Fue apuntado como una de las grandes promesas de la cantera de Boca Juniors desde que era un adolescente. Integró diferentes categorías de las selecciones juveniles y hasta fue capitán en varios equipos. Debutó en Primera con apenas 18 años y se perfilaba para ser titular en la final de Copa Libertadores contra River en 2018 que se iba a disputar en el Monumental y finalmente se mudó a Madrid. Fue cotizado por casi 20 millones de dólares y figuró en carpeta de varios gigantes de Europa. En el mejor momento de su carrera, se lesionó y tuvo que recomponerse. Volvió, pero su carácter le jugó una mala pasada y fue tachado en todos los órdenes: dirigencia, cuerpo técnico y plantel. Los mil conflictos de Agustín Almendra en el Xeneize lo llevaron a irse por la puerta de atrás y el destino lo ubicó enseguida en el sitio más incómodo. Hoy aspira a ser verdugo con la camiseta de Racing.
¿Qué ocurrió para que el talentoso mediocampista, surgido en la gran categoría 2000 de Boca y por el que el Napoli de Italia llegó a ofrecer nada menos que 18 millones de dólares, se vaya por la puerta de atrás? El gran quiebre de su relación contractual con la institución que lo formó y vio nacer fue tras el exabrupto con Sebastián Battaglia, quien tomó la determinación de marginarlo del grupo profesional a principios de 2022 y con la venia de los referentes.
El volante de 22 años, que desde niño fue comparado con Juan Román Riquelme, debutó en la Primera de Boca de la mano de Guillermo Barros Schelotto, quien estuvo cerca de mandarlo a la cancha nada menos que en la revancha de la final de la Copa Libertadores 2018. Al año siguiente, Almendra estuvo en la consideración de Gustavo Alfaro y se dio el gusto de jugar el Mundial Sub 20 con la selección argentina en Polonia. Tras su participación en el certamen internacional, varios equipos europeos de renombre se interesaron en sus servicios, aunque tal era la proyección del juvenil que la anterior gestión decidió no venderlo. Roma, Barcelona, Valencia, Sevilla y Atlético Madrid, Manchester City y Porto aparecieron en el radar. Inclusive medios italianos especularon con la idea de que abonaran su cláusula de salida, tasada en 30 millones de euros.
Desde la asunción de Miguel Ángel Russo en la conducción técnica, Almendra perdió protagonismo y se desmoronó anímicamente por algunas cuestiones personales que arrastraba del pasado, más precisamente por problemas con la Justicia de algunos familiares cercanos. Como para casi todos por la pandemia del coronavirus, el 2020 fue casi un paréntesis para Agustín, que demoró su reincorporación a los entrenamientos y tiempo después confesaría que estuvo cerca de abandonar el fútbol. Desde el Consejo de Fútbol trataron de convencerlo de que la mejor opción era seguir ligado a su profesión, pero a tal punto llegó el límite de desobediencia que lo multaron económicamente.
“Pensé en dejar, fue una mala decisión, pero ahora estoy muy contento”, confesó después de retomar la actividad en 2021 el chico que fue titular en el Superclásico contra River válido por la revancha de las semifinales de la Libertadores 2019. El Patrón Bermúdez ilustró su realidad: “Lo acompañamos, estuvimos con él. Le pusimos la mano en el hombro. Yo en su momento me lo llevé para un lado y le hablé un poquito fuerte. No pasa nada, somos amigos. Lo quiero mucho”.
Cuando asomaba la cabeza, otro golpe: una lesión de tobillo en plena pretemporada invernal de 2021 le impidió estar presente en la serie eliminatoria ante Atlético Mineiro por la Libertadores. Almendra quedó nuevamente relegado de las canchas cuando había obtenido la titularidad de forma continua por primera vez como profesional. Se recuperó, batalló y volvió a jugar. Retomó la actividad pese al cambio de entrenador (Battaglia reemplazó a Russo) y cerró su muy buen año siendo titular en el amistoso contra Barcelona por la Maradona Cup en Arabia Saudita.
Al margen de ser arropado por los integrantes del Consejo de Fútbol, Almendra contó con la contención de un compañero que fue trascendental para que diera vuelta la página: Marcos Rojo. El capitán xeneize ofició de tutor y consejero tanto dentro de la cancha, como en el vestuario y fuera del club. El ex Manchester United compartió vacaciones familiares y se hizo íntimo del chico que parecía retomar la redituable senda del fútbol. Inclusive pasaron a compartir la misma agencia de representación. Pero una bomba estallaría a principios del año pasado.
