Paweł Kotwica era una un referente en la información del handball. Considerado en Polonia como uno de los periodistas más importantes de Europa, falleció a sus 51 años el pasado domingo 18 de junio durante la final de la Champions League de la disciplina en la que el Magdeburgo alemán venció al Kielce por 30 a 29. Sus compañeros lo catalogaron como apasionado, dotado de una técnica excelente, fiable y cordial. Muchos lo consideraban como un ejemplo a seguir y también una enciclopedia del deporte.
El profesional sufrió un colapso en el minuto 48 del partido, mientras los campeones polacos iban ganando al Magdeburgo. Los árbitros detuvieron el partido. Los médicos lo auxiliaron en las gradas, los colegas de la zona de prensa levantaron una cortina negra para tapar el cuerpo y fue trasladado de urgencia al hospital. La Federación Europea de Balonmano anunció su muerte tras el final del encuentro. “Lamentamos la muerte de Pawel. Fue atendido durante la segunda parte del partido, pero desgraciadamente falleció. Nuestros pensamientos y oraciones están con su familia, amigos y allegados”, recitó el comunicado oficial.
Poco después de que Kotwica perdiera el conocimiento en las gradas, el entrenador Bennet Wiegert se acercó a Talant Dujshebaev y le propuso terminar el partido con el marcador que estaba en el tablero en ese momento. El título de la Champions League lo ganaría el equipo polaco. Sin embargo, la oferta fue rechazada. “Te agradezco la propuesta, pero no reconocemos nuestra victoria. Sólo terminemos con dos equipos finalistas y que no haya ningún ganador”, fue la respuesta.
Finalmente, pese al gesto loable del Magdeburgo, fue el conjunto alemán el que terminó consagrándose en la Champions League siendo el cuarto equipo de su país en lograr el título, luego del Kiel, el Hamburgo y el Flensburg-Handewitt.
Kotwica escribió durante casi treinta años para el Echo Dnia, en el que empezó a trabajar incluso antes de terminar la universidad. Arrancó en la sección de sociedad y más tarde pasó a deportes, donde se convirtió en colaborador permanente. Informaba regularmente de los partidos de handball del Kielce y seguía al club por todo el continente.
El día antes de la final, compartió con sus lectores una foto de su asiento en la tribuna de prensa. “¡Por fin en casa!”, acompañó como epígrafe sin imaginar lo que sucedería en el duelo más importante de la temporada. “Paul, volveremos aquí y ganaremos, pero ya nadie te devolverá... Nuestro más sentido pésame a la familia. Nada es más importante hoy”, redactaron desde el Kielce. Y agregaron: “Ni siquiera sabes cuánto te debe este club. Su lugar en el stand de prensa en el Hala Legionów estará reservado. Será tuyo para siempre, porque sabemos que estarás con nosotros en cada partido”.
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