A veces las vueltas de la vida tiene preparadas sorpresas inesperadas. Martín Mantovani es el ejemplo perfecto, cuando a sus 38 años tuvo que retirarse del fútbol profesional por falta de ofertas convincentes y comenzaba a transitar los primeros meses con los botines colgados. Sin embargo, un inesperado llamado telefónico le acercó una misteriosa propuesta para cambiar el clásico formato de 11 contra 11 para sumarse a un equipo de la Kings League, certamen creado por Gerard Piqué y su productora Cosmos.
Aunque al principio se resistió a explorar este nuevo producto que impactó de lleno en las generaciones más jóvenes, terminó dando el visto bueno y se sumó junto a Nicolás Pareja, histórico mediocampista argentino del Sevilla, a El Barrio. Con Adri Contreras, un creador de contenido español de 26 años, como presidente, logró volver a respirar el ambiente del deporte que ama y revivió cosas impensadas a esta altura de su vida como pisar una vez más el césped del Camp Nou para ser campeón como MVP de la final en la primera temporada del torneo.
A pocas horas de subirse al micro rumbo al Cívitas Metropolitano para disputar su segundo Final Four, Martín atendió a Infobae para relatar desde su perspectiva cómo encontró el balance perfecto gracias a la Kings League e invita a otros futbolistas que extrañan competir en un alto nivel de intensidad a sumarse a esta locura.
- ¿En qué momento de tu vida te encontrás?
- La verdad que estoy muy bien. Dejé mi carrera profesional el año pasado y, aunque seguí intentando jugar al fútbol, no me salió nada. Ahora estoy con esto de la Kings League, con muchos proyectos individuales y personales. Además en lo familiar muy bien, estoy pudiendo compartir muchos momentos que antes no tenía.
- ¿La Kings League te permitió conseguir ese balance fútbol-familia?
- Sí, totalmente. Ahora tengo los fines de semana, tiempo con mi mujer y mis hijos. Sinceramente son cosas que uno se pierde a lo largo del camino como futbolista por los constantes viajes y todo lo que implica ese mundo, al final terminás perdiendo de alguna manera. Recuperando ese tipo de cosas y de volver a vivir ese tipo de experiencias. Está buenísimo, soy una persona muy familiera y estoy muy contento. Encima nunca dejé de entrenar y la Kings League entró para darle sentido a eso.
- Hablaste de proyectos individuales, ¿qué tenés en mente para el futuro próximo?
- Terminé el curso de entrenador, que es algo que siempre me encantaría hacer y tengo pendiente. Hice un curso de coaching, quiero dar charlas desde el punto de vista de ser un apoyo, brindarles una mano a chicos que están jugando al fútbol o trabajar para alguna empresa de representación. Creo que es un mundo en el que se deja mucho de lado a los jóvenes y son cosas que me dan vueltas en la cabeza. Después, temas de construcción y tal, proyectos que te abren caminos.
- ¿Cómo manejás la dinámica de entrenamientos con El Barrio?
- Yo entreno en Madrid mientras que el resto del equipo lo hace en Barcelona porque son todos de allá. Yo entreno por mi cuenta, igual que Nico Pareja. Yo diseño la semana a mi manera, hago gimnasio cuatro veces y uno o dos voy a una cancha a jugar o realizar ejercicios individuales. Al final la intensidad del entrenamiento la manejo a mi forma y encima estoy mucho tiempo con mi familia, que eso lo agradezco un montón.
- ¿Sentís que hay cosas específicas que entrenar con el novedoso formato de la Kings League?
- Yo no tengo problema porque ahora entiendo la dinámica del partido. Pero los primeros partidos fueron un poco... confusos. Recuerdo que el primer día viajé de Madrid a Barcelona en tren con el entrenador, que también salía de acá. Nos pusimos de acuerdo para ir juntos así me iba explicando cosas porque yo no tenía idea dónde me estaba metiendo. En las dos horas y media que viajamos, me explicó cómo jugaban, sistema, medida de la cancha, el balón, las reglas. Fue muy gracioso porque el pobre estuvo explicándome todo el trayecto y cuando llegamos le dije: ‘Mirá, no entendí nada’. A mí que me ponga en la cancha y si se paraba el partido por algo, ahí veía. Fue gracioso porque no cacé una. Que si el presidente patea un penal, de la nada vuela un dado...
