Se han escrito libros, poemas y canciones. También se han hecho películas, documentales y series. Es que el más humano de todos los dioses dejó un legado imborrable durante su etapa de gloria al lado de una pelota. ¿Cuántas vidas cupieron en los 60 años de Diego Maradona? Su faceta deportiva fue la que lo llevó al éxito, pero también fue transgresor y controvertido en el ámbito privado.
Con sólo 91 partidos oficiales en la Selección, el Pibe de Oro se convirtió en uno de los máximos ídolos del pueblo argentino. La cifra parece escasa si se la compara con las presencias de Lionel Messi (el único que está a su altura), quien vistió la Albiceleste en 175 ocasiones, Javier Mascherano (147), Javier Zanetti (143) o Ángel Di María (142).
Para entender ese fenómeno hay que trasladarse en el tiempo, cuando Argentina no tenía tantos compromisos como en la actualidad. “Las Eliminatorias eran muy cortas. Para el Mundial del ‘86 se jugaron 6 partidos, y para el de Italia la Selección no las jugó porque se había clasificado como defensor del título”, explicó en diálogo con Infobae Diego Dal Santo, un fanático de Pelusa que publicó su obra El Diego en números. “También estuvieron los dos períodos en los que no estuvo, como el de suspensión por doping. El primero en 1991, cuando todavía era jugador de Selección y volvió para el Repechaje con Australia en 1993. El Coco Basile ya se había planteado llevarlo a la Copa América, pero finalmente se reintegró en esa instancia previa a la Copa del Mundo de Estados Unidos. Es una locura que un jugador de su calibre estuviera tanto tiempo sin jugar. En la edición de España, en 1982, pasó lo mismo: Argentina quedó eliminada contra Brasil y recién volvió en 1985, cuando Bilardo le dio la cinta de capitán”, argumentó.
En su trabajo, Diego Dal Santo complementó sus dos pasiones: el amor hacia Maradona y su obsesión por las estadísticas. Así, llegó a hallar encuentros fantasmas de Diego como la vez que jugó de líbero en un amistoso a beneficio, en plena temporada del Calcio. “Diego participó en 36 eventos que fueron para recaudar fondos o despedir a glorias del deporte, como ese que se viraliza cada tanto que está en una cancha toda embarrada. El más llamativo ocurrió en noviembre de 1985, cuando después de ganarle a la Juventus 1 a 0 con su gol, viajó a Serra de’ Conti (una localidad de la provincia de Ancona) para participar de otro acto benéfico de Unicef junto a sus hermanos, en el que se paró de último hombre y al fin de semana siguiente tuvieron que enfrentar al Inter de Milán ¿Qué hacía Maradona jugando un partido en medio del barro durante el torneo oficial? Eso era Diego. Él iba y jugaba sin ningún inconveniente. Y el Napoli se lo permitía”.
Antes de realizar su investigación, Dal Santo ya había tenido muestras de afecto hacia la leyenda que se convirtió en mito. En 2004 presentó un proyecto en Santa Rosa, La Pampa, que consistía en rebautizar el nombre de una calle con el nombre Diego Maradona. Y la aprobación del Consejo Deliberante permitió que su iniciativa se convirtiera en la primera del país en introducir al ídolo popular en la vía pública. “Diego estaba vivo y pesaba 140 kilos. Fue un problema convencer a los funcionarios, porque en ese momento él no estaba bien. Fue previo a La Noche del Diez y ya había pasado por una internación grave. Finalmente, los concejales entendieron que se trataba de homenajear a la figura deportiva”, recordó.
En agosto de 2005 el proyecto fue aprobado por unanimidad y su impulsor hizo todo lo posible para comunicárselo a Pelusa. A través de un fax enviado al teléfono fijo de la casa ubicada en Segurola y Habana, en Villa Devoto, el simpatizante le detalló el humilde homenaje que le realizó en sus pagos. Sin embargo, Diego nunca viajó, ni respondió el mensaje.
Lo que en un principio pudo tratarse como una decepción del Pibe de Oro, al año siguiente cumplió el sueño de hablar con él a través del programa radial Hay Equipo (Radio Mitre). Durante los días previos a la Copa del Mundo que organizó Alemania en 2006, Gonzalo Bonadeo tuvo la idea de cruzar a Maradona con el hincha que había propuesto colocar una calle en su nombre. Tras el saludo inicial, los halagos por su carrera deportiva y la constante muestra de cariño, Diego deslizó su primera frase que paralizó a su fan: “Yo leí la carta que me mandaste. Me gustó mucho...”.
Se trataba de un escrito de puño y letra que le había enviado por correo a su hogar, pero nunca había tenido la certeza de la recepción. “En ese momento le conté que era de Santa Rosa y que no lo había podido ver cuando había ido a entrenar para el Mundial de Estados Unidos. Esos días fueron una locura. También le expliqué el proyecto de la calle y que me hubiese encantado conocerlo. Y cuando me dijo que la leyó, dije: Misión cumplida. Mucha gente destaca que Diego tenía memoria de elefante. Y ese ejemplo lo dejó muy claro”.
