El misterio por el equipo del que es hincha, el 9 argentino al que idolatraba y su vida en el campo: la intimidad de Cavani, refuerzo estrella de Boca

El perfil del delantero uruguayo que rompió el mercado de pases nacional y firmó en el Xeneize después de muchas idas y vueltas

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Fútbol y campo, así podría resumirse la vida de Edinson Cavani
Fútbol y campo, así podría resumirse la vida de Edinson Cavani

El fichaje de Edinson Cavani a Boca Juniors tranquilamente podría ser considerado entre los Record Guinness como uno de los más dilatados de la historia del fútbol. No por la tratativa que se inició en el actual mercado de pases y llevó varias semanas hasta ser definida, sino porque desde el año 2020 hay rumores fuertes de su posible desembarco en la Ribera, más precisamente a partir de la asunción de Juan Román Riquelme en la dirigencia azul y oro. Ambos mantuvieron contacto fluido a la distancia y jamás dejaron de alentar su recíproco aprecio. Pero incluso existió un capítulo anterior a esta historia, cuando el Matador todavía no había cumplido 20 años y estuvo a punto de firmar en el Xeneize.

Así como Lionel Messi jamás modificó su dialéctica rosarina, costumbres y visitas a su ciudad natal, el caso de arraigo de Cavani es similar. Existe una diferencia entre ellos a la hora de referirse al fútbol: Leo le dice “fúlbo”, Edinson -si no tiene una cámara y grabador cerca- le dice “fúbol”. Oriundo de Salto, ciudad situada a 500 kilómetros de Montevideo y separada de Argentina (Concordia) por el Río Uruguay, Edi se crió con sus padres y hermanos mayores en el campito, entre pastizales, caballos y siempre pero siempre con una pelota de fútbol cerca. Porque tanto su padre Luis, conocido entre sus paisanos como el Gringo, y su hermano mayor, Walter Guglielmone (con quien comparte madre), le hicieron mamar el deporte predilecto desde su infancia.

Guglielmone, que se hace llamar Fernando porque es su otro nombre de pila, es nueve años mayor y fue futbolista profesional. Se desempeñó como delantero de Nacional, Peñarol, Ajaccio de Francia, Pachuca de México y Uruguay en la Copa América 2001, entre otros. Fue el faro de Edinson, era a quien miraba y tenía como referente más cercano cuando se sumó a las filas de las juveniles de Danubio. Su otro hermano, Christian, creció a la par suya (es un año más grande) y también probó suerte en el fútbol como zaguero central aunque no pasó del nivel amateur. En la casa de los Cavani no había lujos ni sobraba nada, pero las batallas de Copa Libertadores se seguían por televisión a como dé lugar. La pasión de Edinson por la pelota aumentó justo en la época dorada del Boca de Carlos Bianchi a fines de los 90 y principios del 2000.

Cavani fue capitán del Sub 20 de Uruguay en el Sudamericano y Mundial de 2007 (AFP/Juan MABROMATA)
Cavani fue capitán del Sub 20 de Uruguay en el Sudamericano y Mundial de 2007 (AFP/Juan MABROMATA)

¿De qué cuadro es hincha Edinson Cavani? El misterio todavía no fue del todo revelado. Hay varias versiones: que de chico alentaba a Nacional para llevarle la contra a su padre y su hermano mayor, fanáticos de Peñarol, y que finalmente terminó haciéndose Manya por mandato familiar. El Cebolla Rodríguez, hace algún tiempo, aseveró que en caso de que Cavani volviera al fútbol uruguayo, iba a hacerlo en el Carbonero. Pero el actual presidente del Bolso reconoció públicamente que es aficionado tricolor y que sí o sí optaría por vestir la camiseta que hace poco lució Luis Suárez si retornaba a sus pagos.

Su hermano Christian sumó interrogantes a la cuestión en una entrevista con DSports Radio: “La mayoría somos de Peñarol, pero Edi no sé. Nunca se supo bien de qué equipo era. Si supiera, te lo digo. Al principio, de chico, de Nacional. Pero nunca le vi ese fanatismo hacia Nacional. Él decía eso de chico. Nosotros, siempre de Peñarol”.

Por cercanía, calidad, identificación con las costumbres y pasión, los Cavani seguían tanto al fútbol argentino como al uruguayo. Incluso podían llegar a estar más pendientes de la suerte de los conjuntos del otro lado del charco que de los nacionales. Y lógicamente el anhelo era dar un día el salto a Europa y vestir la camiseta de su selección. Con los ojos en el Viejo Continente, se forjó una idolatría por un centrodelantero argentino que también rompía redes con la Albiceleste: Gabriel Omar Batistuta. “En algún momento soñaba que yo era Batistuta en el campito. Estoy lejos en lo deportivo, pero cerca en la pasión por lo nuestro que fue, es y será el fútbol”, es un mensaje que Cavani exhibe en su cuenta de Instagram, con una foto partida de él junto al Batigol.

