La lupa sobre la polémica por las pelotas en Roland Garros: de los favorecidos por su estilo de juego a los que las calificaron como “basura”

El segundo Grand Slam del año ofrece una controversia por el tipo de bolas elegido, que tiene detractores y beneficiados

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Las pelotas recibieron críticas por sus características (REUTERS/Clodagh Kilcoyne)
Las pelotas recibieron críticas por sus características (REUTERS/Clodagh Kilcoyne)

Las pelotitas vuelven a ser el punto del conflicto entre los jugadores y los torneos de Grand Slam. Comenzado Roland Garros, bajo el sol de la primavera parisina, los jugadores se han dividido entre aquellos que están reclamando por el tipo de bolas que ha decidido utilizar la Federación francesa (FFT) para disputar el certamen y a quienes les parecen correctas o aceptan las condiciones que les imponen los torneos.

Uno de los entrenadores argentinos comentaba que, puertas adentro de los vestuarios, el debate se ha hecho presente. “Hay jugadores a los que les gusta y aquellos a los que les parece que no están buenas para nada”, resumió.

El que elevó su voz fue el número 2 del mundo, el ruso Daniil Medvedev, quien luego de ser eliminado en primera ronda dijo que “este tipo de pelotas puede beneficiar a Alcaraz o Tsitsipas, que pueden generar efecto con sus muñecas, pero yo no tengo potencia en las muñecas como para generar efecto. A mí no me sirven”.

Las pelotas en cuestión son de marca Wilson, las que vinieron a reemplazar -por acuerdos comerciales-, en 2020, a las Babolat francesas que se mantenían desde 2011. De esta manera, los torneos de Grand Slam quedarían polarizados en el rubro de las pelotitas. Australia y Wimbledon utilizan las Dunlop, mientras que Roland Garros y el US Open se jugarían con Wilson.

En su primera comunicación, la empresa de origen americano anunció que iban a crear “una nueva pelota de tenis de alto rendimiento de marca conjunta, diseñada específicamente para la célebre pista de tierra batida de Roland Garros”. Lo que nunca pensaron es que traería semejante debate.

Si bien los jugadores suelen quejarse por las pelotitas, y en algunos casos con razón, por las diferentes calidades que les suelen poner semana a semana, hay que tener en cuenta que el mismo tipo de pelota que es utilizada en el Abierto francés se usa en los torneos de Buenos Aires y Barcelona, entre otros.

No obstante, un español y un francés, países en donde se juega con las Wilson, opinaron con frases que pican, como la pelotita. Roberto Bautista Agut dijo que él es un jugador patrocinado por esa marca y que le habían enviado las pelotas creadas para el Major de Francia, pero que no son iguales. “Se ponen muy pesadas y gordas”, dijo el N° 24 del mundo, para agregar: “No me quiero imaginar lo que sería jugar un partido largo con lluvia o en una superficie muy pesada, es para hacerse daño, porque tanto el codo como la muñeca son los que lo sienten. Estas bolas sirven para los tipos que miden dos metros y para los que tienen mucha fuerza, a ellos seguro que les vendrá mejor”.

El español hacía referencia a que las pelotitas de tenis tienen una respuesta relacionada con el clima o el tiempo. Si se juega de noche o hace frío o mucha humedad va a ser muy diferente a si se juega de día, con sol o el clima es seco. En el primero de los casos, la pelota se abrirá más, aumentando su volumen aparente y dará sensación de hacerse más grande. Ese aumento de volumen, sumado a la absorción de humedad, la tornará más pesada y costará moverla.

Mientras que, en situaciones de tiempo opuestas, la bola no tomará tan rápido esa percepción de lana de oveja, será mucho más rápida y será más fácil de mover. Sin embargo, el francés Benoit Paire, otro de los detractores, sentenció fuertemente: “Son basura. Las nuevas bolas ni siquiera duran un juego, se hacen más grandes después de dos segundos. Es imposible meter un saque directo y yo dependo mucho de ello. Esto obliga a otro estilo de tenis diferente, que requiere cualidades físicas y de mantener la bola en la pista por más tiempo”.

En ese aspecto tiene razón, ya que las pelotas que se utilizan en el torneo rápidamente comienzan a abrirse en los primeros dos games. Cabe recordar que las pelotas se cambian cada 7 juegos, la primera vez, y, luego, cada nueve juegos.

Del otro lado de la red están quienes sí se encuentran conformes con las pelotas que se utilizan. Parado en la vereda opuesta del ruso Medvedev, el número uno del mundo, Carlos Alcaraz se siente conforme. “Es cierto que son un poco pesadas las bolas, pero yo me siento muy bien con ellas -comenzó diciendo-. Le pego muy bien y muy limpio, por eso, la verdad es que no me desagradan del todo. Es que, también es cierto, estamos jugando con diferentes bolas en el circuito y eso es lo que puede fastidiar, pero yo me he adaptado muy bien con estas bolas y acá, en Roland Garros. A mí no me desagradan”, culminó su explicación.

Según la mayoría de los entrenadores consultados, este tipo de pelotas puede cansar a los jugadores, pero no llegaría a provocarles alguna lesión, y encuentran que los tenistas que podrían encontrarse más favorecidos son aquellos que se paran de fondo o tienen juego de regularidad, “por eso no entiendo a Bautista (Agut)”.

Sin embargo, Tommy Etcheverry y Thiago Tirante, dos jugadores que suelen castigar a la pelota sin jugar tanto de fondo, también se sienten a gusto con el tipo de pelota utilizada en Roland Garros.

Etcheverry dice que no la nota diferente a la del año pasado. “A mí me gusta esta pelota, es cierto que se abren, pero se pueden manejar. Por eso no entiendo por qué hay tantas quejas al respecto”, dijo el tenista de La Plata.

Por su parte, para Tirante la pelotita “se pone grande rápido. La felpa se abre y se hace bastante ‘peluda’ la pelota y, obviamente, se pone más pesada. Pero para mí está bueno, porque le podés dar más fuerza y la pelota cae adentro (de la cancha)”.

Con la experiencia que tiene, uno de los ex top ten argentinos -hoy con su propia empresa de representación- comentaba que las diferencias no son demasiado grandes y que sólo podrían llegar a notarla los jugadores de este nivel.

El acuerdo de Roland Garros con la firma Wilson tiene vigencia de cinco años y termina en 2025, con alguna ventaja para la renovación. Seguramente, la Federación francesa habrá escuchado el ‘rebote’ que ha tenido el tema de las pelotitas este año, pero por experiencia, tal vez no le importe demasiado.

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