- Y encima no paran de agregarle nuevas reglas
- Lo bueno de lo que es este torneo es que las reglas las cambian como quieren. Y qué pasa... si ellos se ponen en consenso de que hay que modificar algo, lo hacen. Ese tipo de cosas hacen el producto mucho más consumible. Si hay algo que no va bien, lo cambian. No andan preguntando. Si no gusta, se saca.
- Vos que llegás desde el fútbol 11 tradicional, ¿te gusta este estilo con 40 minutos netos de juego?
- A ver, es diferente. Soy del fútbol 11 y es un formato con otro tipo de premisas. Los condicionantes son totalmente diferentes y la verdad que me gusta mucho. Lo estoy disfrutando bastante y a medida que voy sumando partidos, más le encuentro jugo al tema. Porque lo hace muy dinámico, estás constantemente corriendo, son casi todos partidos de ida y vuelta, cambios de posesión. Pasas de atacar a defender en un segundo. No podés parar. Ese dinamismo del fútbol 7 te mantiene alerta al máximo. En mi primer partido me llamó la atención la intensidad con remates, llegadas. Está muy bueno.
- Del 1 al 10, ¿qué tan competitiva encontrás la Kings League?
- Mirá, si lo querés comparar al ritmo con una liga profesional sería un 7. En competitividad, es igual al fútbol profesional. Todos se lo toman en serio y noté una gran diferencia del primero al segundo split. Al principio todo iba más alegre, más distante, relajado y en el segundo explotó la competitividad, está todo más organizado, se mejoraron los sistemas de juego, le dieron mucha importancia al volumen de entrenamiento y cargas. Aumentó un 80% del primer split al segundo. Ahora todos quieren ganar.
- Quieren ganar y les quieren ganar a ustedes también...
- A nosotros nos tienen un poco ahí en el foco. Pero es bonito cuando te tienen un poco de punta porque pudimos salir campeones en el primer torneo, en mi caso salí MVP, metí dos goles en la final y fue precioso. Encima tener la copa en el Camp Nou, fue único. Para la competición capaz es mejor tener otros campeones y que salga el mismo equipo campeón... sería algo raro. Pero nosotros vamos por eso, estamos en el camino y ojalá que suceda.
- ¿En qué momento te diste cuenta de la repercusión que tiene el torneo?
- Yo arranqué en la Kings League de pura casualidad. En el primer llamado de El Barrio dije que no, me llamaron de nuevo y me volví a negar. A la tercera accedí por el hijo de un amigo. El nene tiene 12 años y, cuando rechacé por segunda vez, se lo contó. Se le abrieron los ojos y le dijo: ‘Papá, ¿cómo va a decir que no?’. Y ahí fui en la sexta jornada del primer split. Le hice caso a mi amigo que si tan loco se volvió el hijo cuando se lo nombró, significaba que estaba bueno. La repercusión fue cuando salimos campeones, me llamaron de todos lados. ¡Muchísimos medios que nunca me llamaron cuando estaba en Primera División! Argentina, Chile, Colombia, México, Italia, Portugal, Francia, Marruecos... fue muy llamativo. No sabía que tenía tanto tirón. Eso me demostró que se trata de un producto internacional y está pegando muy fuerte.
- ¿Le recomendarías desde tu lugar a otros futbolistas argentinos retirados a darle una chance a la Kings League?
- Si, por supuesto. El Kun por ejemplo es un peligro. Ya le dijo a Tevez y debe tener muchos más escondidos. Yo tengo mucho contacto con Leandro Marín, que jugó en Boca mucho tiempo, Walter Montillo que ya jugó en KuniSports, pero se quedó con ganas de volver a repetir. Lamentablemente estamos tapados en el plantel, pero Adri Contreras, el presidente, es un chico muy sencillo y cercano. Es diferente en comparación a los demás presidentes por la cercanía, intenta estar siempre y yo se lo agradezco mucho.
- ¿Cómo fue esa primera experiencia en el torneo?
- Fue muy llamativo. Yo iba con la mentalidad de jugar una pachanga (NdR: un partido casual) y al final me encontré con un fútbol intenso. Entré con mentalidad de amistoso y fue mega competitivo. Fue difícil. Uno se presenta en un vestuario de gente joven a la cual no conocés. No sabés cómo va la cosa, reglas nuevas, fútbol nuevo, pantallas por todos lados, meten un gol y fuegos artificiales, suena una chicarra y se patea un penal. Es un lío, todo es llamativo. Te llama mucho la atención todo, pero es algo raro.
