Ella se paró frente al micrófono y cuando decidió agradecer a todas las personas que la ayudaron en el camino hasta ser inducida al Salón de la Fama del básquet, se centró en una persona.
“Pop, no voy a mirarte”, arrancó, dejando claro que se venía un reconocimiento lleno de emoción. A unos segundos de silencio le siguieron otros de bullicio, con aplausos y gritos, en el recinto del Hall of Fame, en Springfield. Las lágrimas, entonces, comenzaron a aparecer en algunos ojos, en especial los de Gregg Popovich.
“Tú eres el principio de la excelencia”, prosiguió Becky Hammon.“ Sé que no querías ser valiente cuando me contrataste pero hiciste lo que nadie más hizo hasta ese día en el deporte profesional”.
La frase, fuerte, dio paso a un casi inevitable pequeño break que generó más aplausos y gritos. Y también más emoción en el lugar. No sólo en Pop sino en otros protagonistas, como David Robinson y Manu Ginóbili, que comenzaron a asentir con gestos aquellas palabras y, a la vez, a emocionarse como Pop.
“Sos alguien que mostrás la excelencia, esperás la excelencia y modelas para llegar a la excelencia, en tu rutina y en tu trabajo, día a día”, fue la frase que resumió lo que es el entrenador para luego seguir con una anécdota que lo ratifica. “Recuerdo cómo me diste coraje con aquella llamada cuando me preparaba para dirigir al equipo de la liga de verano en 2015. ´Solo sé vos´, me dijiste. ‘Vas a estar genial’”.
“En realidad, no sé las veces que me escribiste eso: ‘Sé vos’. “Cambiaste la dirección de mi vida y la de muchas otras chicas”. “Gracias, te amo”, cerró, emocionada. Y emocionando a todos.
Palabras cargadas de emoción y significado. Porque realmente hay mucho detrás de esos 90 segundos repletos de amor y agradecimiento. Detrás de esta historia entre ambos y detrás de la vida de una de esas personas que parecen destinadas a romper barreras y abrir nuevos caminos en la vida. Y en el deporte.
Nacida hace 46 años en Rapid City, South Dakota, Rebecca Lynn Hammon fue una jugadora distinta que dejó su marca en el básquet estadounidense y en el mundo FIBA. Como entrenadora, fue pionera en su tierra y la acompaña una trayectoria nunca antes recorrida por otra mujer en la NBA -llegó a ser coach asistente de Pop en los Spurs-, además de haber llevado a Las Vegas Aces a su primer anillo de campeonas de la WNBA, siendo la primera ex jugadora de esa liga en ganar un campeonato al frente de un equipo y la primera entrenadora en conquistar el título en su temporada debut como head coach.
La ex base fue una jugadora emblema de la WNBA, a pesar de nunca pudo ganar un título y que su historia no arrancó de la mejor forma… Tras convertirse en la mejor jugadora de la historia de la Universidad de Colorado, ni siquiera fue elegida en el draft de la WNBA. “Estoy decepcionada, pero la batalla no ha terminado. Esto no va a ser una historia triste…”, advirtió en abril de 1999. Ni ese golpe la detuvo. Se gestionó una chance en New York Liberty para darle descanso a la estrella, Theresa Wheaterspoon y aquel rol residual se transformó en un protagonismo mucho mayor, durante siete años.
Hasta que San Antonio Stars se cruzó en su camino. Allí encontró su hogar, donde llegó a su única final, en 2008 -la perdió con Detroit Shock- y conoció a la familia de los Spurs. Allí, primero como jugadora, se ganó el status de estrella, terminando su carrera con seis nominaciones para el All Star Game (2003, 2005, 2007, 2009 y 2011) y logrando en dos ocasiones (2007 y 2009) ser parte del mejor quinteto de la WNBA. En 2011, además, fue incluida en el Top 15 de las mejores jugadoras de la WNBA de todos los tiempos. Y en 2016, San Antonio retiró su camiseta, la #25. Un final de figura para una chica que a los 22 años le habían dicho que no pertenecía a ese mundo…
Becky nunca se detuvo. Fue una de las primeras jugadoras en irse a jugar a Europa durante los parates de la WNBA. Allí se ganó al público por su estilo de juego y los tiros increíbles que metía desde mita de cancha. Jugó en Trentino Basket de Italia y en España, en el Rivas Ecópolis y Ros Casares de Valencia, con el que se consagró en la Liga y en la Copa de la Reina en 2010. También pasó varios años en Rusia, donde vistió los colores del famoso CSKA, el Nadezhda Orenburg y el Spartak de Moscú. Su gran nivel en aquel país la abrió la puerta de los Juegos Olímpicos, cuando el entrenador del CSKA, Igor Grudin, le ofreció sumarse al seleccionado ruso que también dirigía.
