Corrían 15 minutos del segundo tiempo, San Lorenzo no lograba romper la resistencia de Colón en el Nuevo Gasómetro por la fecha 19 de la Liga Profesional, cuando Leguizamón intentó ganarle la posición a Rafael Delgado sobre la banda izquierda, quien puso el cuerpo para cerrar. Pero el inquieto atacante del Cuervo se escurrió por afuera y el defensor cayó al césped y tocó el balón con una de sus manos, al punto que terminó enviándolo al córner.
Todo el Ciclón se le fue encima al árbitro Darío Herrera para que sancionara penal, pero se señaló repetidamente el auricular, como marcándoles a los protagonistas que en la cabina del VAR, conducida por Leandro Rey Hilfer, estaban revisando la escena. E, instantes después, le indicó al Perrito Barrios que ejecutara el tiro de esquina. “No hubo penal”, repitió varias veces ante las protestas.
El árbitro (y la humanotecnología habrá coincidido) entendió que el toque la pelota se dio accidentalmente por la caída. Pero las distintas repeticiones permiten subrayar que el contacto es antinatural, que existe un gesto deliberado con el brazo del lateral aprovechando el derrape sobre el césped. En consecuencia, correspondía la sanción del penal, que le hubiera dado al local la posibilidad de convertir el gol. Un triunfo hubiera acercado al conjunto azulgrana a tres puntos del líder River Plate, que ayer no pudo completar su duelo ante Defensa y Justicia (igualaban 0-0 en 26 minutos cuando se suspendió por la muerte de un hincha en el Monumental). Sin embargo, San Lorenzo igualó sin tantos con el Sabalero.
Herrera venía de un polémico arbitraje en Núñez en la victoria del Millonario por 1 a 0 ante Boca Juniors, rendimiento por el que estuvo vetado en las designaciones. En aquella oportunidad, sancionó un remate desde los 12 pasos por una discutida falta de Sandez a Solari. Y el festejo destemplado de Palavecino en las barbas de los futbolistas visitantes terminó en una gresca generalizada, con siete expulsados.
El error se da además tras una semana convulsionada por los aribtrajes, tras la que Diego Abal fue cesanteado de su cargo por su error en el VAR de Gimnasia-Sarmiento (le anuló mal un gol al Lobo) y Fernando Espinoza fue parado luego de otro conflicto con un jugador en pleno partido (empujó a Gustavo Canto, de Colón).
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