Para llevar adelante su libro, el autor entendió que “Diego fue el último gran jugador de la etapa previa a la globalización de Internet”. “Él no tenía sus estadísticas completas, porque faltaban detalles y se desconocían los amistosos o partidos que nadie recuerda. El archivo en los clubes del fútbol argentino y la Selección podrían ser datos accesibles, pero todas sus presentaciones en el exterior fueron difíciles de conseguir. Sobre todo cuando estuvo en el Napoli, ya que no hay muchos registros”, subrayó Dal Santo.
Algunas curiosidades que recopiló se basaron en la cantidad de veces que Maradona cambió su camiseta con rivales de distintos equipos. Fueron 120 ocasiones, de las cuales repitió con Antonio Cabrini, a quien lo apodaba El Divino, o con Claudio Pol Caniggia, uno de sus amigos más íntimos. Estrellas como Paolo Rossi (en un duelo ante Italia de 1979) o jugadores experimentados durante sus primeros pasos en Argentinos como la Oveja Telch y Mario Zanabria fueron otros protagonistas que se quedaron con un presente del astro surgido de Fiorito. “En esa época Diego todavía no era una leyenda. Era una etapa en la que los jugadores del Bicho tampoco podían cambiar muchas camisetas, porque el club no tenía una cantidad de indumentaria como ahora”.
En cambio, cuando el Diez se transformó en un líder internacional, todos sus adversarios buscaban llevarse el souvenir más codiciado. “En Australia, durante el Repechaje para el Mundial del 94, se la dio a Robbie Slater. En el Argentina-Uruguay de 1986 cambió las dos que tenía con Enzo Francescoli y Jorge Barrios, a quien había enfrentado en el Sudamericano con las juveniles. Después, Bilardo entendió que no había un juego completo de las camisetas azules y salieron a buscar uno nuevo para el partido con Inglaterra”, detalló el autor.
Los ejemplos continúan. En la Copa del Mundo de Italia, en 1990, Diego se retiró del Stadio delle Alpi de Turín con la camiseta de Brasil, luego de eliminar a la Canarinha en los octavos de final. “Todos creen que esa remera le pertenecía a Careca, pero en realidad la intercambió con Müller en la cancha. Luego, cuando llegó al vestuario, le mandó a su compañero del Napoli una que tenía preparada y recibió la del propio Careca y otra de Alemao”.
Si bien el Diez estará asociado a su talento, Pelusa también lució otros números en su espalda, como la 9 que portó en el Napoli para dejarle la tradicional 10 a Gianfranco Zola. Un gesto similar al que tuvo con Mario Alberto Kempes o el Cholo Simeone en la Selección.
Una situación inédita ocurrió cuando se encontraba en el Barcelona. Durante sus primeros días, Diego vistió la 14 en honor a Johan Cruyff. “Hubo un partido en el que estaba en el banco de suplentes y José Ramón Alexanco salió lesionado. Como él era el capitán, en el vestuario tiró la cinta por la impotencia. Maradona la agarró y se la puso”. Así fue su primera presentación como capitán del Blaugrana.
Los datos muestran que detrás de cada cifra hay una historia. Sus goles con su zurda mágica, de cabeza, de tiro libre o de derecha también están detallados en la investigación. Pero los antecedentes dejan en claro que la Mano de Dios frente a Inglaterra no fue ninguna improvisación. “Ha hecho varios con la mano. A la Sampdoria y al Udinese ya les había marcado antes del Mundial de México. Los italianos habían titulado en sus diarios El día que Diego se bebió el césped. En Sevilla contra el Valencia y en Argentinos contra Belgrano de Córdoba también había festejado así. Él usaba ese recurso como una extensión de su cuerpo. Potrero puro”, resumió Dal Santo. Y siguiendo con la sintonía de Bilardo, el Doctor reconoció públicamente que le creyó a Diego cuando dijo que fue con la cabeza. Una picardía que contribuyó para que Argentina bordara su segunda estrella.
Algunas estadísticas del ídolo
Números de camiseta que usó Maradona además de la 10: en Argentinos: 9, 11, 15 y 16. En Barcelona: 14. En Napoli: 9 y 16. En la Selección Juvenil: 9. En la Selección Mayor: 19, 16, 17, 6 y 11.
589 partidos oficiales de clubes. 152 partidos amistosos de clubes. 15 partidos oficiales en la Selección Juvenil. 13 partidos amistosos en la Selección Juvenil. 91 partidos oficiales en la Selección Mayor. 89 partidos amistosos en la Selección Mayor. 19 prácticas pre mundialistas. 36 eventos a beneficio, despedida de otros jugadores, fútbol sala, etcétera. 120 cambios de camiseta con rivales.
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