Sabiendo que sería muy difícil tener lugar en el equipo norteamericano, Hammon decidió tomar una segunda nacionalidad y aceptar la invitación. Aquella jugada le valió muchos cuestionamientos en Estados Unidos. La tildaron de “traidora” y Anne Donovan, la coach estadounidense que no la había tenido en cuenta, la acusó de antipatria. “Si juegas en este país, vives en este país, creces en el corazón del país y te pones un uniforme ruso, claramente no eres patriota”, declaró. “Esto es básquet, no la Guerra Fría”, se defendió Hammon. “Yo sé lo que siento por mi país. Fue una decisión difícil, pero sé que lo hago por las razones correctas”, aclaró. El destino la cruzó con su país, en semifinales. La derrota por 67-52 no le quitó la alegría que vivió logrando el podio olímpico y la medalla de bronce.
Cinco años después, en 2013, una grave lesión -la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda- le puso un temprano fin a su carrera, cuando jugaba en San Antonio. No hay mal que por bien no venga, reza el refrán y en este caso no puede cumplirse mejor. Durante su larga rehabilitación, la organización texana le abrió la puerta a los entrenamientos y partidos de los Spurs, momentos de intimidad que la dejaron maravillada. “Yo era como una mosca en la pared. Escuchaba todo lo que Gregg decía y veía cómo interactuaba con el equipo. Fue la mejor de las chances. Esa lesión terminó siendo como una bendición disfrazada”, admitió.
El histórico entrenador le pidió su opinión en algunos asuntos y hasta llegó a incluirla en la toma de decisiones. Y la mentalidad e inteligencia de Becky, sumada a su visión del juego, impresionaron a Pop, que ya en 2014 le ofreció sumarse al cuerpo técnico. “Observando su trabajo con nuestro equipo la pasada temporada, estoy convencido de que su inteligencia, ética en el trabajo y habilidades interpersonales beneficiarán mucho a los Spurs”, explicó el coach.
“A él no le importa que yo sea mujer. Y yo no quiero estar acá por ser mujer: quiero estar acá por ser capaz”, aseguró Becky cuando le consultaron sobre esta la oportunidad histórica en la NBA. Aquel llamado de Pop al que ella hizo referencia en el discurso del Salón de la Fama, en la previa de aquella experiencia como head coach en la liga de verano de 2015, le sirvió de motivación para llevar al equipo de los Spurs al título en Las Vegas, tras vencer a los Suns en la final.
“Sólo quiero seguir progresando para llegar a ser entrenadora. Los chicos han sabido aguantar mis errores...y han sido muchos”, declaró tras la conquista mientras Pop volvió a machacar sobre su capacidad, independientemente de su género. “No sé si su perspectiva es única. Es una mujer en lugar de un hombre, pero es el mismo juego. Becky sabe sobre un pick-and-roll igual de bien que Tony Parker, por lo tanto no creo que sea única”, dijo, dejando claro su postura
Becky fue escalando posiciones dentro de la organización hasta llegar a ser la principal asistente del maestro. En julio de 2020 se hizo cargo del equipo de los Spurs en el arranque de los amistosos de pretemporada en la Burbuja de Orlando, durante la pandemia. Fue la head coach en una derrota ante Milwaukee, con el propio Pop sentado a su lado. Aunque el momento histórico llegó el 30 de diciembre de aquel año, cuando Gregg fue expulsado ante los Lakers y Hammon dirigió el resto del juego, convirtiéndose oficialmente en la primera mujer en dirigir un encuentro de la NBA. “Fue algo importante, pero trato de no pensar en el panorama general o en el hecho histórico porque puede ser abrumador”, dijo quien también fue la primera mujer en formar parte del cuerpo técnico de un All-Star y la primera en ser entrevistada para el puesto de entrenador principal de varios equipos.
Exactamente un año después decidió ir por más y aceptó el puesto de head coach de Las Vegas Aces. Y, en su primera temporada, llevó a un equipo con aspiraciones de playoffs a su primer campeonato, logrando además el primer título de ‘La Ciudad del Pecado’ en una liga estadounidense. “Ganar un título es un logro extraordinario para una entrenadora debutante. Pero no me sorprende en absoluto su éxito. Becky ha demostrado una y otra vez que tiene una comprensión y una pasión únicas por el básquet”, declaró Pop.
El maestro de nuestro Manu Ginóbili eligió cerrar con un apoyo contundente a ella y, a la vez, un mensaje para el mundo y no sólo del básquet... “Veo que para mucha gente significó mucho y puede entenderlo, pero para mí no es una sorpresa. Ella es alguien muy hábil y podría fácilmente ser entrenadora en la NBA. No debería hacer falta ni decirlo. En realidad, hay mujeres en todas las demás actividades del mundo, ya sea en el gobierno, la ciencia, la tecnología, la aviación, no importa lo que sea. Las mujeres hacen los mismos trabajos que los hombres. Tan bien o mejor. Eso es un hecho. No hay razón por la que alguien como Becky y otras mujeres no puedan ser coaches en la NBA. Sólo hace falta un directivo con agallas e imaginación, que no se guía por los viejos standards y formas de elegir…”, concluyó
Un líder que sigue empeñado en agrandar su legado, también fuera del campo. Y una pionera que no ha dejado de superar obstáculos.
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