El ascenso de Facundo Campazzo a la NBA despertó mucha ilusión en los fanáticos argentinos tras el resonante retiro de Emanuel Ginobili. La figura del heredero que reemplace un lugar semejante se posó en su figura, pero nunca se pudo asentar definitivamente, tanto en Denver Nuggets como en Dallas Mavericks, y es así que esta temporada defenderá los colores del Real Madrid en España.
El cordobés concedió una entrevista para el diario Marca para hablar sobre su regreso a la entidad que exprimió su mejor versión con 11 títulos: “Se ha dado cuando se tenía que dar y en el momento que se tenía que dar. Estoy contento de poder volver a un lugar que siento que es mi casa”. A continuación, se confesó: “Yo quería probar un año más en la NBA y se dio que me cortaron al mes y medio. Por eso mi vuelta a Europa después del corte fue un poco rara, a mitad de temporada, con los equipos ya armados, era difícil”.
Luego de un breve paso por Serbia, el base dejó atrás el “sueño” que representó jugar en la liga de básquet más importante del mundo para vestirse de blanco en el campeón de la Euroliga: “Soy mejor jugador que cuando me fui. Me siento mejor y más completo. Cuando fui al Estrella Roja me llevó una adaptación, un proceso para adaptarme al juego y encajar en el equipo. Me siento bien físicamente, con energía. Intentaré construir mi juego, que viene de las ganas, la energía, la experiencia y la defensa. Lo demás viene solo”.
Campazzo promedió en su paso por los Nuggets 5,6 en puntos, 1,9 en rebotes y 3,5 en asistencias repartidos en un promedio de casi 20 minutos por juego. Una media que bajó drásticamente en el 11° de la Conferencia Oeste. Con poco más de 6 minutos por partido, finalizó su vínculo en noviembre pasado con el cuadro texano. En medio de ese panorama, desembarcó en Europa para ser compañero de Luca Vildoza y gritó campeón de la Superliga local.
En diálogo con el periódico, el ex hombre de Peñarol de Mar del Plata fue consultado sobre una posible decepción con la NBA por su corto paso: “No. Para nada. Sabía que iba a ser una liga super competitiva y que hay muchos factores que influyen para hacerte un hueco allí y que juegues o no: el factor suerte, caer en un equipo que necesita de tu juego. Sabía a lo que iba también, que no iba a ser primer base ni iba a tener la pelota en la mano todo el tiempo como la tenía en Europa. Sabía que mi rol iba a ser diferente”.
A continuación, declaró: “En lo personal estoy muy contento. Aprendí mucho. Crecí como jugador, de analizar la situación en la que estoy y tratar de ver el rol que me toca y ser el mejor jugador en lo que me pida el entrenador”.
“Cuando me sentí bien y tuve minutos en cancha creo que pude jugar a buen nivel, no desentoné en ningún momento. Cuando empecé a jugar menos intenté afrontarlo entrenando más, estando preparado. La NBA es una montaña rusa. Tenés que estar listo siempre. Cuando las cosas están bien no quiere decir que se vaya a mantener porque de un día para otro te sacan de la rotación. Sabiendo que es un sube y baja, intenté poner mi energía en las cosas que podía controlar yo, como tener un impacto en el juego cuando me tocaba jugar y, si no, estar listo para cuando el entrenador dijera mi nombre”, señaló.
Después de firmar por cuatro temporadas con el Merengue, evitó descartar un nuevo intento para volver a Norteamérica. “En estos cuatro años, seguramente, no. Pero no sé qué va a pasar de acá a cuatro años. No me animo a decirte nada. Sé que ahí está el titular”, contestó entre risas. Y agregó: “No quiero decir cosas de más. Por el momento, voy a poner toda mi energía en lo que representa estar en el Real Madrid. Ya de por sí eso es motivante”.
A la espera de su participación en el torneo Preclasificatorio Olímpico FIBA de las Américas, una de las figuras de la selección argentina conducida por Pablo Prigioni evitó ir más allá y piensa en el presente: “Tengo 32 años, pero me siento muy bien, en plenitud física y mental. Siempre quiero aprender cosas nuevas para mi juego. Para el retiro faltan muchos años aún”.
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