Si Fluminense necesitaba de algún empujón motivacional extra antes del inicio de la serie de octavos de final de la Copa Libertadores ante Argentinos Juniors en La Paternal (este martes, desde las 19), se lo dio Juan Román Riquelme, potencial adversario en la puja por el título, pero hombre de fútbol (y estandarte de la pelota) al fin. Es que el elenco carioca se entrenó en Casa Amarilla de cara al choque internacional. Y, como buen anfitrión, fue el vicepresidente de Boca Juniors el que se acercó a darles la bienvenida a sus grandes figuras, como el lateral Marcelo (ex Real Madrid), Felipe Melo (confeso simpatizante a la distancia), Paulo Henrique Ganso y el artillero argentino Germán Cano.
Fue el Flu en sus redes sociales quien se encargó de compartir las imágenes. Al ex Lanús y Chacarita tomándose una selfie con JRR y Marcelo, una conversación futbolera entre risas de todos los mencionados y la cereza del postre: el regalo que les dio a todas las estrellas del poderoso elenco brasileño; ni más ni menos que una casaca de Boca con el dorsal 10 y su apellido en la espalda para cada uno. Todas llevaban la rúbrica de los principales referentes de la plantilla.
Frank Fabra, enfocado en el cotejo de este miércoles ante Nacional en Uruguay, también por los octavos de la Libertadores, pasó por allí y se llevó su foto con Marcelo, colega de puesto. “Aquel juega como vos. ¿Lo viste jugar? Es como vos en el Madrid, este juega un fenómeno acá”, le dijo Riquelme sobre el colombiano. “Top, top”, le respondió su interlocutor. Y el marcador de punta y el recio Felipe Melo se llevaron su retrato individual con el mítico enganche. De hecho, el ex Merengue lo compartió en su cuenta de Instagram y subió a Román al pedestal. “Ídolo”, lo definió. Y cara a cara le dijo “fenómeno”.
“Ninguno me lo contó. ¡Yo lo vi”, decoró Fluminense una de las imágenes en redes. “Hay un poco de calidad en esa reseña”, bromeó con la foto de la conversación entre las luminarias del fútbol. “Tuvimos un encuentro especial después del entrenamiento”, rezó otro texto. Tres veces ganador de la Copa Libertadores con Boca (y finalista en otra oportunidad), JRR dejó su huella a nivel sudamericano con su tranco cansino y su manejo fuera de clase, muchas veces dejando en el camino a conjuntos brasileños. Esa vidriera lo puso delante de los ojos de niños que hoy son profesionales y lo idolatraron, pantalla de por medio. No por nada, en Brasil el apodo Riquelme es bastante común. Y es en su honor. Las estrellas de Flu dieron su testimonio.
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