La clasificación de Corinthians ante Universitario en Perú por la Copa Sudamericana fue realmente escandalosa. Luego del triunfo del Timao en la ida por 1 a 0, la revancha de los 16avos de final se llevó a cabo en el estadio Monumental de Lima. Si bien en este cotejo también fue victoria 2-1 del elenco brasileño gracias a los goles de Maycon y Gustavo Ryan; Edison Flores había igualado transitoriamente de penal para los peruanos, hay que lamentar los serios incidentes que se produjeron a falta de seis minutos para el cierre de la serie.
Es que el Ryan tras decretar el triunfo en el segundo minuto de adición celebró de forma muy polémica mostrando su camiseta al público peruano y se desencadenó la reacción del plantel de Universitario comandado por Jorge Fossati que fueron en masa a golpearlo. El futbolista brasileño fue defendido por sus compañeros, lo que motivó la intervención de la seguridad privada y la policía que rodeó al equipo brasileño.
De la batalla campal formaron parte los dos planteles, sus cuerpos técnicos y se originó un tenso cruce del equipo peruano con la policía. El primero en increpar a Ryan fue Matías Di Benedetto, quien corrió descontrolado a pecharlo, pero fue contenido por los suplentes de Corinthians, poco a poco se fueron sumando más futbolistas de ambos equipos y la bronca se fue poniendo cada vez más intensa y violenta.
En medio de la gresca, miembros de la policía ingresaron al campo de juego para resguardar a los jugadores del Timao, quienes se apiñaron debajo de la banca de suplentes y fueron bajando al túnel. Este hecho generó más enojo entre los deportistas de Universitario, quienes discutieron acaloradamente con los oficiales e incluso algunos como Rodrigo Ureña golpearon los escudos de los efectivos.
El motivo por el cual los hombres del cuadro paulista se refugiaron en cerca del vestuario fue porque un grupo de hinchas comenzó a arrojarles objetos desde la tribuna, por lo que tuvieron que ser resguardados con los escudos de la PNP.
Vale recordar que, horas previas al compromiso, los responsables de la delegación brasileña manifestaron su intención de disputar el partido por temor a un ataque por parte de los barristas locales. Todo este clima de tensión proviene del partido de ida, en el cual el preparador físico crema, Sebastián Avellino fue arrestado por la policía local por realizar gestos racistas contra la Torcida de Corinthians y permanece preso por la justicia brasileña hasta el día de hoy, pues en dicho país estas ofensas constituyen un delito grave.
Asimismo, los aficionados locales arrojaron todo tipo de objetos al campo de juego, hecho que exacerbó los ánimos de los jugadores del Corinthians. Luego de algunos minutos de insultos y gritos, el DT Vanderley Luxemburgo, entrenador de los paulistas, debió convencer a sus jugadores de que permanecieran en el campo de juego y no se retiraran, a pesar de los cruces con la seguridad privada y la policía.
Luego de casi diez minutos de total incertidumbre, el árbitro Wilmar Roldán tomó la determinación de expulsar a cinco jugadores, tres de Universario (Matías Di Benedetto, Horacio Calcaterra y Piero Guzmán, quien estaba en el banco de suplentes) y dos de Corinthians (Matheus Araujo y Gustavo Ryan). Los minutos restantes continuaron con nueve jugador por cada bando y el marcador no se movió pese a las chances claras que tuvo el elenco peruano. De esta manera, Corinthians será el rival de Newell’s Old Boys en los octavos de final de la Copa Sudamericana.
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