- ¿Cómo nace tu amistad con Nico Pareja? ¿Lo conociste directamente en El Barrio o ya habías tenido contacto anteriormente?
- Nico justamente llega la jornada anterior a mí. Da la casualidad que arranca antes que yo y nos turnábamos uno y uno. Fue muy gracioso que la noche anterior de que se jugara la primera Final Four, nos reunieron en un hotel con los presidentes y tuvimos una cena con todos, Piqué y la gente de Cosmos incluida. Ahí fue que conversé realmente por primera vez con Nico. Hablando durante la cena, recordamos las veces que nos enfrentamos en España y me acordé que tenía una foto con él en la que me está marcando en un córner. A partir de ahí arrancamos a hablar y se armó una buena amistad por suerte.
- ¿Cuál es el rol de Gerard Piqué puertas adentro?
- Es el mandamás. Tiene su cargo y es una persona muy cercana para la función que tiene. Tuve la posibilidad de jugar contra él, fue mi presidente en Andorra y tengo una relación previa. Charlé varias veces, está presente siempre en el Cupra Arena y lo que yo veo es que es cercano con toda la gente.
- Si en algún momento llegara una oferta de un equipo de fútbol 11, ¿dejarías la Kings League para retomar la actividad profesional?
- A mí me encantaría jugar al fútbol. Si me llegara algo, seguramente lo pensaría. Tendría que ver las posibilidades, pero por supuesto que me lo pensaría muy a fondo. No te voy a mentir que ahora tengo otro punto de vista con el tema familiar y encima poder competir.
- ¿Tu retiro fue premeditado o forzado?
- Sinceramente fue como que la llama se fue apagando. En el año del coronavirus, quedé libre de Las Palmas y me fui a Andorra. Pasé de jugar 30 partidos en Segunda de España a tener pocos partidos. Cosas de los entrenadores, uno tiene 37 años y las ofertas van bajando. Fue difícil pasar ese tramo. Terminé en un equipo de Segunda RFEF y no fue un año bueno. Cuando terminé en Móstoles no me salió nada, tenía las ganas de seguir jugando, al no tener grandes cosas decidí retirarme. Se fue apagando la llama aunque el cuerpo y mente estén bien. Uno ve las posibilidades que salen y son muy bajas. Por suerte estuve seis meses inactivo en los que me la pasé entrenando con la fe de que salga algo interesante y acá estoy, con el anillo de campeón y una segunda Final Four.
- ¿Qué balance hacés de tu carrera a horas de pisar el estadio del Atlético de Madrid otra vez?
- Yo aprendí, principalmente por mis viejos, a nunca bajar los brazos. Ellos tuvieron un aguante terrible conmigo y me acompañaron siempre. Si no fuera por mi viejo, no estaría acá. La perseverancia y el entrenar lo tomé de él, que ni era del palo del fútbol pero era un loco del deporte. Pensá que entre los 14 y los 18 años me llegué a probar en 17 clubes diferentes en Argentina. Colón, Unión, River, Independiente, San Lorenzo, Vélez, Nueva Chicago, Huracán y todos me dijeron que no. Capaz quedaba y como no tenía representante o alguna manija en el club, me terminaban bajando. De tanto pelearla llegué a Cadetes San Martín y por Juan Esnaider conseguí la prueba en el Atlético de Madrid.
- Pero, ¿a qué edad conseguís lo de España? ¿Estabas en una edad límite?
- Sí, me subí en el último vagón del tren. Pero el último, ultimísimo. Yo tenía 22 años recién cumplidos y no había jugado en ningún lado. Sólo en Mar del Plata. Si no aprovechaba esa oportunidad, me quedaba en el olvido. Fui con mucha sed, sabía que se me terminaba el fútbol. Tuve la clásica charla con mi papá en la que me dijo que ya tenía una edad límite y que si no conseguía nada, tenía que volver a entrenar. Me quedaban dos materias de una Tecnicatura en Alimentos.
- ¿Ya te imaginabas en ese rubro?
- Ja, con el guardapolvo blanco tipo dentro de un laboratorio. Mezclando las cosas. Pero por suerte la vida cambió para bien.
