Con un promedio de 0,85 de gol por partido, Roberto Carlos Sosa fue vendido desde Gimnasia y Esgrima La Plata al Udinese de Italia en el año 1998. Luego de cuatro temporadas en el cuadro de Udine, fue cedido a Boca Juniors con altas expectativas y una floja performance.
“Para mí fue espectacular, hermoso pertenecer al Mundo Boca. Es maravilloso. Tuve la mala suerte de llegar en 2002, con 50 días de vacaciones porque ese año estaba el Mundial (Corea-Japón) y Udinese me había dado ese tiempo porque la pretemporada en esa época duraba 30 días. Entonces yo de qué me iba a preocupar si tenía 8 o 10 kilos de más, eventualmente”, fue el argumento del Pampa en diálogo con TNT Sports.
Como el entrenador Luciano Spalletti le comunicó que no lo iba a tener en cuenta, un llamado del Beto Márcico (ayudante de campo del Maestro Tabárez en Boca) le movió el piso: “El problema es que cuando me llama Boca, el campeonato se había iniciado hacía una semana. No le podía decir que no. Hablé con Tabárez y le dije que tenía una semana de entrenamiento y 10 kilos de más, estaba casi como ahora. ‘Vení, que te vamos a bancar, apoyar y dar tiempo’”.
Pero Sosa, que en la delantera competía con nombres como Guillermo Barros Schelotto, Marcelo Delgado, Carlos Tevez y Héctor Bracamonte, nunca encontró su nivel físico y futbolístico: “Boca no te da tiempo, el Mundo Boca te lleva y yo no logré subirme a ese tren, a esa fuerza que tiene el Mundo Boca. Igual es espectacular, no me arrepiento de nada”.
¿Las conclusiones que sacó tras su efímero paso por la Ribera? “Los minutos que llegué a jugar en Boca no suman cuatro partidos. Y en esos cuatro partidos no hice goles. A los 15 minutos, me acalambraba. Cuando logré estar bien físicamente, no jugué nunca más. Pero lo repito: para mí fue una experiencia espectacular, algo extraordinario ponerme la camiseta de Boca, con lo que representa a nivel mundial, al igual que River”. Y ahondó: “Saqué conclusiones: que no tenía que comer, tal vez, ja. Pero bueno, sabía que volvía a Udinese porque tenía tres o cuatro años de contrato, sabía que me ponía bien físicamente en la pretemporada. Pero surgió esto y volvería a decir que sí”.
Entre un tono de lamento y risas, concluyó: “No estaba bien físicamente, pero si me volvieran a hacer la misma propuesta, la aceptaría mil veces. Hasta estando así de mal físicamente. Si dio así y no me arrepiento de nada. Lo disfruté, porque creo que en la vida hay que disfrutar hasta de esos momentos”.
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