Pocas cosas le quedaban por demostrar a Pep Guardiola, arquitecto del Barcelona que para muchos es considerado el mejor equipo de la historia, y multicampeón en Bayern Múnich y Manchester City. Pero sus detractores le marcaban un lunar: no había podido repetir la Champions League fuera de su paso por el gigante de Cataluña. Pues bien, en Estambul derrumbó el argumento: el conjunto ciudadano venció por 1 a 0 al Inter y consiguió su primera Orejona en su historia, que en la temporada se sumó a la conquista de la Premier League y la FA Cup.
Valentí Guardiola, padre del revolucionario orientador, siguió el gran duelo desde su casa “con mi hermana y un aficionado”. “Fue una alegría muy grande. Padecimos de a ratos, porque el gol no llegaba y pensaba que podíamos salir mal de nuevo. Ayer no me moví y no salí a la terraza, porque hay partidos que dejo de ver, porque la presión es muy grande y me pongo muy nervioso”, contó en diálogo con Súper Deportivo Radio, por Radio Villa Trinidad. “Con 92 años no imaginaba ver a mi hijo ganar la Champions de nuevo”, añadió.
En la entrevista con el periodista Emiliano Nunia, Valentí definió a su hijo como un “enfermo del fútbol”. “Yo a los 14 años ya hacía 10 horas de trabajo de albañilería y 12 kilómetros en bibicleta. Mis hijos en ese sentido han salido como yo: trabajo, trabajo, trabajo. Uno tiene que vivir las 24 horas del día por su trabajo. Sea albañil, como en mi caso, o como Pep, que es entrenador”, describió su herencia, intangible, pero la más valiosa.
El lazo es tan fuerte que retienen una cábala o costumbre. “Él antes de cada partido me llama, pero ayer me llamó 30 minutos antes. Estaba tranquilo y confiado y me dijo: ‘Bueno, padre, estamos listos para salir a la cancha, pienso que ganaremos, vamos para eso’. Yo le dije que la suerte lo iba a acompañar”, relató ese contacto, sensible y con una profecía adentro, materializada por el gol de Rodri a los 68 minutos de cotejo.
“Lo único que me gustaría de ahora en adelante es que termine como hasta ahora y la salud respete a él y a su familia, que vivan felices. Me parece que llegó a un sitio de su carrera en el que será difícil conseguir más cosas. Sólo pido salud para él, porque si se pierde la salid se pierde todo”, concluyó Valentí con sabiduría.
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