La carga y la descarga: a nueve meses del gol de Messi contra México, el “renacer” de Argentina en el Mundial

Si la hinchada argentina recibió el premio The Best es justamente por ser, para bien o para mal, la dramaqueen de las hinchadas. Ese grito en Qatar encierra ese ying y el yang como pocas fotos de la Copa del Mundo

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El gol de Messi frente a México con un emotivo relato en italiano

Algunas cosas que se dijeron entre Arabia y México: el Mundial era en julio, ahora parecen cansados. A De Paul se lo devoró el personaje. Scaloni perdió la batalla táctica contra el técnico de Arabia, un francés que parece un diplomático dandy de una colonia tercermundista y que propuso un achique tan evidente como no se veía desde el Boca de Menotti. Hay un video del Kun de hace seis meses en el que explica cómo romper el achique de Arabia. El Cuti Romero está lento, se nota en el cierre del primer gol. El segundo fue un golazo pero todos se lo quedan mirando al 10. El Kun también había advertido que había que marcar al 10. ¿No le llegan los videos del Kun a Scaloni? No hay que ser un genio para saber que hay que marcar al 10 y que el achique se quiebra viniendo de atrás. Lo que pasa es que no hay nadie que rompa en el medio, no hay jugadores verticales. Paredes está muy fuera de ritmo. Yo a Messi le pido algo más. Es increíble que Scaloni no haya llevado a Garnacho, aunque sea para tenerlo en el banco. No tenemos revulsivos. Se ve que no es del club de amigos. En cambio lo lleva al Papu para que haga su bailecito en el vestuario. Parece un viaje de egresados. Para un Mundial hace falta un técnico probado como Tite. No puedo creer que echemos a perder así el último Mundial de Messi. Argentina en crisis y a punto de volverse en primera fase: ¡qué olor a 2002 tiene esto! Argentina siempre está en crisis, maestro.

50:57 El primer tiempo entre Argentina y México fue parejo y chato. Ahora Argentina domina el partido, pero lo que hace falta es un gol, y no se llega a ver por dónde puede venir. Hay un tiro libre para Messi desde su posición favorita. México pone cinco hombres verticales y uno horizontal en la barrera. Vemos la cara de Messi en primer plano mientras espera para patear. Seguramente está decidiendo el palo. Tiene decenas de goles desde ese lugar pero ahora el tiro le sale suave y por encima del travesaño. Parece la ejecución promedio de un jugador promedio, tan poco inspirada que te puede hacer preguntar, ¿qué pasa si hoy no es el día? ¿Estará sintiendo eso el técnico de la selección nacional?

Como ya todos sabemos, Lionel Scaloni nació en Pujato, Santa Fe, en 1978. Desde que se asentó como líder de la Selección, Scaloni intentó desdramatizar la función que le toca cumplir. Para ello encontró un ladero inmejorable en Pablo Aimar, un tipo que visto de afuera pareciera flotar por encima de todas las mezquindades de este mundo. El mensaje pareciera el correcto, lo contrario al “si no clasificamos, mejor que se caiga el avión” de Bilardo luego de perder con Camerún en el primer partido de Italia 90. ¿Pero exactamente cuánto estamos dispuestos a desdramatizar el fútbol los argentinos? Ese festejo masivo, hermoso, desmesurado que casi todos gozamos, es la contracara dramática de la sobrecarga masiva, angustiante, desmesurada que casi todos decimos que queremos abolir. Si la hinchada argentina recibió el premio The Best es justamente por ser, para bien o para mal, la dramaqueen de las hinchadas. Hay una proporcionalidad inevitable entre la carga y la descarga; en el fútbol, en los romances de oficina o para tirar con una gomera, esa es una regla que no podemos ignorar.

Lionel Messi celebrando tras marcar ante México (REUTERS/Pedro Nunes)
Lionel Messi celebrando tras marcar ante México (REUTERS/Pedro Nunes)

62:56 Unos minutos antes habían ingresado Enzo Fernández, Nahuel Molina y Julián Álvarez. Un mexicano se escapa por la punta derecha. Sus compañeros eligen quedarse en su campo. Dos defensores argentinos lo van arreando casi sin esfuerzo hasta que pierde la pelota por la línea de fondo.