Edinson, junto a su hermano Christian y su papá, el Gringo Luis
Edinson, junto a su hermano Christian y su papá, el Gringo Luis

Con apenas 18 años debutó profesionalmente en la Primera de Danubio y se consagró campeón local en la temporada 2006/2007, en la que explotó. Fue capitán de la selección uruguaya Sub 20 que consiguió el pasaje para el Mundial de la categoría en Paraguay, en el certamen sudamericano en el que Argentina se impuso 1-0 en tiempo de descuento con gol de Lautaro Acosta y le extirpó a la Celeste la chance de presenciar los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. En el Mundialito volvió a usar el brazalete y formó dupla de ataque con Luis Suárez: anotó dos tantos en cuatro duelos y sufrió la eliminación en la prórroga de octavos de final en manos de Estados Unidos.

Unos meses antes había estado latente la chance de firmar en Boca. Con el boom del Sudamericano, Cavani cautivó a varios emisarios europeos y en el Xeneize lo valoraron como una buena apuesta a futuro. Pero Miguel Ángel Russo contaba en su plantel con un vigente Martín Palermo, Rodrigo Palacio, Bruno Marioni y un joven Mauro Boselli en la ofensiva. Las crónicas de la época marcan que Pedro Pompilio había acercado una oferta de 1.200.000 dólares a Danubio por el 50% del pase, pero el club uruguayo finalmente concretaría la venta más importante de su historia con el Palermo de Italia, que desembolsó más de 4 millones de euros por la totalidad de su ficha. Desde ese momento Cavani tiene la espina de no haberse calzado la camiseta boquense.

De ahí en más su carrera fue puro vértigo: figura en el equipo de Sicilia, salto al Napoli, ciclo de siete temporadas en un PSG plagado de estrellas, dos años más en Manchester United y su último paso por Valencia de España. En paralelo, convirtió cinco tantos en las cuatro Copas Mundiales que disputó (Sudáfrica 2010, Brasil 2014, Rusia 2018 y Qatar 2022), se bordó un título con Uruguay (Copa América 2011) y se transformó en el jugador uruguayo con más trofeos de la historia a todo nivel: 25 en total. Todas las copas que besó, con excepción de la primera con Danubio, la única que alzó con la selección uruguaya y una Copa Italia en Nápoles, fueron con la entidad parisina.

El uruguayo es un ferviente amante de la naturaleza y la disfruta al 100% en su Salto natal
El uruguayo es un ferviente amante de la naturaleza y la disfruta al 100% en su Salto natal

Al margen de tirar paredes con estrellas como Zlatan Ibrahimovic y Neymar, Cavani hizo buenas migas con varios argentinos como Javier Pastore, Ángel Di María, Ezequiel Lavezzi, Mauro Icardi y Giovani Lo Celso. Las rondas de mate se hicieron presentes en cada concentración, así como también los asados con toque francés. Y aunque empezó a darse algunos lujos europeos, no perdió su tradición de usar bombacha de campo, alpargatas y boina en la intimidad. Ese era el uniforme en cada excursión por su Salto natal cuando el receso de las temporadas le permitía visitar a los suyos. Edi nunca negoció la comodidad en la vestimenta por lo fastuoso de Louis Vuitton, Gucci o Dolce Gabbana.

Sus hijos Bautista y Lucas, frutos de la relación con su primera esposa, María Soledad Cabris Yarrús, heredaron la devoción por el fútbol y las costumbres campestres. Y seguramente lo mismo ocurra con India y Silvestre, retoños que comparte con su actual pareja Jocelyn Burgardt, que ya se han puesto la camiseta del Valencia y disfrutan de paseos en caballo junto a su papá. En Salto nunca falta la cabalgata, pesca, la caza con su padre Luis y hasta algún partido de bochas. Tampoco los baños en los ríos y termas aledañas. Los mates, asados y fogones son casi cuestiones religiosas para Cavani cuando vuelve a la casa de su pueblo natal. Y hasta se ha mostrado cosechando y cortando la hierba con una hoz como si fuera un peón rural. No por nada festeja sus goles simulando que lanza una flecha con un arco con una rodilla en el suelo.

“Quiero ser como el “Manteca” Martínez, colgarme del tejido. Es parte del fútbol y del campito que tenemos en Sudamérica”, fue la frase con la que ilusionó al hincha de Boca por primera vez en 2019. Con Copas Américas, Mundial y contrato vigente en Europa, la frase sonó más a sueño a futuro que a realidad. Pero lentamente se fue alimentando y más aún cuando Riquelme confió que mantenía charlas y existía la posibilidad concreta de sumarlo a Boca en algún momento.

En la recta final de su carrera profesional, a Cavani le quedaba el sueño pendiente de jugar un tiempo con la camiseta de Boca. Ni los millones de Europa ni Medio Oriente lo movilizaron para privarse de ese anhelo que tenía de chico y compartía con su familia. La necesidad de estar cerca de su gente lo convenció de armar las valijas y romper el contrato en Valencia, pese a que tenía un año más firmado para jugar en la liga española. De ahora en más Edinson ya no lanzará flechas con un arco imaginario, desde ahora se trepará al alambrado para celebrar sus goles de cara a los hinchas de Boca.

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