Desde muy temprano Rosario vivió un clima de final de campeonato. En los alrededores del Parque Independencia, bajo un cielo plomizo y una llovizna intermitente, los fanáticos con colores rojos y negros o celestes y blancos se pasearon como hormigas a la espera de la apertura de las puertas del estadio. Se despedía Maximiliano Rodríguez, un ídolo de la casa, y las entradas estaban agotadas desde hacía rato. Mucho antes de que empezara a tomar fuerza la chance de que Lionel Messi fuera parte de la fiesta en el mismo día de su aniversario 36.
Larguísimas filas se formaron desde las 15, una hora antes de que las vallas se corrieran para que el público empezara a colmar las tribunas del estadio Marcelo Alberto Bielsa. Hubo algunos que aprovecharon descuidos de los porteros y hombres de seguridad para burlar el control. Otros que directamente se decidieron a treparse por los fenólicos que bordearon el perímetro para acercarse al anillo contiguo a los ingresos. No llegaron a haber desmanes, pero nadie quería perderse esta celebración colosal.
La música en el estadio la pusieron Los Totora y Kapanga, antes de que comenzara el verdadero show esperado por todos. El Mono de la banda rockera fue cómplice de un público que cuenta con varias canciones de su repertorio transformadas para la tribuna, por eso la cancha explotó por primera vez con el tema “Me mata”, que tiene como estribillo para los Leprosos “Se mueve, se mueve, se mueve, está de la cabeza, la Lepra”. Mientras tanto, los protagonistas se cambiaban y preparaban para salir al campo de juego. Todavía faltaba el invitado más especial y por el que se generó incertidumbre hasta última hora. Messi no viajó con el resto de los invitados en el micro y hasta se informó que podía bajarse a última hora. Finalmente fue la gran sorpresa de la tarde noche rosarina.
Una enorme pantalla instalada sobre la cabecera que da al palomar (la que ocupaban los visitantes cuando todavía se permitían) descubría de a poco lo que sucedía en los vestidores. Los hinchas aplaudieron fuerte a medida que fueron apareciendo ex futbolistas vinculados al club local. Pero el primer gran guiño del público se originó cuando enfocaron a Ángel Di María sentado dialogando con Lucas Bernardi y con Gabriel Heinze al lado. El choque de palmas fue generalizado y anuló por completo algún intento de silbatina. Los únicos que no se salvarían del castigo de los hinchas fueron Marcelo Tinelli (por su simpatía con San Lorenzo), Chiqui Tapia (presidente de la AFA) y Alejandro Domínguez (presidente de la Conmebol), quien se percató de la reacción de las tribunas y buscó complicidad bajándose el cierre de la campera y mostrando que tenía puesta la camiseta de Newell’s.
Otra de las máximas ovaciones de la tarde se la llevó Gerardo Martino cuando apareció en pantalla bromeando junto al Pocho Lavezzi, que por su estrecha amistad con Maxi Rodríguez osó lucir una camiseta con los colores rojinegros cuando arribó al estadio a pesar de ser confeso hincha de Central. El Tata no fue el único vitoreado a lo grande, ya que el Burrito Ortega, Nacho Scocco, Pomelo Mateo, Toto Berizzo, Justo Villar y Mario Zanabria (autor del histórico gol que le dio a NOB el primer título de su historia en la era profesional justo ante su eterno rival) también calificaron de gran manera en el aplausómetro.
Los participantes del evento estaban distendidos porque se habían reunido en horas del mediodía para disfrutar de un asado en Puerto Norte. Hasta allí no había señales de Messi y más de un fanático transitó la desilusión. Antonela Roccuzzo había compartido una imagen del festejo de su cumpleaños junto a sus hijos Thiago, Mateo y Ciro. No había más pistas sobre su presunta llegada. El único que había llegado en un vehículo aparte fue Lionel Scaloni, que no estuvo en el micro con los planteles y arribó al Coloso en una camioneta junto a Claudia Villafañe y Benjamín Agüero, quienes pergeñaron un regalo muy especial que supo pertenecer a Diego Maradona. Sin embargo, a minutos de que Héctor Baldassi dictara el puntapié inicial, Leo se bajó de una camioneta particular ya vestido para jugar (incluso con la indumentaria del evento), con zapatillas y los botines en la mano. Como no podía ser de otra manera, la explosión de la gente fue extraordinaria cuando lo exhibieron en la pantalla a la altura del agasajado Maxi Rodríguez. Hasta que se amuchó con el resto de los convocados, Rosario se detuvo. El hijo pródigo de la ciudad estaba de vuelta para desplegar un rato de fútbol. “Tiene Lepra, y Messi tiene Leeepra”, se cantó. Y enseguida los más de 40 mil presentes entonaron el feliz cumpleaños para el capitán de la selección nacional.
