¿Qué se puede esperar del debut del seleccionado argentino en el Rugby Championship?
La verdad que este primer partido representa todo un interrogante. Es difícil volver a encontrarse y medirse sin ningún encuentro previo ante un rival que fue tres veces campeón del mundo. Como en cada año mundialista, este torneo resultará un banco de pruebas para la Copa que se llevará a cabo en Francia. Y aunque más allá de algún nombre que guste o no, la lista pre mundialista incluye a todos los jugadores probables o posibles que hay dispersos por el mundo salvo alguna mínima excepción que radica en las preferencias del actual staff técnico, que incluye al australiano Michael Cheika como Head Coach y a Felipe Contepomi, Juan Martín Fernández Lobbe, Andrés Bordoy y el neozelandés David Kidwell como entrenadores y parte del staff.
Entonces habrá que ver cómo encajan los engranajes de un equipo que tratará de constituirse como tal dentro de la cancha, más allá de que los jugadores ya estuvieron juntos entrenando por espacio de tres semanas sin que nadie lo hiciera visible. Una reunión necesaria, en parte, para amalgamar el grupo, refrescar conceptos y prepararse para enfrentarse a un rival al que se le ganó sólo dos veces en la historia, desde aquel primer choque de 1976, cuando los hombres de negro visitaron la Argentina con la denominación de Nueva Zelanda XV y se llevaron los dos tests que se disputaron en la cancha de Ferro Carril Oeste.
<b>El sistema defensivo, la generación del juego y las formaciones</b>
Con la llegada del neozelandés David Kidwell se comenzó a trabajar en un nuevo sistema defensivo que todavía debe ajustar muchas variables. No fue bueno el último capítulo del seleccionado en Edimburgo, dónde perdió categóricamente contra Escocia, con el aditamento que esa tarde sufrió una expulsión temprana, la de Marcos Kremer, y tres amonestaciones, Thomas Gallo, Tomás Lavanini y Matías Alemanno. Los ocho tries recibidos marcaron una permeabilidad preocupante.
Contra los All Blacks, después de los triunfos históricos en Parramatta 2021, por 25 a 15 y Chistchurch 2023, por 25 a 18, llegaron revanchas furiosas de los de negro. Enojados por semejante afrenta hacia su historia, los neozelandeses no perdonaron y golearon a los argentinos cuatro veces: 38-0 en Newcastle, en 2020; 39-0 en Golf Coast y 36-13 en Brisbane, en 2021 y 53-3 en Hamilton, 2020. Y aunque Ian Foster ponga en Mendoza un equipo que tiene jugadores a prueba y otros de gran renombre mundial, el hecho que sus cinco franquicias jugaron el Súper Rugby Pacific hasta hace muy poco los pone con una ventaja incuestionable frente a los argentinos, que la tratarán de reemplazar por lo que significa jugar en su casa, asimilar el cariño y aliento de la gente y poner en el juego todo lo que representa vestir la camiseta celeste y blanca en su propio país.
Además, dentro de esos pequeños detalles no hay que desconocer que para algunos, el aprendizaje de Japón debe haber servido, y mucho. En 2019 el equipo llegó agotado luego de una temporada súper exigente dónde Jaguares llegó a la final del Súper Rugby, que perdió frente a Crusaders, 19 a 3, en Christchurch. Mucho se dijo en ese entonces de cómo llegaron algunos jugadores. El debut ante Francia fue lapidario, ya que a causa de esa derrota, quedaron condenados a despedirse en la primera rueda, al caer también frente a Inglaterra (el rival del debut en Francia).
Para este año, por ejemplo, Pablo Matera, uno de los líderes y sub capitán del seleccionado, eligió jugar en la segunda división de Japón luego de ser el año pasado el primer argentino campeón del Súper Rugby con una franquicia de Nueva Zelanda, Crusaders. Matera ascendió con su club y dicen los que lo vieron en vivo y en directo que llega en una condición física excepcional a este torneo.
