, al volver de la escuela primaria seguí yendo a esa casa. Estaban tan hartos de que fuera siempre, que les regalaron a mis padres la PlayStation One y el juego Gran Turismo. Ahí empezó mi obsesión por los videojuegos”, agregó.

Nacido el 9 de septiembre de 1991 en Darlington, Inglaterra y criado en Cardiff, Gales, Jann es hijo del ex futbolista Steve Mardenborough, que debutó en el Coventry City en la Liga Inglesa (actual Premier League) en la temporada 1982/1983, cuando logró la permanencia y uno de los tres descendidos fue el Manchester City, hoy dominador en ese país y en Europa. Pero aquel mediocampista no logró influir la pasión por la redonda a Jann, que siempre estuvo encandilado por los autos de carrera.

Ser piloto de carrera se convirtió en un sueño imposible para Jann, ya que su familia no tuvo los recursos para poder ayudarlo. “Mi padre jugó al fútbol durante 13 años profesionalmente (sumó 300 partidos en Primera División) en lo que ahora es la Premier League, donde se les paga millones a los futbolistas. Pero en aquella época eran como cientos de libras por fin de semana, no mil, así que lo hizo simplemente porque amaba el juego”, reveló en una nota con GT Planet.

El juego de Gran Turismo se convirtió en una obsesión y sus padres tomaron medidas: “Llegaba a casa a las 3:30 de la tarde, pero no me permitían usar la consola antes de las 18. Primero tuve que hacer dos horas de tarea”, indicó.

El camino fue difícil en una adolescencia en la que se mantuvo firme a su convicción, pero se le rieron cada vez que contó su sueño: “Desde los 14 años, les dije a mis amigos que mi primer auto sería un BMW. Y lo fue, pero me tomó un año y medio después de cumplir 17 años conseguir uno. No compré un coche a propósito cuando tenía 17 años porque quería que fuera un BMW, porque les dije a todos mis amigos: ¡Será un BMW y siempre me burlaban de mí!”. También era mirado como el “bicho raro” por estar horas sentado frente a una consola de juegos y no salir a disfrutar con chicos de su edad.

Esas burlas y prejuicios lo llevaron a mantener un perfil bajo detrás de su ambición de convertirse algún día en piloto profesional. “Creo que es por eso que nunca lo mencioné, ‘voy a ser piloto de carreras’, porque simplemente sabía que en el Reino Unido vivimos bajo un ‘techo’ y cuando quieres intentar algo, te derriban”, sentenció.

“Cuando tienes 16 años, vas a tu asesor en el colegio y te preguntan ‘¿qué quieres hacer?’ Ni siquiera recuerdo lo que dije, pero nunca dije ‘quiero ser piloto de carreras’”, reveló. “Al crecer, te das cuenta de que ‘no voy a ser piloto de carreras’. No practiqué karting, no conozco a nadie en el automovilismo. Se convirtió en un sueño que era simplemente inalcanzable”, añadió.

Cuando pensó que el anhelo de ser piloto iba a ser imposible de cristalizar, terminado el colegio comenzó a estudiar ingeniería. Hasta que a los 19 años hubo un hecho que le cambió la vida y encaminó la posibilidad de hacer realidad su ilusión. Fue la creación de la GT Academy en 2011 a cargo del ejecutivo de marketing de Nissan, Darren Cox, que ofreció la posibilidad de un contrato profesional para ser piloto en la vida real. Los participantes primero tuvieron que lograr uno de los 20 mejores tiempos en su región y luego pasar por una serie de rondas eliminatorias conduciendo autos reales y virtuales en los legendarios autódromos de Brands Hatch y Silverstone.

Participaron más de 90 mil aspirantes y las probabilidades estaban en contra de Mardenborough. “Una mañana encendí mi PlayStation y había un nuevo menú: ‘Pruebas de GT Academy’”, le dijo a ESPN en 2017. “Era una oportunidad que no podía dejar pasar. Jugué al menos cinco horas al día durante dos semanas, dando vueltas y vueltas con un Nissan 370Z en una pista de fantasía”, explicó.

Logró marcar uno de los mejores 20 tiempos entre los participantes del Reino Unido, y fue invitado a la siguiente ronda celebrada en Brands Hatch, antes de llegar a la final en Silverstone. Ya no era un juego sino una simulación y admitió que “me enteré de la puesta a punto del coche gracias a los juegos”.

Fue un proceso de seis semanas y Jann estuvo en las últimas cuatro. La final fue una carrera de 20 minutos en Silverstone en la que ganó. “Nunca estuve nervioso, lo disfruté tanto que no quise que terminara nunca”, aseguró. Mardenborough había logrado su primer sueño: ser el jugador Gran Turismo elegido por Nissan. Luego consiguió superar el intenso programa de desarrollo de seis meses en Silverstone y se convirtió en piloto profesional.

