La campeona Sudamericana de Montaña 2022, oriunda de Misiones, logró una nueva hazaña tras correr dos carreras seguidas en el Mundial de Austria y convertirse en la primera mujer argentina en pasar la meta de ambas competencias, el Vertical Race de 7 kilómetros de distancia y 2000 metros de altimetría, y el Classic Trail, de 15 kilómetros de distancia y 700 metros de altimetría.
“Llegué a la meta sin fuerzas en las piernas, empujando los cuádriceps con los brazos en una caminata asistida. Cuando crucé el arco caí al suelo”, relató Chiara Mainetti, tetracampeona nacional de Montaña, sobre el primer día de carrera, y admitió que es algo que tiene en la sangre ya que cuando era tan solo una niña de 5 años iba al colegio corriendo.
El Mundial de running trail, en el que compitió recientemente, tuvo lugar del 6 al 10 de junio en Innsbruck, y convocó a 59 países y más de 1.500 atletas que corrieron diferentes días y distancias en los maravillosos senderos de los Alpes Austriacos.
El mismo contó con cuatro competencias: Vertical Race (7km), Trail Short (45km), Trail Long (85km) y Trail Classic (15km). Todas tuvieron sus desafíos en cuanto a terrenos, climas y altimetría, que iba aumentando cuanto más larga fuera la distancia, siendo 5.554 la altura máxima a alcanzar en la de 85 kilómetros.
“El terreno era muy técnico y los senderos muy angostos”, explicó la corredora y afirmó que a pesar de la extrema dificultad, disfrutó mucho algo que nunca había vivido: “La cantidad de gente de diferentes países arengando en todos los idiomas”.
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Mainetti estuvo entre los atletas que abrieron el Mundial, ya que el Vertical Race fue la primera distancia en largar comenzando el recorrido desde Neustift, continuando por el pueblo y ascendiendo por senderos forestales estrechos y empinados.
“Fue muy desafiante porque tuvo un circuito muy estratégico. Además yo soy atleta de calle y lo único que subo y bajo son las escaleras de mi casa”, reconoció entre risas, en diálogo con Infobae, sobre la diferencia que hay entre la técnica y el entrenamiento de calle con el de montaña.
Equipada con su cinturón de hidratación, un gel y un soft de 250ml cargado con agua, despegó su pie de la tierra dando así el primer paso que la llevaría al éxito de ambas carreras.
Manifestó que los primeros cuatro kilómetros fueron desafiantes y sintió cierta dificultad para sobrepasar a los demás competidores: “Peleé constantemente el puesto argentino con mi colega Mendoza Camila Cioffi, quien hasta el momento llevaba la delantera”.
Según dijo, logró pasarla cuando el recorrido se volvió “más llano”, algo que para ella se convertía en una ventaja por sus dotes como corredora de calle.
Sin embargo la carrera del día 1 tuvo un desenlace dificultoso ya que los últimos 800 metros requerían técnica, precisión y mucha fuerza para poder trepar a 2.000 metros de altura: “Ahí arrancó el verdadero sufrimiento. Lo logré gracias a la gente alentando”, confesó quien ni bien finalizó, comenzó a preparase para correr la segunda distancia el día 10 de junio.
Si bien parece imposible correr dos carreras de montaña con tan pocos días de diferencia, Mainetti aseguró que con disciplina, estrategia y responsabilidad se puede: “Soy una atleta amateur bastante prolija y le doy mucha importancia a la preparación física en el gimnasio, a la alimentación equilibrada, al descanso, a los masajes y todo lo que sea necesarios para que mi cuerpo pueda rendir al máximo y recuperarse bien”.
Llegado el 10 de junio le tocó enfrentar su segunda carrera, la cual tuvo una largada similar pero con diferentes objetivos ya que en esta oportunidad correría 15 kilómetros con una altimetría más amigable.
Según recordó, tuvo una estrategia conservadora a la hora de tomar la primera subida ya que sabría que le quitaría bastante oxígeno, el cual pudo recuperar junto a los puestos perdidos en las siguientes bajadas.
