El 20 de junio se cumplieron cinco meses de la detención de Dani Alves, acusado por una agresión sexual contra una mujer que habría tenido lugar el 31 de diciembre de 2022 en la discoteca Sutton de Barcelona. Las modificaciones en su declaración y su estadía dentro de la cárcel Brians 2 se transformaron en el eje principal de las noticias y recién esta última semana fue la elegida por él para emitir sus primeras palabras ante la prensa.
Tras conceder una entrevista al diario español La Vanguardia en la que dejó muchas frases sobre su esposa Joana Sanz e intentó dar su versión de los hechos frente a lo ocurrido en el local bailable, este jueves profundizó su testimonio en otra entrega de la charla con la periodista Mayka Navarro: “No soy un violador. No soy un agresor sexual. Como no era lo que me insinuaban, los que me lanzaban plátanos en el fútbol”.
“Tengo la fortaleza mental y moral de blindarme ante las injusticias y los estigmas. Saldré de aquí con la cabeza bien alta y mantendré mi proyecto de vida, que es vivir en Barcelona y ver crecer a mis hijos en Barcelona. Esta es mi ciudad y hacía tiempo que había decidido que quería vivir aquí. No se empadronaron y escolarizaron como estrategia de defensa”, objetó en declaraciones también vertidas en El Programa de Ana Rosa, emisión del canal español Telecinco. En este sentido, el jugador de 40 años atendió el posible escenario de una condena judicial ante la presentación de la víctima: “Aún si soy condenado y paso aquí los años que me toquen, saldré por esa puerta con la cabeza muy alta y pidiendo perdón solamente a la única persona a la que le debo disculpas, a mi mujer”.
Por otro lado, el futbolista que disputó el último Mundial de Qatar comparó su situación procesal con la de Robinho, quien se habría fugado a Brasil tras ser acusado por una violación (fue condenado a nueve años de prisión). Vale destacar que el acusado ha recibido constantes negativas a sus pedidos de excarcelación por su posible riesgo de fuga: “¿Alguien puede pensar que si yo tuviera intención de fugarme me hubiera presentado en España? ¿O habría viajado de México a Brasil, donde es casi imposible la extradición? Yo no soy Robinho, soy Dani Alves”.
“Me fui de casa a los 14 años y desde entonces me he buscado la vida y solucionado solo todos los problemas. En mi casa, mis padres me enseñaron unos principios y unos valores que me han guiado en mi vida. Y entre esos valores está el no actuar nunca con violencia. Y dar la cara siempre. No huir. Por eso no entiendo que no se me conceda la libertad provisional por riesgo de fuga. ¿Qué fuga? Voy siempre de cara y con la cabeza muy alta, no pienso eludir mis responsabilidades”, explicó.
En distinta sintonía, les mandó un mensaje a sus seres queridos en medio de sus días en el complejo penitenciario: “No he echado de menos ni a uno solo. Tengo amigos en el fútbol que incluso han querido venir a verme, pero no les he dejado. La cárcel no es un lugar para ellos. Tampoco para mis hijos, ni para mis padres, ni para mi mujer… Aunque al final llevaba ya tantos meses que les dejé visitarme”. “No dejo a nadie que venga ni quiero que nadie me defienda en público porque ahora mismo defenderme a mí es perjudicial para el que lo hace. No espero nada de nadie”, contó.
En consonancia, se refirió a una frase de Xavi Hernández, entrenador del Barcelona que llegó a tenerlo bajo este rol y como compañero en el Blaugrana. El DT campeón de la Liga de España declaró el 22 de enero: “Estoy sorprendido e impactado. En estado de shock. La Justicia dictará lo que sea, no podemos entrar. Me sabe muy mal por él. Estoy sorprendido por cómo es él y cómo ha sido con nosotros”.
Más allá de las disculpas posteriores, estas sensaciones quedaron en el aire y Dani Alves aprovechó la oportunidad para referirse a esos dichos: “Xavi es mi amigo, mi amigo de toda la vida y no pensó en las consecuencias que tendría cuando dijo aquello. Cuando lo oí, lloré. Me hubiera encantado coger un teléfono para llamarle y decirle: ‘Gracias, gracias, pero no lo vuelvas a hacer nunca más. No digas nada. Haz el favor de olvidarte de mí, que yo me cuido, tranquilo’”.
En la primera parte de la charla, el entrevistado detalló por qué decidió brindar su testimonio por primera vez desde que fue detenido en España: “Me he decidido a dar esta entrevista, mi primera entrevista desde que estoy aquí, para que la gente sepa lo que pienso. Que conozcan la historia a partir de lo que yo viví aquella madrugada en aquel baño. Hasta ahora se ha explicado un relato muy asustadizo de miedo y de terror, que nada tiene que ver con lo que pasó, ni con lo que yo hice”.
Antes de comenzar a hablar de lo que sucedió esa noche, el futbolista quiso pedirle perdón “a la única persona a la que tengo que pedir perdón, que es a mi mujer, Joana Sanz”. “La mujer con la que me casé hace ocho años, con la que sigo casado, y con la que espero seguir viviendo toda mi vida. Ya le pedí perdón personalmente aquí, en prisión, pero debo hacerlo públicamente, porque la historia es pública, la ofensa es pública y ella merece esas disculpas públicas”, continuó.
A la hora de hablar sobre lo que ocurrió aquella noche, Alves esbozó lo mismo que dijo en la última versión que presentó ante la fiscalía, que acordó con la joven de 23 años mantener relaciones sexuales en el baño de la discoteca y remarcó: “Todo lo que pasó y no pasó allí dentro solo lo sabemos ella y yo. Tengo la conciencia muy tranquila de lo que ocurrió aquella madrugada en el baño del reservado de la discoteca Sutton. Lo que ocurrió y lo que no ocurrió. Y lo que no ocurrió es que yo obligara a esa mujer a hacer nada de lo que hicimos”.
Posteriormente, fue consultado por las diferentes versiones que dio ante la fiscalía, cada una muy diferente a la otra: “Si alguien ha amado alguna vez de verdad, si ha conocido, como yo, el amor verdadero, sabrá que por conservar ese amor, uno hace cualquier cosa. Y yo mentí. Tuve miedo de perder a Joana y por eso mentí. Luché a la desesperada por salvar mi matrimonio de una infidelidad, sin importarme las consecuencias que estoy pagando”.
“Mentí, pero en cuanto le pude contar a mi mujer lo que había pasado realmente aquella noche y le pedí perdón, quise declarar otra vez y contar la verdad. Tengo claro que todo esto que estoy viviendo es una pesadilla. Que espero que algún día terminará”, concluyó.
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