En Inglaterra, Francia y Escocia jugaron el resto de los argentinos, algunos con rendimientos excepcionales como el capitán, Julián Montoya, en un club grande de la Premiership inglesa como Leicester. Agustín Creevy fue figura en London Irish a los 38 años y ante el quiebre del club de la capital, consiguió una transferencia espectacular para su edad: jugará para el último subcampeón de la Liga, el Sale Sharks, donde alternará la posición de hooker con el número 2 de la selección inglesa, Luke Cowan-Dickie. El tucumano Mateo Carreras, en Newcastle, apoyó 13 tries y finalizó segundo en la tabla de los máximos anotadores de la temporada, detrás del jugador de Harlquins, Cadan Murley. Santiago Chocobares y Juan Cruz Mallía, que salieron campeones con el Toulouse en el Top 14 francés tuvieron un lógico descanso para esta fecha. Esto para detallar un panorama general de los jugadores seleccionados, con varios más, entre los destacados de este año Pero todo lo anterior se tiene que acoplar en un conjunto. Algo para lo que Michael Cheika no tuvo tiempo y debe resolverlo justo antes de un debut nada menos que ante los All Blacks.
Las dudas en la generación del juego son concretas. El cordobés Santiago Carreras, de gran año en Gloucester, será el apertura titular, con el goleador histórico, el tucumano Nicolás Sánchez, esperando su chance para volver a su nivel en el seleccionado. Encontrar el mejor momento de un medio scrum resultó un problema, con lesiones que condicionaron la continuidad durante el año de Tomás Cubelli, Gonzalo Bertranou, Gonzalo García y Lautaro Bazán Vélez; este último incorporado al rugby de XV en Italia luego de su exitoso paso por el equipo de Seven. El mendocino Bertranou jugará el partido número 50 en su provincia con las miradas puestas en esa posición y en todo lo que necesita el equipo, para junto con Carreras ser el generador del juego que necesitan Los Pumas para intentar poder sorprender otra vez.
El efecto que puede producir en el camino al Mundial
El Rugby Championship es como una especie de master en el camino final de una carrera. Un posgrado lleno de exigencias, que enfrenta a los mejores con todo lo que eso puede implicar. En 2022 los triunfos ante los Wallabies y All Blacks fueron un gran incentivo que lamentablemente, después, no se pudo sostener en el tiempo. Obvio que si en estos cuatro partidos llega a haber alguna victoria ante semejantes potencias la consideración hacia Los Pumas será otra. Hoy se los respeta, pero claramente se los ubica en un segundo pelotón.
La mira, sin embargo, está puesta en el 8 de septiembre, cuando en Marsella se vean las caras ante Inglaterra. De ganar en ese debut, seguramente, nadie puede suponer hasta dónde llegará el techo de Los Pumas, ni cuándo podrían finalizar su performance en Francia. Pero esas son todas suposiciones. La realidad es que el equipo debutará ante un rival superior, que lo domina ampliamente en el historial y llega, como siempre, candidato a cada torneo. Y que además es el más ganador del Rugby Championship, desde que en 2012 lo juegan los cuatro seleccionados del hemisferio sur. Curiosamente, del que no fue campeón en los años mundialistas, ya que en 2015 lo ganó Australia de la mano de Michael Cheika como entrenador y en 2019, Sudáfrica, quien luego se consagraría campeón en el Mundial de Japón.
Mendoza recibirá a los All Blacks por tercera vez en su historia. Ya pasaron por la Ciudad de la Vendimia en 1976 y 1991. Esta vez será la primera vez por un Torneo Rugby Championship. El Estadio Malvinas Argentinas ya vivió tiempos de gloria. Allí se ganó por primera vez en este campeonato en 2014 ante Australia por 21 a 17 con Daniel Hourcade en el banco de suplentes. Y en 2018, con Mario Ledesma, superaron a Sudáfrica, por 32 a 19.
Los triunfos recientes ante Nueva Zelanda invitan a soñar. No porque haya algo tangente de dónde agarrarse sino porque siempre es una ilusión ver a Los Pumas. Que ahora, además, tienen una camiseta suplente en homenaje a los Granaderos. Un emblema que querrán lucir para desafiar al destino y demostrar que no hay imposibles, mientras en una cancha se juegue de quince contra quince. Y los Pumas saben de eso….
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