“Al principio me lo tomé con calma. Mi carrera empezó a partir del kilómetro 7, donde aguanté un alto nivel de fatiga en mis piernas. La última subida intenté que no me pasara nadie y el último kilómetro ajusté la velocidad y alcancé a dos atletas”, relató y agregó que al cruzar el arco notó por primera vez en su vida que había “sobrepasado sus límites físicos y mentales”.
Como toda carrera requiere cumplir con ciertos factores previos para poder ser ejecutada con éxito. En su caso, la misma tuvo varias dificultades.
Por un lado, una lesión plantar que la obligó a frenar su entrenamiento de running durante tres semanas en las cuales se rehabilitó con ayuda de su entrenador Fernando Díaz Sánchez, su preparador físico, Iván Tellnow y su kinesiólogo, César Timoteo.
Por el otro, el limitante económico que no le permitía costearse el viaje, ni el hospedaje, ni los insumos necesarios para utilizar pre, durante y post carrera. “Logré viajar, pero me hubiese gustado hacerlo con más previsibilidad. Llegué a Austria tres días antes, que fueron claves para reconocer el terreno y adaptar mi cuerpo al clima y al jet lag”, expresó la corredora.
Todo fue posible ya que la joven, meses previos al evento, se encaminó en el arduo desafío de conseguir el dinero a través de rifas, sorteos, ayuda de amigos, sponsors, organismos públicos y una “clínica de trail”, una clase de dos horas con un valor de $3.000, que tenía por objetivo abordar desde la práctica y la teoría, todo lo que implica el entrenamiento de montaña.
De correr 8 kilómetros a la escuela, pasó a correr 100 a la meta
“Yo antes vivía en una chacra en Misiones y el colegio quedaba a 4 kilómetros, así que desde los 5 años hacía esas distancias todos los días. Era una verdadera aventura, inclusive los días de lluvia”, recordó.
Mainetti comenzó su carrera deportiva a los 12 años cuando emigró de Misiones a Mercedes, Buenos Aires. Fue la profesora de educación física del colegio nuevo al que había ingresado, la que destacó sus habilidades como atleta y quien la presentó al Club de Centro de Educación Física Julio Cámpora.
Explicó que al principio se lo tomó como una posibilidad para viajar y darse sus gustos personales, ya que al venir de una familia humilde, eso siempre fue algo que escatimó en su infancia.
Desde los 12 hasta los 18 años pasó por diferentes disciplinas, hasta que a los 27 se mudó a San Isidro y conoció a su entrenador, quien le abrió las puertas a una vida de entrenamiento, esfuerzo y compromiso.
“Cuando el running empezó a ocupar gran parte de mi cotidianidad, tuve que tomar varias decisiones, como renunciar a mi trabajo en relación de dependencia para no estar limitada a viajar y competir”, señaló Chiara, quien durante años se desempeñó como entrenadora de un gimnasio de San Isidro, barrio en el que vive actualmente.
En este sentido, ha atravesado diferentes desafíos que la posicionaron como la número uno en varias carreras de calle, algunas de pista y otras de montaña. Actualmente tiene el récord sudamericano de montaña 2022 y el de 20.000 metros en pista del mismo año, entre otros.
Sin embargo confesó que no podría elegir cuál de las tres disciplinas le apasiona más. Por un lado resaltó su amor por la montaña debido a que la misma implica el contacto con la naturaleza, algo que le despierta lindos recuerdos de su infancia. Por el otro, la pista fue el lugar en el que ella creció como atleta, pero según dijo la calle tiene ese “no sé qué”, que le “enciende las piernas”, sobre todo la distancia del maratón, en la que debutó el año pasado.
Para finalizar, explicó que su motivación está en siempre tener por delante un sueño a cumplir. “Hoy deseo con mucha fuerza representar a mi país en los Juegos Olímpicos 2024″, concluyó la corredora.
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