Todo puede sintetizarse en una imagen en Mendoza, cuando Independiente ya perdía uno a cero dentro del campo de juego frente a Godoy Cruz y afuera, en la tribuna visitante, estallaba la violencia. Que dejó en claro una vez más que el diablo vive en los detalles y el infierno de Avellaneda está lejos de ser sólo futbolístico o institucional. Con un agravante: lo sucedido mostró las fisuras internas y cómo cada empresario juega su partido político en el club, pero también en la barra.
Recién había largado el partido cuando uno de los hombres encargados de colgar las banderas de la barra oficial llamado Luquitas le pidió a Yair Hendler, uno de los responsables de la firma Audifarm, que es sponsor en las mangas de la camiseta, que corriera su bandera con la leyenda Las Torres de Wilde, porque ahí tenía que ir la de Los Dueños de Avellaneda, como se autotitulan los que manejan la popular del Rojo con Mario Nadalich y Juan Ignacio Lecznicki a la cabeza. Hendler, que tiene una relación más cercana al ex jefe de Los Diablos Rojos, Pablo Bebote Álvarez, se negó, el diálogo se puso áspero y de la discusión pasaron a los golpes. Unos afirman que el apodado Luquitas fue quién agredió primero, otros que fue el mismísimo Hendler el que le pegó un cabezazo. Lo cierto es que eso provocó que varios barras lo fueran a buscar para pegarle, provocando la agresión y las corridas que se vieron en el Malvinas Argentinas hasta que logró salir de la cancha. De hecho, en el segundo tiempo la bandera de Las Torres de Wilde ya no estaba en la popular.
No es la primera vez que sucede esto cuando Independiente juega de visitante y puede llevar público. En el verano, en un amistoso en Salta contra Boca, se vivieron momentos semejantes porque la barra oficial identificó a una peña que tiene afinidad con Bebote Álvarez y también agredió a sus integrantes. En Avellaneda afortunadamente cada uno tiene su sector: las peñas que no responden a la oficial o el propio Hendler se ubican en la platea alta mientras que a la cabecera Norte van los barras de Los Dueños de Avellaneda y a la Sur concurren los de Somos Nosotros, el grupo de César Loquillo Rodríguez que está aliado al que hoy manda en el estadio Ricardo Enrique Bochini.
La situación además dejó otras cosas al descubierto. Los Hendler no son recién llegados al club: arribaron junto a los Moyano en 2014, se integraron como sponsor de la institución y hasta tienen un palco al que en su momento iba el propio Pablo Moyano. Esa relación se cimentó en negocios fuera del club que después se trasladaron al Rojo y quedaron bajo investigación judicial. El dueño de Audifarm es Marcos Hendler, quien también lo era de Droguería Urbana, máximo proveedor de la Obra Social de Camioneros, hasta quedar procesado junto al administrador y al auditor de la obra social por defraudación y administración fraudulenta por el presunto uso de troqueles falsos y cobro de reintegros de medicamentos no suministrados a pacientes. Según lo informado por el club, la firma paga casi 500.000 dólares por estampar su nombre en las mangas de la camiseta.
Pero además Marcos Hendler fue presidente de Administradora de Farmacias SA y su vice allí era su pariente, Yair Hendler, quien fue vocal tercero de la Comisión Directiva en la era Moyano y al mismo tiempo el hombre fuerte a cargo de todo el fútbol amateur de la institución, donde se forjan los futuros cracks que valen millones de dólares. Siempre respondiendo a Pablo Moyano. Yair además aparece en los registros de la Inspección General de Justicia como socio de la empresa Benito Quinquela 1662 SA, en la que también participaba Ezequiel Fernández Dorado, otro miembro de aquella CD del club que tuvo a su cargo, como arquitecto, la supervisión de las obras de remodelación del estadio, que ganó la empresa EVA SA, propiedad de la familia Franchi, quienes también ganaron varias licitaciones de relleno sanitario y plantas separadoras de residuos, en ocasiones en municipios donde la recolección de basura la hace la empresa Covelia SA, tantas veces adjudicada mediáticamente a Hugo Moyano. Como se ve todo queda en familia y lo que ocurre en la barra, también.
Porque si bien la firma Audifarm y uno de sus responsables, el agredido Yair Hendler, está relacionado a Los Diablos Rojos, la barra oficial tiene también su pata en otro sponsor que había dicho presente en la época de los Moyano y habría hecho un aporte sustancial para la confección de los telones nuevos y todo el cotillón que se armó en el clásico contra Racing. Y también es del rubro salud: se trata de Etica +, otra empresa cuyos dueños, Raúl Barreiro y Pablo Baldoni, se vieron involucrados en una causa judicial por manejos poco transparentes en el área de la medicina sindical.
Con toda esta situación más la complicada posición del Rojo en la tabla tras la derrota en Mendoza, hay muchos que creen sustancial reforzar la seguridad para el partido del próximo viernes a las 20 en el Libertadores de América. En principio la Aprevide no autorizaría el ingreso de los telones y mucho menos de pirotecnia, después de lo ocurrido en el último partido de local, en el empate ante Lanús, cuando hubo bengalas y bombas de humo que por un momento dejaron sin imágenes a la unidad de control y nadie supo por varios minutos lo que podía estar ocurriendo en la tribuna. Y con la tensión a flor de piel, nada quiere perder ni un segundo el monitoreo de las populares. De cualquier manera la propia Policía minimiza el poder de acción que tengan hoy los que se referenciaban en el ex líder, Pablo Álvarez. Bebote está bastante alejado de la cancha y en Avellaneda cada uno tiene su sector, por lo que no hay posibilidades de cruces en el estadio. Pero claro, una derrota del equipo de Zielinksi pondría todo otra vez a punto de hervor. Con consecuencias impredecibles. La mecha, como se vio en Mendoza, está corta. Y nadie quiere un encendedor que pueda hacer explotar otra bomba.
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