Cuando lo vieron ingresar ayer por la mañana a Gonzalo Montiel en la fiscalía de La Matanza, muchos se sorprendieron. Pensaban que el futbolista estaba en España dada su baja en la gira de la Selección por Asia tras resentirse de una lesión muscular en la última fecha de la Liga Española. Pero no: el lateral vino al país para cumplir con un pedido de sus abogados de hacer una audiencia espontánea en el marco de una causa judicial que se inició por un presunto hecho de abuso sexual en una fiesta en su casa materna producido en 2019 y que en principio involucra a un conocido suyo del barrio.
El caso se remonta a la madrugada del 1 de enero de 2019 cuando Carolina B., quién por entonces -según afirma- tenía una relación con el futbolista, fue hasta la casa de los Montiel en Virrey del Pino a celebrar fin de año en una fiesta en la que asegura habría unas 25 personas. En esa reunión, dijo, fue abusada sexualmente. La denuncia inicial se hizo el 10 de enero de 2019 donde en la comisaría Carolina realizó un relato en el que no se nombra a Montiel en ningún momento sino a un presunto amigo de él, de nombre Alexis Acosta, como el autor del aberrante episodio. Allí además entregó los estudios que le hicieron en el centro médico Cemic los primeros días de enero donde se activó el protocolo de abuso. Así se abrió una investigación en la Unidad Fiscal Número 3 de Violencia de Género de La Matanza a cargo por entonces de la doctora María Catalina Barrios. Pero la misma no prosperó porque jamás fue ratificada por la víctima, lo que provocó que se archivara el dos de diciembre de 2022 lo que no significa que se cierra sino que queda en un cajón hasta que prescriba o se produzcan nuevas pruebas que merezcan reanudar el proceso.
Eso finalmente sucedió en marzo de este año cuando Carolina B. se presentó otra vez en la Justicia para decir que el regreso de Montiel a la Argentina para el partido celebratorio por la obtención del Mundial le había reactivado los recuerdos. Allí hizo la ratificación judicial donde Montiel nuevamente no es nombrado como autor hecho, pero si como presuntamente la última persona que vio a la víctima antes que ésta se desmaye. Allí, siempre según la ampliación de la denuncia fechada el 31 de marzo pasado, probó dos tragos y comenzó a sentirse mareada. Por eso fue al baño, donde se descompuso y le pidió ayuda al jugador quién presuntamente acudió. “Esa fue la última imagen que tuve, la de Gonzalo entrando, porque después me desmayé. Cuando me desperté, unas cinco horas más tarde, estaba tirada en la entrada de la casa con hematomas, llena de barro, con toda la ropa desacomodada y con la hermana de Gonzalo gritándome ‘no te metas con mi hermano, no lo nombres, porque te voy a matar’. Ahí me subieron a un auto con otras dos chicas y me dejaron en mi casa. Cuando me levanto me dolía todo, me mensajee con Gonzalo y me dijo ‘estuviste con alguien’. Cuando le pido explicaciones me deja de contestar y ahí me aparece un whatsapp de alguien que decía ser su madre, Marisa, que me escribe ‘te violaron, mamita, ponete óvulos’. Ahí me fui corriendo al hospital y me hicieron el protocolo de abuso sexual”.
En la denuncia no implicó a Montiel en la agresión sexual aunque sí afirmó que eso se produjo en el marco de aquella fiesta y que el hecho habría sido encubierto por el resto de los participantes supuestamente para que el nombre del actual futbolista del Sevilla no quedara asociado a un hecho de tamaña naturaleza.
Con el paso de los meses Carolina dice haber recordado otras cosas a partir del trabajo con su psiquiatra y pidió una ampliación de la denuncia que se hará el jueves próximo. Y presuntamente según afirma su abogada Raquel Hermida, esos recuerdos implican a Montiel. Cachete para intentar dar un corte a la situación hizo dos movimientos: querelló a Hermida y al mismo tiempo pidió una audiencia judicial. Por eso ayer se presentó en el Ministerio Público Fiscal de la Matanza para ponerse a disposición donde el fiscal Luis Brogna le informó de la apertura de una causa judicial en trámite. En ese proceso Montiel aseguró que él se fue de la fiesta a las seis de la mañana a llevar a un amigo hasta la casa porque le había agarrado un ataque de nervios y asma y se quedó con él hasta que se tranquilizara. Y que cuando llegó, más de una hora después, “estaban todos en la puerta de mi casa y Carolina gritaba enojada y decía que todo era mi culpa porque yo no la había cuidado y no sabía de qué hablaba. Después me dijeron que estuvo con alguien del barrio llamado Alexis adentro de un auto y en su casa”. En ese testimonio, Montiel se pone fuera de cualquier situación de abuso o encubrimiento.
¿Qué puede pasar ahora? Primero habrá que esperar a ver qué declara el jueves la damnificada y los testigos que presentó, que están citados para el 4 de julio. Y también los resultados de la pericia psicológica sobre Carolina, fijada para el 10 de agosto. A partir de ahí con todas las pruebas reunidas el fiscal podrá tomar un temperamento procesal sobre el jugador que puede implicar desde imputarlo él formalmente como presunto autor de un delito con la convicción de que algo tuvo que ver o dejarlo totalmente fuera si cree que no hay nada que lo ponga en el ojo de la tormenta. Los allegados a Montiel le hicieron llegar a este cronista intercambios de textos y audios de Whatsapp donde la víctima los deja fuera de toda la situación asegurando que supuestamente “Gonza no me drogó ni vio nada. El no tiene por qué quedar en esto”. Claro que habrá que periciar para saber si esos intercambios presuntamente del 2019 son originales, tal como el círculo de Montiel asegura. Mientras, Carolina dice tener otros ida y vuelta por la misma aplicación también en la misma fecha donde quedaría en claro que los Montiel algo sabían y que habría sido amenazada para no denunciar. Nada de esto está aún incorporado al expediente por lo que habrá que esperar a que los integren en la próxima audiencia y a que el fiscal Luis Brogna tome las distintas medidas para intentar resolver el caso y cuál es la responsabilidad de Montiel en el mismo, si la hubiera.
Seguir leyendo: