Una vez más, Darío Benedetto quedó en el ojo de la tormenta. En la derrota de Boca Juniors 1-0 ante Sarmiento por la Copa de la Liga, falló un penal a dos minutos del epílogo (se lo atajó el arquero José Devecchi) y luego se vio enfrascado en los incidentes del epílogo en Junín: protestó airadamente la supuesta infracción en el área de Insaurralde a Valentini (”dejalo, es limitado”, le espetó al árbitro Silvio Trucco), y luego le lanzó un golpe a Nahuel Gallardo, hijo del Muñeco, ídolo de River Plate.
Como bonus track, el lateral ex Millonario enfrentó los micrófonos tras la trifulca y declaró: “Trucco me dijo que los de Boca vinieron a decirle a él que lo echen a Benedetto porque se ve que será medio un estorbo para el plantel. Mismo los de Boca querían que lo echen a Benedetto”. Hoy postergado por la llegada de Edinson Cavani y el buen nivel de Miguel Merentiel, el futuro del Pipa, de 33 años, es una incógnita. Y disparó el debate en el programa F90, de ESPN.
“Está claro que Benedetto está exasperado, está mal. El discurso corporal de Benedetto desde hace mucho tiempo a esta parte es claro. Él no está bien. No se siente cómodo, desde lo personal, desde el lugar de futbolista”, subrayó el Mono Navarro Montoya. “Cuando se ve en la formación de ayer, tal vez se siente relegado”, arriesgó Sebastián Vignolo. “Si está tan condicionado, ¿debió patear el penal?, se preguntó Marcelo Sottile. “El penal se lo da Merentiel”, aclaró Daniel Arcucci.
Fue allí que intervino en la charla Oscar Ruggeri. “Escúchenme, con este equipo que formó Boca, ¿no va a ir Benedetto a patear? Hay un montón de cosas que se juntan. Se forma un equipo que no es el titular, es un remiendo... Benedetto es groso, y está afuera de los titulares, que están mirando el partido en la casa, descansando para jugar la final el miércoles (ante Racing, por Copa Libertadores), que es una final-final. Es Benedetto, ¿viste? De pronto, vos te sentís que te ponen en el carrito de pescado, así decíamos nosotros. Son los que no juegan, a los que tiene el técnico ahí...”, prologó su punto.
“Se los dije acá, cuando llegaba Cavani: se tiene que ir Benedetto. Se tiene que ir. Cuando llega una figura así, en tu puesto, no pueden compartir. No sé si pueden jugar los dos. Cavani juega. No va al banco. Suponete que me hubiese pasado una cosa así; cuando me voy de River, yo sabía que venía Passarella. Dije: ‘Listo, me tienen que vender’. Por ahí podíamos jugar los dos, pero era Passarella. Si venía Passarella, por ahí no me ponen, juega con otro central, ponele el Tano (Nelson) Gutiérrez. ¿Cómo me recupero? No me digan tan sencillo ‘tenés que entrenarte, ponerte las pilas...’. No, Passarella va a jugar. Cuando esté el partido en el que tenés que poner, va Passarella. Y está bien, porque fue el mejor central que tuvo el país. Es jodido, le llegó Cavani a Benedetto. Cavani no tiene nada que ver. Se le juntó todo, líos personales, que no estaba bien; que no la mete, agarra el penal, no la mete. No me digan que solucionó todo. No solucionó nada. ¿Qué va a decir? ¿Tengo unos quilombos bárbaros en la cabeza?”, concluyó, incluso apelando a una experiencia personal para ilustrar la crisis que atraviesa el Pipa, nuevamente bajo la lupa.
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