“Pensemos en los jugadores de nuestro país. Son jóvenes, algunos no tanto. Son inexpertos, algunos no tanto. Pensemos en formar un nuevo seleccionado, vamos de fracaso en fracaso, nos vamos detrás de los firuletes. Pastore... Todo el mundo lo pedía a Pastore. Le dieron la chance, tenía que jugar este gran partido. Juega muy bien en el Palermo, que juegue allá... ¿Para qué con la camiseta argentina? ¿Para hacer sufrir a los jugadores argentinos y a los hinchas argentinos?. No tiene valor. Pongamos a alguien que tenga hambre, pongamos a Razzotti, el 5 de Vélez, que les come crudos los pies a los rivales. Esto es lo que necesita el seleccionado argentino. Pónganles el espejo de Uruguay. Uruguay jugó gran parte del partido con diez jugadores y lo hizo con una garra con una fuerza con un espíritu que no tiene los jugadores argentinos”.
Las palabras salieron de la boca de Fernando Niembro, después de que la Argentina del Checho Batista fuese eliminada en los penales ante Uruguay en cuartos de final de la Copa América 2011 celebrada en el país. Debajo suyo, el zócalo de Fox Sports hablaba de “Decepción, falencias y frustración”. Las tres palabras acompañaron su editorial de más de 10 minutos durante la cual arremetió por completo contra todo el proyecto del seleccionado nacional de aquel entonces en el que había figuras como Carlos Tevez, Lionel Messi, Gonzalo Higuain, Ángel Di María, Fernando Gago y Javier Mascherano, entre otros. “Juegan muy bien en Europa, que se queden allá”, sostenía el periodista que reclamaba por la convocatoria de Franco Razzotti.
A más de 10 años de aquel momento, el ex futbolista se encuentra retirado de la actividad profesional, se desempeña como reclutador de jóvenes talentos y disfruta de jugar a la pelota en el senior de Vélez. En diálogo con Infobae, hizo un repaso sobre su carrera, que incluye un fugaz paso por Independiente en la B Nacional, cinco títulos con el club de Liniers y un retiro más pronto de lo esperado.
-¿Qué recuerdos tenés de aquel vestuario de Vélez 2005 al que llegás como juvenil?
-En ese momento, nosotros respetábamos mucho a los mayores, a los de experiencia, ellos también demostraban distancia que para mi fue de mucha ayuda y lógico, porque la verdad que nos hacía tener una conducta para tratar de siempre hacer las cosas bien, prolijas, tratar de no hacer lío. Aparte los profesionales en ese momento se cambiaban en los primeros asientos que eran con locker, con su propio espacio, y nosotros nos cambiábamos en el fondo, en unos banquitos o en el piso. Era como un poco el primer paso hacia conseguir lo otro. Todo era consecuencia del trabajo y del progreso, no se si es la mejor forma, pero te marcaban el terreno y hoy estabas ahí y mañana ibas a estar mejor. Después el tema de la música la manejaban solo los grandes. Si había que hacerse hidromasaje, tratamiento con masajes o lo que sea, vos tenías que esperar a lo último para hacer algo, lo mismo en kinesiología. Era un ambiente que se respiraba de esa manera y donde había mucho respecto desde nosotros hacia los mas grandes y desde los más grandes hacia nosotros. nunca nos faltaron el respeto, pero sí nos marcaban la cancha.
-De los referentes de ese Vélez, ¿quién era el más cercano a los jóvenes?
-En ese entonces estaba el Fabricio Fuentes, el Gato (Gastón) Sessa. Lo que quiero decir es que en esa época, lo que se marcaba, para ellos antes había sido peor, la etapa de Chilavert, Zandoná, todos esos jugadores... Fue más duro para chicos como (Maximiliano) Pellegrino, Santiago Ladino, (Lucas) Castroman, que fueron nuestros referentes. Ahí ya cambió un poco la forma, pero se seguía manteniendo el mismo respeto. Yo recuerdo que el Gato Sessa, el Tano Gracián, (Leandro) Somoza, si bien no interactuábamos todo el tiempo, sí estaban siempre abiertos a escuchar, nos hacían formar parte de lo que eran los chistes del vestuario. Pero se mantenía una línea y un respeto y sabíamos cuáles eran nuestros límites. Pero había muchos referentes que se daban con los chicos, es más, a muchos de los chicos los pasaban a buscar los grandes que tenían autos para alcanzarlos al entrenamiento. A mí me pasaba a buscar Fede Arias, en su momento, Santiago Ladino también. Entonces ahí se generaba una relación distinta.