Almendra ya había tenido algún cortocircuito con el DT Sebastián Battaglia durante la pretemporada. Aunque previo a un partido contra Independiente por la liga local directamente fue separado del plantel profesional. Un insulto al técnico tras la agresión a un compañero en plena práctica de fútbol fue la gota que rebalsó el vaso. El entrenador citó a los referentes y recibió su apoyo para que fuera relegado a la Reserva. Darío Benedetto, entre otras palabras, declaró públicamente: “Más allá de ser titular o suplente, siempre tiene que estar sumando. En este caso no era así, nunca entendió Agustín la camiseta que tenía puesta. Es una decisión correcta y hoy estamos muy contentos”. Esta vez ni Rojo pudo tenderle la mano.
El último partido oficial que disputó con la camiseta azul y oro fue en febrero de 2022 frente a Rosario Central, en cancha de Vélez (ingresó 8 minutos desde el banco de suplentes). Tras un mes y medio, recién pudo reaparecer en la Reserva y se mostró en gran nivel. Por ese entonces, Battaglia continuaba al frente y eran Hugo Ibarra y Mauricio Serna los que comandaban al segundo equipo. Battaglia, en ese momento, fue tajante: le planteó al Consejo de Fútbol que era Almendra o él. Si lo indultaban, estaba dispuesto a dejar su cargo.
Cuando parecía que la situación de Almendra iba a modificarse con la asunción de Ibarra, fue el propio jugador el que le avisó a la directiva que no quería renovar el vínculo que expiraba a mediados de 2023 por su aspiración de probar suerte en Europa. Estuvo a punto de firmar con el Rayo Vallecano para militar en la máxima división del fútbol español, pero esa posibilidad se cayó y llegó a Racing, con la venia del entrenador y ex compañero Fernando Gago, para cumplir un sueño que persiguió desde chico: vestir la camiseta del club de sus amores.
A principios de julio, con el contrato con la Academia ya firmado, Almendra deslizó en su carta de despedida que el Consejo de Fútbol de Boca había rechazado varias propuestas y eso lo llevó a tomar la determinación de marcharse libre: “Los verdaderos hinchas de Boca son más importantes que cualquier gestión transitoria. De corazón, muchas gracias a todos los bosteros”. Desde la directiva xeneize no recogieron el guante y optaron por el silencio.
Los simpatizantes boquenses, que valoraron sus condiciones y se encariñaron con el pibe oriundo de Solano sobre todo cuando se besó el escudo de la camiseta tras convertir su primer gol en la Bombonera (por la Libertadores 2021 ante The Strongest), tomaron partido en su contra por cuatro cuestiones: 1) haberse ido sin dejarle dinero al club; 2) declarar su pasión por Racing justo después de haberse despedido de la Ribera; 3) echar leña al fuego a su disputa con Benedetto; y 4) que, por obra del destino, mutó de obrero en busca de bordar la Séptima a ser el principal escollo.
Hace un par de semanas, Darío Benedetto brindó una entrevista televisiva en la que reveló que se encontraba con Almendra en el Predio de Ezeiza y se saludaban con la mano. Adelantó que no iba a abrazarlo si se cruzaban en la serie copera ante Racing, pero remarcó que no le guardaba rencor y reconoció sus cualidades futbolísticas más allá de lo disciplinario. El refuerzo de la Academia, tras su debut con su nuevo equipo ante Unión en Santa Fe, cruzó fuerte al Pipa: “Tendría que preocuparse más por sus problemas personales que por mí. ¿Cómo no me va a molestar alguien que te sale a matar adelante de todas las cámaras? Él mismo dijo que quedó como un buchón”.
Aunque el Mago Capria, manager del elenco de Avellaneda, trató de calmar los ánimos e informó que dialogaron personalmente con el mediocampista de 23 años, la Bombonera lo insultó de principio a fin en la ida de los cuartos de final de la Libertadores. Incluso fue más abucheado Almendra que Juanfer Quintero, identificado contra River. “Almendra, hijo de p..., la p..., que te parió” y “ole-le, ola-la, a todos los traidores los vamos a matar”, fueron los cánticos dedicados al 22 antes del 0-0 en el estadio Alberto J. Armando. Como Benedetto apenas sumó un par de minutos en el final, no llegaron a cruzarse. Igualmente las cámaras enfocaron al Pipa sonriendo en el momento en que La 12 insultó a Almendra en la entrada en calor, a la vez que la transmisión lo ponchó protestando cuando el árbitro brasileño Wilton Sampaio sancionó una infracción para Racing por una patada contra él. Edinson Cavani, abstraído de todo su historial, lo contuvo sobre el final del primer chico de la serie.
“Ahora estoy en casa”, declaró Almendra en su presentación como refuerzo de Racing. Y luego de aguantar la desaprobación generalizada del público que otrora gritó sus goles, publicó una foto suya en el partido ante el Xeneize y agregó corazones celestes y blancos. Esta noche en el Cilindro, con la gente a su favor, sueña con ser el villano de todo Boca y acercarse al sueño copero que no consiguió con su ex equipo.
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