Una vez concluida la tremenda final de Wimbledon en la cual Carlos Alcaraz se impuso en cinco sets ante Novak Djokovic para alzar su primer título en el Grand Slam de Londres y su segundo en la historia, el serbio no pudo contener las lágrimas en la ceremonia de premiación al recordar a su familia.
En su discurso frente al público que llenó la cancha central para ver un duelo de titanes sobre la hierba, el tenista de 36 años comenzó felicitando al campeón. “No es una buena tarde para mí, pero sí para Carlos. Qué calidad al final del partido, cuando has tenido que cerrarlo con el saque. Sacaste tiros buenos en los momentos más difíciles y te lo mereces totalmente. Es increíble”, dijo Nole.
“Pensaba que tendría problemas contigo sólo en polvo de ladrillo y en cemento, pero no en hierba, pero este año ha sido una historia completamente diferente. Felicitaciones, ha sido increíble cómo te has adaptado a la superficie, habías jugado sólo un par de veces aquí”, añadió. “Se ha hablado mucho en los últimos meses sobre que su juego tiene elementos de Roger, Rafa y míos. Estoy de acuerdo”, lo elogió y luego amplío el concepto: “Para ser honestos, nunca he jugado contra un jugador como él. Roger y Rafa tienen obviamente sus propias fortalezas y debilidades. Carlos es un jugador muy completo y con una capacidad increíble de adaptación, que creo que es clave para que tenga una carrera larga y exitosa en todas las superficies”.
“Sobre mí, nunca te gusta perder esta clase de partidos, pero cuando se asienten mis emociones, tendré que estar agradecido. He ganado muchos partidos parejos en el pasado, como la final de 2019 contra Roger, así que quizá si hubiera perdido más finales hubiese ganado esta”, continuó. “Quizá esté orgulloso mañana por la mañana (risas). Es difícil de digerir cuando esrtás tan cerca, pero estos momentos son por los que trabajas todos los días”, concluyó su alocución, un manual a seguir por todos los que tropiecen en una instancia decisiva, por la altura con la que asumió el golpe y por cómo se dirigió a su adversario. Si bien habían mantenido algunas diferencias en la previa por las acusaciones respecto de que el padre del español filmaba las prácticas de Nole, y durante el cotejo existieron roces, luego reinó la camaradería.
Pero una pregunta terminó tocando el corazón del serbio, de 36 años. Fue cuando le preguntaron por la presencia de sus hijos “sonrientes” en una de las gradas del court central de Wimbledon. “Es lindo ver a mis hijos sonrientes”, alcanzó a decir, pero la garganta se le cerró. Se quebró y ya no pudo seguir hablando por unos instantes. Cuando recobró la voz, quebrada, llegó a pronunciar: “Los amo, gracias por apoyarme, les daré un gran abrazo”.
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