-Vos conseguís titularidad en Vélez más adelante, con Gareca de técnico.
-En 2009 fue eso. Llegué de un préstamo de Sporting Cristal, se dio la casualidad de que Gareca había estado dirigiendo en Perú en Universitario de Deportes y nos enfrentamos varias veces. Entonces, como Somoza estaba lesionado, Gareca necesitaba un refuerzo y él fue quien confió en mí y les dijo a los dirigentes que yo estaba para jugar. Así que por eso me quedé en el club y arrancó la etapa esa muy linda de Ricardo Gareca. En ese 2009 ganamos el primer campeonato (NdR: Vélez consigue el Clausura 2009).
-¿Te sorprende la carrera que tuvo Gareca después, incluso llevando a Perú a un Mundial y considerado como uno de los mejores técnicos del continente?
-Llegó bien lejos, pero está todavía para más. No me sorprende porque entiendo su forma de trabajar y lo conozco a él y a la gente que tiene alrededor. Es gente que se aggiorna, en esos años vi cómo trabajaban sin las herramientas que hoy en día hay en el fútbol. Ellos hacían algo similar con todo el tema de análisis con lo que había en ese momento, hacían el resumen de todos los partidos de cada jugador, de los errores, de lo que había que seguir mejorando, estaban en todos los detalles.
-O sea, ¿ellos le preparaban a cada uno de ustedes las jugadas de cada partido para explicar qué había que cambiar?
-Exacto, era sí. Encima en ese momento no había herramientas como las que hay hoy, entonces Ricardo anotaba en qué minuto y segundo había una jugada e iba directamente a mostrártela en un CD. Era mostrarte el error o el acierto ahí. Ese cuerpo técnico te mostraba más que nada las cosas que habías hecho bien, la forma de trabajo era bastante positiva.
-¿Fue el mejor técnico que tuviste?
-Sí, sin dudas.
-En esa etapa en Vélez, que fue campeón en 2009 y 2011, pasaron varios futbolistas de nivel altísimo. ¿Te acordás quién era el que más te sorprendía en los entrenamientos?
-Bueno en los entrenamientos siempre te sorprendían los delanteros, en ese momento estaba Maxi Móralez, que hacía de las suyas, el Burrito Martínez, que en el 1 contra 1 hacía mucha diferencia. Después Nico Otamendi empezó ahí también y enseguida se mostró con mucha personalidad y también su aparición fue muy notoria. Se notaba que estaba para muchos más, acompañado ahí también con Sebastián Domínguez en la zaga.
-¿Qué recuerdos tenés de Otamendi de aquel momento que recién empezaba?
-Con el trascurso de ese año, 2009, ya se veía (que tenía condiciones) porque todos los partidos que jugaba lo hacía en un nivel muy alto y no desentonaba nunca. Era un jugador que nos brindaba garantía y seguridad. Ganaba de arriba, de abajo, en velocidad, era un jugador totalmente completo para la posición y ya se notaba que estaba para más.
-En Vélez vos alcanzás un rendimiento bárbaro y no sé si estuviste cerca de jugar en la Selección en algún momento, pero Fernando Niembro, en un editorial muy famosa después de la eliminación de Argentina en la Copa América 2011, te pidió para la convocatoria.
-Sí, me acuerdo. Imaginate que me lo han enviado para mostrármelo. Me acuerdo de eso. Tuve un acercamiento con la Selección con Bielsa cuando fui como sparring y me quedé entrenando con la Sub 20 y después con Diego Maradona debuté en amistoso acá con las Selecciones que armaba del ámbito local. Pero con ese editorial sí, me bombardearon a mensajes. En realidad en ese momento a la Selección por ahí no le iba tan bien y estaban pidiendo jugadores a nivel local y dio la casualidad de que yo estaba en gran nivel y era uno de los que pedían.
-Después de Vélez pasás a Independiente, que recién había descendido. ¿Cómo es que de ser campeón elegís dar una mano en ese momento tan complicado para el club?
-Bueno, veníamos de ganarle la Superfinal a Newell’s con Vélez en 2013 y la decisión viene porque mi viejo era fanático de Independiente y se dio la situación de que estaba en la B y yo quería ir y dar una mano para devolverlo a su lugar.