“Todo el mundo era escéptico”, contó Cox. “Dijeron: ‘El hecho de que un chico fuera bueno en el juego de una computadora, como el Tiger Woods Golf, no significa que vaya a ganar el Masters’”.

Pero Mardenborough demostró estar a la altura y participó en su primera carrera profesional en las 24 Horas de Dubai de 2012 junto a los ganadores anteriores de GT Academy. Culminó tercero en su clase. Corrió otras competencias del Campeonato Británico de Gran Turismo y ganó Brands Hatch.

Al año siguiente se enfrentó a su mayor desafío: su debut en las 24 Horas de Le Mans, la carrera de larga duración más importante del mundo y en la que los autos de Gran Turismo comparten la pista con los Sport Prototipos. Con uno de ellos corrió Jann en la segunda categoría, la LMP2 y compartió el manejo de un Zytek Z11SN impulsado por un V8 de Nissan VK45DE de 4.5 litros. Nunca había manejado un pura sangra con tanta carga aerodinámica, pero no desentonó y junto al alemán Michael Krumm y al español Lucas Ordóñez, se clasificaron 11º y en la competencia terminaron terceros. Con Ordóñez como el primer ganador del GT Academy, el plan creado por Cox de convertir un jugador en un piloto de verdad, se consolidó.

Al año siguiente Jann se estrenó en la GP3 Series que es la actual Fórmula 3 donde corre ahora el argentino Franco Colapinto. En ese campeonato Mardenborough terminó noveno con un auto del equipo Arden. Una victoria en Hockenheim (Alemania) y un nuevo podio en Hungría fueron sus mejores resultados. Con 23 años su carrera pareció tomar un despegue definitivo, hasta que una tragedia lo marcó para siempre.

En 2015, aún bajo la tutela de Nissan, Mardenborough corrió en el VLN, que es el campeonato de resistencia que se disputa todo el año en Nürburgring, Alemania. Resulta un gran desafío ya que se disputa en el viejo Nordschleife de 22 kilómetros, el circuito más peligroso del planeta. El 28 de marzo tuvo un espectacular accidente al llegar a Flugplatz, un tramo en el que los autos vienen a alta velocidad y encaran una subida y bajada. Son icónicas las postales de los coches en el aire. Pero en el caso de Jann, su Nissan voló e hizo un giro en 360º y cayó sobre el sector donde estaba el público. Falleció un espectador y otros sufrieron heridas. “El coche iba muy ligero delante”, recuerda. “Y lo siguiente que haces es mirar el cielo. Simplemente cerré los ojos, quité las manos del volante y traté de prepararme”. Una vez abajo del coche se sentó y no tuvo consuelo: “Estás detrás del volante y te sientes muy culpable. Es algo que no me gustaría que nadie más sufriera. Se queda contigo, alguien ha perdido la vida, nunca desaparecerá. Todavía es difícil hablar de ello”.

Ese episodio lo impactó y tiempo más tarde hizo unas pruebas para ver si estaba en condiciones de seguir corriendo. “Quería saber si podía desempeñarme en mi trabajo con ese peso; se suponía que debía estar corriendo un auto de GP3 para el equipo Carlin. El objetivo eran hacer unas 20 vueltas de ensayo, pero hice 90″, comentó.

La resiliencia lo ayudó a seguir compitiendo y fue en Japón donde pudo reivindicarse. Ganó carreras en el Super GT en la clase GT 300 y en la Fórmula 3 nipona. Aún compite en la tierra del Sol Naciente y con un Nissan GT-R Nismo GT3 en la Súper Taikyu Series, una categoría de carreras de larga duración. Hasta el día de hoy es reconocido por haber roto un paradigma en el automovilismo: demostrar que un jugador de PlayStation podía convertirse en piloto. Algo parecido pasó en la Argentina con Agustín Canapino que se formó en los simuladores y nunca corrió en karting. En debut en autos de verdad se coronó campeón con 17 años en la Copa Mégane. Fue múltiple campeón nacional con 15 títulos y hoy corre en la IndyCar.

La historia de Mardenborough es contada en la película Gran Turismo, que acaba de estrenarse en la Argentina y Jann (interpretado por Archie Madekwe) se involucró de forma directa en su realización. En tanto que Cox aparece con un personaje llamado Danny Moore y su papel lo hace Orlando Bloom. Sus padres, Steve y Lesley Mardenborough, son protagonizados por Djimon Hounsou y Geri Halliwell, la ex Spice Girl y que está casada con Christian Horner, el jefe del equipo Red Bull de Fórmula 1.

Cada vez que le piden una reflexión a Jann Mardenborough repite una anécdota con su padre: “Las primeras conversaciones que tuve con mi papá, me decía a mí y a mi hermano menor, que ‘hagas algo en la vida que sea tu propósito y que te apasione’ Me aferré a eso mientras crecía”. Vaya si le hizo caso a ese consejo.