Antes de eso fueron desfilando todos los jugadores que representaron a Newell’s y la selección argentina. Los organizadores se las ingeniaron para inmunizar a los Canallas que visitaron el Parque: a Lavezzi lo presentaron con los subcampeones del mundo Fernando Gago, Mariano Andújar y Martín Demichelis, por eso el cuarteto fue reconocido por todos los presentes. Pero sin lugar a dudas la nota la dio el entrenador de la Albiceleste, nacido en Newell’s, Lionel Sebastián Scaloni. Como los presentadores anunciaron a los recientes campeones mundiales Leandro Paredes, Di María y Leónidas de Pujato, el DT tuvo un gesto paternal con el Fideo y lo abrazó durante todo el recorrido por la pasarela que conectaba al túnel del vestuario con el podio donde se ubicaron los jugadores para la foto inicial. Así es, Scaloni está en los detalles hasta cuando no tiene labores como técnico. Tan fuerte fue la imagen que hasta hubo fanáticos ñulistas que se animaron a cantar “Fideeeo, Fideeeo”.
En los partidos homenaje, benéficos o de despedidas poco se puede rescatar en materia futbolística, aunque siempre quedan perlitas. El show lo brindó el cumpleañero Lionel Messi con un hattrick lujoso, pero Baldassi se prestó al espectáculo con una amonestación a Pablo Pérez tras pitar el comienzo del match, una pared que tiró con Maxi Rodríguez antes de ser derribado por Éver Banega y la consumisión en el Bar (no VAR) junto a los humoristas Pachu y Pablo, que degustaron una picada y cerveza con él sobre el final. Algunos plateístas le remarcaron a Lavezzi algún kilito de más, otros ironizaron con el bajo nivel de Edinson Cavani (en realidad era su doble, el modelo Christian Sancho) y la gran mayoría estalló de júbilo con la barrida de Scaloni al brasileño Fabio Aurelio, que jugó con la Fiera en Liverpool.
Messi jugó todo el primer tiempo para el equipo conformado por los albicelestes y descansó en el banco de suplentes del segundo hasta que se detuvo la acción para la exhibición de un emotivo video dedicado a Maxi en el que hablaron su madre, abuela y mejor amigo. Si bien no se fue apurado ni a las corridas, la oscuridad en el campo de juego le permitió a Lionel escabullirse y retirarse sin que los presentes se exaltaran por su salida. El plan de evacuación resultó a la perfección porque a los pocos minutos Leo ya estaba en el barrio cerrado de la localidad de Funes con su familia para cerrar su aniversario 36.
Habían sido confirmados para esta cita el Kun Agüero, Javier Mascherano, Carlos Tevez y algunos integrantes del cuerpo técnico del seleccionado nacional como Walter Samuel, Roberto Ayala y Pablo Aimar (sí estarían en la despedida de Juan Román Riquelme), pero brillaron por su ausencia. El otro peso pesado que no acompañó a la cita debido a sus compromisos con Uruguay fue Marcelo Bielsa. El único de los vinculados a Rosario Central que faltó fue el Kily González, que también estará en la Bombonera. Quien no estuvo presente físicamente pero sí aportó un regalo celestial (una camiseta de Newell’s que había usado en su época de jugador) fue Diego Armando Maradona, que se hizo íntimo de la Fiera durante su época como jugador de Atlético Madrid y refrendó su amistad cuando lo dirigió en la Selección más tarde. Así y todo, Maxi Rodríguez se llenó el corazón de afecto por su familia, amigos, ex compañeros y un público que le hizo sentir la huella imborrable que dejó en Newell’s y el fútbol argentino.
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