Lejos de su Saladillo natal, donde mantuvo sus primeros contactos con la pelota y se formó bajo la tutela del Vasco Olarticoechea, Nahuel Tenaglia atraviesa un presente notable en el Norte de España. El argentino que dejó una huella imborrable en Talleres de Córdoba, se encuentra en Vitoria, la ciudad vasca que se caracteriza por su maravillosa gastronomía y la pasión de un pueblo hacia una institución: el Deportivo Alavés.
Tras los ascensos del Granada y el Unión Deportivo Las Palmas, el combinado del País Vasco buscará el tercer ascenso a Primera División, en el duelo decisivo de los Playoffs que afrontará el sábado frente al Levante en Valencia. Y el deseo de afrontar su máximo desafío se percibe en las primeras palabras que desliza en diálogo con Infobae. “Es el partido más importante de la temporada. Luchamos mucho para llegar a esta final y por eso estamos con muchas ganas de que llegue el día. Hay mucha ansiedad por estar de nuevo en la cancha, y queremos que nos salgan bien las cosas para poder lograr el ascenso”, remarca.
En su tono de voz se percibe la inquietud que genera el encuentro crucial que definirá el destino del club. Será la gloria de volver a codearse con los gigantes como el Real Madrid y Barcelona o la decepción de disputar una nueva temporada en Segunda División. Luego del empate sin goles que disputaron en el Estadio de Mendizorroza, al Alavés sólo le servirá un triunfo para quedarse con el objetivo, ya que la ventaja deportiva favorece a los valencianos. “Será un partido muy parecido al que jugamos en casa. Muy parejo y disputado. Son esas finales que se resuelven por detalles. Tenemos 90 o 120 minutos para tratar de convertir un gol. De todos modos, trataremos de hacer nuestro juego con la intención de ganar. Habrá un clima muy lindo, porque todos van a querer estar presentes. Voy a tratar de disfrutar del momento y dejar la vida en la cancha para lograr el ascenso que tanto soñamos”, subraya.
A más de 10.300 kilómetros de distancia de Córdoba, donde dejó su mejor versión en La T, Tenaglia se aferra a la hinchada vasca que apela a los hits albicelestes para alentar a sus jugadores durante todos sus compromisos de local. “Es una afición me hace acordar mucho a la Argentina por cómo nos apoyan en casa. Tienen canciones muy parecidas a las nuestras y me hacen vivir los partidos muy bien”, reconoce.
Su caso es muy particular, dado que durante toda su infancia se desempeñó como delantero. Incluso permaneció dos años en las divisiones menores de Boca como atacante. Sin embargo, cuando quedó libre del Xeneize regresó a su pueblo con la intención de regenerar las fuerzas para ir por nuevos desafíos en su carrera deportiva.
Después de un breve paso por clubes locales, le surgió una prueba en Atlanta, donde reformuló su trayectoria y se reinventó como lateral. “Como hasta los 16 años jugué de delantero, ahí me propusieron jugar de defensor y gracias a Dios me fue bien. Tal vez por esa decisión hoy estoy acá. He aprendido mucho en estos años el puesto de defensor, pero no me olvido de lo que hacía cuando era chico, porque me encantaba pisar el área rival y hacer goles”, analiza. Y en la campaña actual en Europa logró anotar tres tantos ingresando por el segundo palo como lo hacía durante sus días de atacante.
Todavía en su memoria permanece la vez que estuvo bajo la órbita de la Scaloneta. Antes de la consagración en Qatar, el cuerpo técnico de la Albiceleste siguió de cerca sus pasos para probarlo por una de las bandas. “Fue en un partido contra Banfield que jugamos en el Kempes. Yo no sabía nada, y cuando terminó el encuentro, me enteré de que había estado Walter Samuel y que le había gustado cómo había jugado. Para mí fue muy lindo que alguien como él se fijara en mí. En ese momento traté de tomarlo como una motivación para el día de mañana poder estar en la Selección. Creo que todos sueñan con ponerse la camiseta de su país. Ojalá que el sábado podamos ascender y subir a Primera, para seguir peleando por mi sueño, que es poder vestir la camiseta de la Selección”, explica.
Aquel paso por el Bohemio le abrió las puertas de Talleres, que representó su escala previa al arribo al Viejo Continente. Con mucho sacrificio, voluntad, capacidad de adaptación y entusiasmo, Tenaglia se transformó en un lateral con marca, presión y sorpresa. Tal es así, que al poco tiempo de incorporarse al fútbol español le tocó anular a Vinicius Junior, la figura brasileña del Merengue. “Todo lo que he vivido este año y medio fue una locura. Gracias a Dios me han tocado unos compañeros increíbles que me ayudaron en la adaptación. Al mes y medio de haber llegado estaba jugando en la cancha del Real Madrid, y eso fue un sueño. Pasó todo muy rápido y por suerte lo pude disfrutar”, aclara.
Con los pies sobre la tierra, el lateral llegó a Vitoria a través de un préstamo que finalizará luego del duelo ante el Levante. El argentino aseguró que su intención es continuar en el club vasco. Para ello deberá conseguir el triunfo que deposite al Alavés en Primera División, y volver a soñar con algún acercamiento de los integrantes de la Scaloneta. Su destino dependerá de lo que suceda en los próximos 90 minutos.
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