-¿Pero ellos te van a buscar a vos hacés fuerza para que te llamen?
-En ese entonces no quería ir nadie a Independiente y la verdad es que estaban buscando un volante central y se dio justo que yo quería cambiar de aire. No es que estaba buscando ir a Independiente, pero yo estaba viendo distintas opciones y esta opción me cerró por todos lados, por el hecho de que era algo que yo también quería hacer en algún momento porque mi viejo era fanático y, bueno, se dio.
-¿Y cómo fue ese cambio? imagino que pasar de un club ordenado como Vélez, campeón, a sumergirte en el caos que era en ese momento Independiente debe haber sido difícil.
-Sí, la verdad que había muchas diferencias. Un cambio abismal en todo sentido. Era un club que estaba prácticamente mal manejado, casi que al 100%, había problemas de todo tipo, te diría que de infraestructura, al nivel material, económico, todo era cuesta arriba. Yo venía de un club en el que estaba tranquilo, que cobraba al día, que no tenía problemas mayores a la hora de entrenar y demás. Fue un cambio grande, pero yo siempre tuve en claro cuál era mi objetivo e intenté hacer lo mejor que pude.
-¿Recordás alguna situación puntal en la que se notaban esas carencias?
-A veces no había agua caliente o luz. En el predio no había seguridad muchas veces. Entrenábamos sin seguridad y si pasaba algo no sabíamos que hacer o qué poder hacer. Se han robado cosas de la sala del cuerpo médico, por la noche entraban y robaban porque no había seguridad. De eso me acuerdo.
-¿Cómo hacía el plantel para abstraerse de todo lo que pasaba afuera y tratar de olvidarse un poco de la presión que había para que Independiente ascendiera?
-De la presión es imposible olvidarte porque había más presión cuando jugabas de local. Era la cancha llena todos los partidos y cuando no ganabas a los 10-15 minutos ya la cancha se venía abajo. Era imposible salir de esa presión. Sí, sabíamos que teníamos una obligación de ganar porque éramos Independiente y también teníamos recontra claro que todos nos querían salir a ganar, todos se jugaban el partido de la vida contra nosotros, porque era el partido que veía todo el mundo. Pero fue una etapa complicada, con mucha presión.
-¿De ese plantel de Independiente con quién tenías mejor relación?
-Con El Polaco (Cristian) Menéndez, después con Rolfi, (Cristian) Tula, (Claudio) Morel, teníamos un buen ida y vuelta y sincero. Entendíamos la situación, además ellos hace rato estaban en Independiente y entendían el club. Así que la relación más fuerte fue con ellos.
-¿Pudiste disfrutar algo del ascenso de Independiente?
-Yo me fui a mitad de año porque para mi era imposible ya. No es que yo lo decidí, sino que me dijeron que no iban a contar conmigo, me lo dijo el técnico, que ya era De Felippe, él me dio la noticia. Y de ahí me puse a buscar club de inmediato.
-Después arrancaste una gira por varios clubes de América Latina y también pasaste por el Vaslui de Rumania. ¿Cómo era la vida en ese país?
-Es muy distinto. Es un país que está golpeado por el comunismo, de los más pobres de Europa del Este. Sí hay gente muy solidaria y el fútbol es más parecido al Calcio Italiano. Muy táctico, mucho pelota parada, de gente fuerte. Y después bueno... Una liga como todas las europeas en donde hay dos equipos que hacen la diferencia y se reparten los campeonatos entre ellos.
-¿Tenías algún compañero argentino o latinoamericano?
-Había dos chicos brasileños y en ese momento también estaba Mauricio Cuero que hacía su primer salida al exterior, Matías Abelairas también estuvo. Ellos nomás. Después había más europeos, polacos, checos, un poco de todo.
-Vos te retiraste bastante joven.
Sí, a los 32 años.
-Hoy en día vemos jugadores hasta casi los 40 años. ¿Qué te pasó?
-Yo decidí poner el punto final, un año antes ya lo estaba pensando y ese año que seguí fue para ratificar lo que realmente pensaba. Estaba cansado del día a día, cansado del manoseo, la presión y eso hizo que tomara la decisión.
-¿Y enseguida empezaste a meterte en el tema de la representación o tuviste un año para ver qué harías con tu futuro?
