La previa a la Copa del Mundo de Giovani Lo Celso fue durísima. Una grave lesión lo marginó de la lista definitiva de Lionel Scaloni cuando parecía tener su plaza asegurada no solamente en la nómina de buena fe sino en el equipo titular. Mientras transitaba ese mal trago, su pareja Magui Alcacer se preparaba para dar a luz a su primogénita Emilia. El mediocampista nacional empezó a sacar cuentas para hacer algún viaje relámpago a Doha para acompañar a sus compañeros en la concentración sin perderse el nacimiento de su retoño. Y ella llegó en un momento muy especial.
“Estábamos viendo el partido acá contra México. Hace el gol Leo, lo empezamos a gritar y yo qué sé, y cuando nos damos vuelta, había roto bolsa acá. Creo que por el grito, la euforia y todo lo que habrá significado ese momento. Creo que Argentina en ese momento movió cielo y tierra, entonces llegó hasta acá y rompió bolsa”, es la revelación que hizo Lo Celso en el programa Llave a la Eternidad de la TV Pública.
Y prosiguió con una anécdota que acompañará a su familia por el resto de su vida: “Fue en el medio del partido, hizo el gol Leo y nos tuvimos que ir. Me acuerdo que iba viendo el partido por el teléfono camino al hospital. El gol de Enzo (Fernández) lo miré desde el auto. Ya después entramos ahí y a la madrugada nació. Estuve presente todo el tiempo, es algo único, algo mágico, que la vida me permitió poder presenciar”.
“Me acuerdo del partio y todo es emocionante. Porque estás anímicamente en el peor momento de tu vida y nace tu hija, es como que volvés a renacer, a estar bien todos los días, a querer mostrarle toda tu felicidad. Que en un momento tan de mierda nazca tu hija fue algo increíble”, fue el argumento por la mezcla de sensaciones que atravesó el talentoso zurdo del Tottenham. E insistió: “Fueron muchas cosas que me dieron impulso para salir adelante. Cuando empiece a tener uso de razón y sepa todo lo que pasó en ese momento, en qué momento nació... Se verá en la foto en el Monumental a upa mío y verá lo que vivió. Uno, en definitiva, sabe que es un privilegiado de vivir todo lo que es el fútbol”.
Respecto a la depresión que le originó la lesión, mencionó: “Por momentos estaba bien, pero había otros en los que me pasaban todas las cosas por la cabeza y me quedaba encerrado en el baño llorando y llorando porque no quería que me viera mal porque estaba en la fase final del embarazo. Como que trataba de comérmelo solo”.
Además, reconoció: “Fueron muchas cosas, como perderme el día a día con mis compañeros en el Mundial. Si no tenía lo de mi hija, seguramente iba a estar desde el primer día, pero tampoco podía. Era ver cuándo nacía para estar con mi hija y estar también con ellos. Terminó el debut y vos estás acá, lo ves por la tele, lo que se decía de los jugadores, y te querés morir porque no podés hacer nada. Esos son los momentos en los que uno quiere compartir y estar con ellos porque uno sufre como si estuviera ahí”.
Por último, agradeció el gesto que tuvo el plantel para con él tras su lesión: “Los primeros días fueron muy, muy duros. Perderte un Mundial así duele mucho. Pero ver los partidos no era un puñal para mí, al contrario. Cuando vi el amistoso previo sentado en el sillón e hicieron la foto con una pancarta para mí, que es una boludez de la que no tenía ni idea, eso me dio fuerza para salir más rápido y entero”.
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