Jugó al rugby, fútbol y tenis, pero eligió el básquet y llegó a la selección argentina: la historia de Santiago Trouet, una de las sorpresas de Prigioni

El cordobés tuvo un gran Mundial U19 en Hungría y se ganó un lugar en la gira por Europa, donde la Argentina se pone a punto de cara al Preclasificatorio Olímpico. Sus sueños y el gesto que le llamó la atención de Facundo Campazzo

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Santiago Trouet, una de las figuras del seleccionado U19 argentino en el Mundial de Hungría (Crédito: FIBA Basketball)
Santiago Trouet, una de las figuras del seleccionado U19 argentino en el Mundial de Hungría (Crédito: FIBA Basketball)

La selección argentina de básquet se encuentra en República Checa para continuar con la puesta a punto de cara al torneo Preclasificatorio Olímpico de América que se desarrollará del 14 al 20 de agosto en Santiago del Estero. El entrenador, Pablo Prigioni, llevó a 16 jugadores a la gira europea que comenzó en Alicante, España, entre los que se encuentra Santiago Trouet, una de las figuras del equipo nacional en el Mundial U19 de Hungría que se ganó un lugar con los mayores.

El ala-pivote cordobés de 2.05 metros de altura tiene 19 años y es una de las caras nuevas que vive su primera experiencia con el combinado absoluto, que quiere dejar atrás el duro golpe de haberse quedado afuera del Mundial tras el fatídico encuentro en Mar del Plata ante República Dominicana y soñar con la clasificación a los Juegos Olímpicos de París. “Estamos bien con la preparación, llegando a la etapa en la cual la cabeza juega más que el físico. Estoy muy contento y aprendiendo un montón de cosas nuevas”, responde con entusiasmo desde la concentración, en diálogo con Infobae.

Trouet fue una de las piezas claves del seleccionado juvenil que comandó Mauro Polla y finalizó quinto en la Copa del Mundo luego de una gran victoria ante Serbia. Jugó los siete partidos y promedió 8.7 puntos y 6.9 rebotes. Junto con el pivote, Lee Aaliya, y son los únicos privilegiados de entrenarse con el plantel superior. “Es una locura. Los primeros días fueron como un shock, no caía. Me preguntaba dónde estaba porque empezaba a saludar a los jugadores que admiraba desde chico y te pega fuerte. Los respeto demasiado, pero poco a poco ellos te ayudan a soltarte. Son demasiado simpáticos y permiten relacionarte con ellos. Quizá ahora empieza a ser todo un poco más normal. Yo intentando rendir al máximo”, continúa.

- ¿Qué jugadores te sorprendieron del plantel, qué pudiste aprender de ellos?

- En realidad, todos te hablan y transmiten sus conocimientos. Carlos Delfino es uno de ellos (NdR: el santafesino tiene 40 años y ha sido parte de la Generación Dorada). Te marcan algunas cosas cuando salís del entrenamiento, te dan algún tip para tu juego. También consejos de vida y aprendés un montón. Tampoco hace falta hablar con ellos para aprender. Por ejemplo, con gestos, como la disciplina que tiene Facundo Campazzo. El primer día de la concentración cuando me subí al bus para ir a entrenar, él no estaba arriba. Ya estaba tirando al aro desde hacía una hora antes. Fue el primero en llegar. Ese tipo de actitudes bastan para abrir los ojos y aprender.

Santiago Trouet en el entrenamiento de la selección argentina (Gentileza: Prensa CABB)
Santiago Trouet en el entrenamiento de la selección argentina (Gentileza: Prensa CABB)

- ¿Y de Prigioni qué me podés contar?

- Pablo me sorprendió la verdad, es un crack. Es uno de los primeros entrenadores que he tenido con los que se puede hablar de todo. La razón principal por la que me puse a hablar con él es porque fue jugador y entiende cómo llegarle al jugador. Así que desde el primer día fue excelente y cuando hablé con él no me daba cuenta de que estaba hablando con el entrenador de la selección principal, sentía que estaba charlando con un amigo o un jugador más. Es un cinco estrellas.