-Me tomé un tiempo para ver qué quería hacer, después empecé a trabajar para la empresa de quien fue mi representante. Ahí hice mis primeras armas, después estuve solo y ahora estoy trabajando para una empresa americana que se llama After90, que recluta talentos jóvenes en la Argentina. Arrancamos hace poco acá, pero ya tiene varios jugadores en MLS y Europa. Y ahora estoy con ellos. La mayoría del trabajo es acá en Capital, donde hay buenas formativas, pero viajo un poco, aunque intento agarrar acá los partidos de visitante de los equipos de las provincias que les toca jugar acá.
-Vi por tus redes que también estás en el equipo senior de Vélez, ¿cómo les está yendo?
-Acá se armó un lindo grupo, son todos ex jugadores de Vélez. Está Lucas Castroman, Santi Ladino, Emiliano Papa, Roberto Nanni, Ricky Álvarez, Facundo Coria, Jonás Gutiérrez se sumó hace poco, Mariano Uglessich. Perdimos un partido nomás. Estamos segundos. Pero está linda la reunión que se arma cuando nos juntamos y el tercer tiempo que es una comida todos juntos.
-¿Cuál fue el mejor partido que jugaste en tu carrera?
-Uy, no sé uno específico, debería analizarlo bien. Pero puede ser un partido contra Tigre, no me acuerdo el año, pero el del debut en 2005 me gustó mucho, contra Lanús en cancha de Lanús, anduve muy bien. Hay un partido contra Tigre, en cancha de Vélez creo que en 2009 que me gustó mucho mi rendimiento.
-¿El mejor compañero que tuviste?
-Roberto Nanni.
-¿Una espina en tu carrera?
-La Copa Libertadores cuando perdemos con Peñarol con el penal de (Santiago) Silva. Esa fue la espina. Estábamos para campeones, lo veíamos, por eso tengo la espina, sino hubiese dicho “bueno, llegamos hasta acá, listo”, pero no.
-¿Algún rival que te volvió loco en la cancha?
-La final contra Huracán fue difícil que estaba Matías Defederico, ese Huracán en general fue difícil. Encontrarle la vuelta a esos jugadores en mitad de cancha fue complicado, después el mejor jugador al que enfrenté y el más difícil de marcar fue Riquelme. Me tocó bastante marcarlo, por suerte, porque a mi me agarró una etapa en la que los jugadores de ese estilo, tan ganadores, se fueron retirando entonces me pude enfrentar con algunos sobre el final de su carrera. Verón, el Pocho (Insúa), también jugué contra el Kun Agüero, antes de irse, uno de sus últimos partidos (en Independiente) debe haber sido.
-Recién mencionaste el partido con Huracán de 2009. Te genera algo raro que la gente aún se acuerde de ese Huracán, tal vez más que de ese Vélez?
-No. En la historia hay un montón de equipos que jugaron bien al fútbol y no salieron campeones. ¿Cómo no se van a acordar del buen fútbol?, se tienen que acordar. La idea para mi del fútbol es primero ganar y, si además jugás bien, buenísimo. Hay un montón de equipos que han jugado bien y no salieron campeones. La selección argentina por ejemplo, contra Alemania en 2014 para mí éramos campeones y sin embargo no pudimos.
-Y del arbitraje de Gabriel Brazenas de ese partido, ¿qué recuerdo tenés?. Huracán sostiene que fue perjudicado.
-Para mí no fue un mal arbitraje, fue un arbitraje normal, porque en los partidos siempre hay polémicas. Más en ese momento que no había VAR y no se podían repetir las jugadas y era decisión del árbitro o del lineman y se terminó. Se equivocó para los dos lados a lo largo de todo el partido, para mi fue un arbitraje normal.
-¿Alguna vez sufriste alguna apretada de la barra en algún club?
-No, la verdad que no. Sí tuvimos acercamientos de hinchas, pero nunca un apriete violento. Si bien he hablado, pero en los planteles en los que estuve siempre había gente de experiencia, grande, ganadora y siempre que se nos acercaron se acercaron para hablar bien, nunca sufrí una apretada violenta.
-¿Algún club en el que estuviste apunto de jugar?
-Después de 2009 estaba negociando con Vélez para renovar y en ese momento me había aparecido el Chievo Verona de Italia, y más adelante Tigres de México. Me hubiese gustado la experiencia de Europa, en Italia. El Chievo estaba en Primera en ese momento y me hubiese gustado.
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