- Cambió para bien pero te tocó dormir en una estación de tren en tu llegada a España
- Sí, esa fue bastante conocida. Estuve en Italia por los papeles de la ciudadanía, tenía que ir a la estación para tomar el tren y no sabía que había un paro nacional de transportes. Pasé la noche ahí y donde me acosté vinieron unos vagabundos peleándose. No pasó nada, usé mi bolsito de almohada. Pasé bastante cagazo. Encima tenía 22 años y uno nunca sabe lo que puede pasar. Fue complicado.
- Otra anécdota increíble fue tu paso de un mes por Rumania...
- Yo había terminado mi etapa en el Atlético de Madrid y a través de un intermediario me dijeron de ir a Rumania. Yo estaba libre y me probé. Estuve una semana, me dijeron de hacerme contrato por dos años, firmo y arreglo, casa, auto, todo. A la tercer semana se juega el primer amistoso y mi transfer no había llegado. Eran desastrosos en ese sentido, se olvidaron de pedir los papeles. Perdemos 1-0 contra el tercero de la Primera División sobre la hora. El lunes eran unas caras que daban miedo, todos rumanos y una charla muy mala, de la cual no entendí nada. De la nada nos empezaron a decir que no había más dinero, de ahí al miércoles tuvimos un montón de reuniones y ese día me metieron en una habitación del hotel. Nos amenazaron y nos dijeron que teníamos que bajarnos del contrato sí o sí. Entre el miedo y todo, el no entender ese inglés rumano raro con algunas palabras en español. Por la forma que te decían las cosas, no hacía falta entender mucho. Fueron 24 horas difíciles, el equipo se fue, me dejaron solo en el hotel y fue bastante angustioso. Me pude ir, me dieron ropa del club y volví a España.
- ¿Cómo fue el episodio de la oferta falsa del Nancy de Francia?
- Eso fue muy doloroso. Era una persona que yo conocía del Atlético de Madrid, sabía que estaba metido con chicos más jovencitos. Un día me llamó para preguntarme si podía tirar mi nombre en un equipo de Francia mientras yo jugaba en el Real Oviedo. No tuve ningún problema y a las tres semanas me llamó otra vez para decirme que estaban contentos para contratarme. Llamamos a una persona que supuestamente era el director deportivo del club, que sería amigo de él, me dijo que estaban interesados. Parecía que todo iba de lujo, era pasar a la Ligue 1 y cobrar seis veces más. Era el futuro de mi familia, mi hija nacía el 22 de julio y adelanté el parto para el 17. Este señor vino al parto, tuvo en brazos a mi hija y estuvo hablando con mi mujer. “Vos tranquila que les va a cambiar la vida. El 24 nos vamos para Francia”, le decía. Él era uno más de la familia. Llega el 24 y no hay señales. De ahí en adelante no supe nada de él. Llegué hasta a pensar que le había pasado algo grave, un choque o algo. Le pedí a mi mujer con mi hija de cinco días que pasara por la casa de la persona, que vivía cerca, y cuando fueron estaba repleto de patrulleros en la puerta. Ahí le dicen que era un estafador y falsificador, que había estafado a un montón de gente. Todos chicos referidos al fútbol. Fue muy difícil, se me cayó el fútbol abajo. De la nada todo era mentira. Cuando le digo al Real Oviedo la situación, no me creyeron. “Esto lo hiciste a propósito para sacar algo”, me dijeron. Lo más triste es que no hice nada y tenía a mi mujer con mi hija en sus brazos. Viví un nivel de estrés altísimo y por suerte conseguí firmar con el Leganés. Bajé siete kilos en una semana, pasé de 78 a 71 de lunes a lunes. Yo no sabía lo que era estar tenso o mal de la cabeza hasta que viví eso. Me cayó una responsabilidad que no esperaba. Mi cabeza dio un giro.
- Increíble que el Leganés, club con el que llegaste a La Liga, llegó en el momento indicado y ahora cerrás el círculo de tu carrera en el estadio del Atlético de Madrid pero con El Barrio
- No hay mal que por bien no venga, dice la frase. Ascendí a segunda y después a primera con el Leganés. Cosas del futbol.
EL CUADRO DEL FINAL FOUR DE LA KINGS LEAGUE
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