La historia de Trouet con el básquet es bastante particular, ya que empezó a picar la pelota de grande, cuando tenía 15 años. La atracción por la “naranja” puede decirse que está en sus genética. Su padre, Esteban, fue jugador y en su adolescencia estuvo cerca de sumarse a Atenas de Córdoba. Pero había otras prioridades y se dedicó de lleno a la carrera de ingeniería. Santiago no siguió, en principio, los pasos de papá y probó con otros deportes como el rugby, fútbol y tenis.

“Nunca había jugado como federado. Mi primer deporte fue el rugby, que lo practicaba en el Buenos Aires Cricket & Rugby Club. Al fútbol jugué un montón de años en el equipo del barrio Santa Bárbara y al tenis cuando llegué a Portugal, unos dos años. Como era un deporte muy solitario y mental, me tiré para el básquet que es más de equipo. Un día lo probé en el colegio y me gustó”, contó el nacido en Córdoba, que luego emigró a Lisboa con su familia por motivos laborales. Y remató: “Pegué el estirón y me probé en el Benfica. Me llamaron para ir a España, poco a poco se fue haciendo más seria la cosa y dije: ‘Me quiero dedicar a esto’. Luego comenzó todo el proceso de la Selección”.

- ¿Cómo siguió tu carrera a partir de tu descubrimiento?

En Benfica, siendo categoría 2004, me subieron a la 2003 y estuve todo un año. Me destaqué y me fui a España porque en Portugal se había parado todo por la pandemia del COVID-19. Ahí empezó lo serio. Lo que más me costó al irme a España fue estar sin mis padres, pero me adapté rápido porque me alojé en la academia del club Estudiantes de Madrid junto a otros 15 chicos y nos hicimos amigos. Me fui adaptando al nivel, porque apenas llegué estaba muy atrás. El básquet español es top, pero me fui adaptando hasta jugar en el equipo. A la Selección llegué cuando me contactaron por primera vez para la concentración para el Mundial U19 de la categoría 2002, como para que me vean. Llegó la convocatoria para el Sudamericano Sub 18 de mi camada y ahí fui el único que viajó desde Europa porque tenía muchas ganas de jugar en la Selección. Después de ahí por suerte me siguieron llamando y tuve la suerte de jugar Pre-Mundial y Mundial.

- ¿Y no te tentaron de otra selección?

- Cuando jugaba en Portugal quisieron llevarme a su selección pero les dije que no. No tenía la certeza de que iba a jugar en la Argentina, pero igual me negué.

Santiago Trouet mide 2.05 metros de altura y es uno de los dos jugadores juveniles que se entrenan con la Selección Mayor (Gentileza: Prensa CABB)
Santiago Trouet mide 2.05 metros de altura y es uno de los dos jugadores juveniles que se entrenan con la Selección Mayor (Gentileza: Prensa CABB)

Una vez que termine su gira con la selección argentina, Trouet se instalará en los Estados Unidos, donde proyecta seguir su camino en la Universidad de San Diego. Allí, no solo jugará en el equipo de básquet que participa de la NCAA, sino que estudiará la carrera de administración de empresas con el fin de especializarse en el deporte y en un futuro ser representante.

“Antes de irme a España ya había tomado la decisión de no seguir en Europa y marchar a la Universidad en los Estados Unidos porque es muy difícil jugar y estudiar una carrera al mismo tiempo. Allá está todo planificado para hacer eso y está mejor organizado para desarrollar al jugador individualmente. Acá en Europa capaz es mejor la parte táctica y de equipo. Como empecé a jugar hace poco, creo que me haría bien ir a Norteamérica. Lo que más me atrajo fue el proyecto”, sostuvo.

Mientras Santiago sueña con llegar a la NBA y seguir cumpliendo objetivos como acumular experiencia en la Selección y poder vivir del básquet con una buena carrera, su familia -que lo siguió en los partidos del Mundial- ya comienza a extrañarlo. “Ellos están emocionados y felices. Están acostumbrados a que no esté en casa por un tiempo y mamá va aflojando un poco cuando va llegando las fechas”, cerró Trouet con la ilusión de seguir creciendo.

Santiago Trouet (remera azul oscura) en un entrenamiento de la Selección. Jugará en la Universidad de San Diego en la próxima temporada (Gentileza: Prensa CABB)
Santiago Trouet (remera azul oscura) en un entrenamiento de la Selección. Jugará en la Universidad de San Diego en la próxima temporada (Gentileza: Prensa CABB)

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