Dibu Martínez saca corto para Enzo Fernández, que avanza con la pelota al trote, sin marca, desde la medialuna del área hasta el círculo central. En el video de la cámara táctica que estoy mirando en YouTube, se escucha una indicación para Julián Alvaréz mientras Enzo avanza. Lo que se escucha me genera intriga por dos motivos. Uno: ¿es Scaloni el que grita? La voz se parece más a la de Mostaza Merlo, pero quizá Scaloni tenga esa voz cascada cuando grita cosas desde su corralito. Dos: la última parte de la oración, con la que pareciera que va a justificar su órden, no se llega a escuchar del todo. Dice: “Julián, Julián, pará. Encará por afuera, Julián…”, y al final escucho algo así como “todos aviones”, pero eso no tendría mucho sentido. Esta indicación, de todas formas, no va a tener injerencia en la jugada, ya que Julián Álvarez permanece en el centro del ataque mientras Enzo Fernández abre la pelota a la derecha para Molina, y Molina la abre aún más para Di María. Molina pasa la línea de la pelota, pero cuando se da cuenta de que Di María no lo va a usar, le da un rodeo y vuelve a su posición en el lateral derecho. Mientras los mexicanos siguen retrocediendo, Messi se queda flotando, ya sin marca, cerca del mediocampo. Para él va el pase de Di María. Diez segundos más tarde, esta combinación rosarina volverá a suceder, también de derecha hacia el centro, pero veinte metros más cerca del arco rival y ya con el público argentino inclinado hacia adelante.

Cuando Messi tiene la pelota, Enzo Fernández rompe por dentro, apenas unos pasos. Messi se la juega en corto y le pasa por detrás en una carrera que invita a Enzo a una posible pared de taco, como tantas veces le hemos visto hacer con Xavi o Busquets. Pero Fernandez decide volver a abrir a la derecha hacia Di María. Messi, sin embargo, sigue la inercia de su carrera. El mexicano que lo estaba marcando, apenas ve que la jugada vuelve a la derecha, se olvida de Messi y se distrae con la pelota. Apenas Di María recibe, Molina le pasa por afuera a toda velocidad. Di María tampoco lo usa esta vez, o mejor dicho, sí lo usa, pero para engañar a su marcador y enganchar hacia adentro. En ese momento, supongo, lo ve a Messi, sin marca, cerca de la medialuna. “¿Cómo dejan a Messi solo, güey?”, le grita un hincha mexicano al televisor en un video que se hizo viral. Y la pregunta es válida. ¿Cómo puede concretarse un pase horizontal de diez metros casi al borde del área ante un rival que se defiende con los once jugadores en su campo? La primera razón es que México defiende muy mal. Pero además de eso, no hay ni una milésima de segundo de sobra entre el pase firme de zurda de Di María y el control de zurda de Messi que ya lo deja de cara al gol, y esa es la segunda razón por cual el méxicano que había dejado solo a Messi, y que ahora corre desesperadamente, no va a llegar a tiempo a tapar el remate.

Lionel Scaloni reacciona al gol de Messi. Detrás de él, Gerardo Martino (REUTERS/Kai Pfaffenbach)
Lionel Scaloni reacciona al gol de Messi. Detrás de él, Gerardo Martino (REUTERS/Kai Pfaffenbach)

63:15 En YouTube se puede ver un video de la reacción de Scaloni al gol de Messi contra México. Se puede ver que no libera tensión con un grito como sí lo hacen sus asistentes. Camina hasta el banco y a la pasada le hace una seña a Walter Samuel en dirección al campo de juego. Su expresión es seria, pero antes de darle un trago a una botella de agua se le nota un chispazo en los ojos. Luego camina, toma más agua, se rasca la cabeza. Cuando vuelve al banco vemos que ahí está sentado Pablo Aimar, y es probable que no se haya movido mucho con el gol porque no aparece antes en el plano. Aimar tiene la cara cubierta con las dos manos, como un niño. Cuando se descubre vemos que está conmocionado. Sacude la cabeza y le cuesta respirar. Quiere decir algo pero no le salen las palabras. Lo suyo no es un llanto, sino un estado más contenido e intenso. Scaloni le habla al oído. No se sabe qué le dice porque se tapa la boca, pero su manera es asertiva. Aparece Samuel y le habla a Aimar en el otro oído. Scaloni sigue diciendo cosas, las enfatiza con movimientos de su mano. Algo parece indicar que está cantando los cambios para lo que queda de partido. Mientras tanto, nueve de los once jugadores argentinos están festejando detrás del arco de Ochoa. En cancha solo queda el arquero y otro que, por su posición, supongo que es Lisandro Martinez. Los cambios de Scaloni llegarán dos minutos más tarde. Romero y Palacio por Di María y Mac Allister. Y veinte minutos después llegará el golazo de Enzo Fernández que sellará su titularidad y el renacer argentino.

Digo “renacer”, una palabra dramática. Había puesto “resurrección” y me pareció demasiado. Pero Scaloni debe saber que, a pesar del colchón de la Copa América, una gran mayoría de la gente lo hubiera matado si Argentina se volvía en primera fase. En uno de los tantos videos que se viralizó después de ganar el Mundial, se puede ver que la primera pelota que toca Messi en la selección argentina, en el partido de su debut en 2005, le llega por un pase de Scaloni. Con la Copa en la mano, el video se tomó como un hecho premonitorio. Pero si Argentina quedaba afuera en primera fase, se podría haber viralizado el mismo video para mostrar que a Messi lo expulsan de la cancha apenas unos segundos después de recibir el pase de Scaloni.

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