La historia de Denis Law, el ídolo de Manchester United que lo mandó al descenso tras marcarle un gol con el City

El escocés fue uno de los mejores futbolistas de la década del 60 y, junto con George Best y Bobby Charlton, llevó al conjunto rojo a ganar su primera Copa de Europa. Hoy, su estatua está en la puerta de Old Trafford, pese a haber sido su verdugo

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La Santísima Trinidad de Manchester
La Santísima Trinidad de Manchester United (Getty)

Antes de ingresar al Teatro de los Sueños, los fans del Manchester United se topan en cada partido con la estatua de la Santísima Trinidad (United Trinity), inaugurada en 2008 en homenaje a tres futbolistas que fueron claves para que hoy en día el club sea considerado como uno de los más grandes del planeta. Ellos son George Best, Bobby Charlton y Denis Law, delanteros que brillaron durante finales de la década del 60 y principios del 70 con la camiseta roja. Pero detrás de este homenaje se esconde una de las historias futbolísticas más dolorosas que el club haya sufrido.

El 24 de febrero de 1940, el pequeño Denis llegó al mundo para ser el último de los siete hijos de George y Robina, una joven pareja de Aberdeen, pueblo costero ubicado al este de Escocia. “Era un lugar difícil, no había demasiada comida debido a que hacía poco había terminado la guerra y todas las familias vivíamos una época dura”, recordó en una entrevista que formó parte de uno de los tantos documentales que hay sobre vida. Su padre se marchaba a trabajar los lunes a la mañana y regresaba a casa los sábados por la noche, para pasar junto a su familia el domingo, por eso fueron su madre y sus hermanos mayores quienes lo criaron. Sin televisión y en una vida completamente diferente a la de hoy en día, en donde los vecinos nunca cerraban sus puertas con llave; él y sus amigos pasaban tardes enteras jugando a la pelota fuera del horario escolar.

Fue justamente un compañero de clase quien lo invitó a unirse en una academia local, donde fue descubierto por el hermano de un entrenador de fútbol escocés. “Yo quería ser arquitecto, era bueno en matemáticas”, recordó entre risas el propio Law, quien por entonces admiraba al argentino Alfredo Di Stéfano. El Huddersfield lo cooptó de inmediato y a los 16 años ya estaba en el primer equipo. Al cumplir los 17, firmó su primer contrato y cuando cruzó la barrera de los 18 recibió el llamado de la selección nacional. Su carrera avanzó tan rápido como lo hacia él cuando tomaba el balón en el campo de juego, en donde se destacaba por su velocidad, su habilidad para controlar el esférico y su estupenda capacidad goleadora. “Nadie en el club había visto a alguien tan bueno a tan corta edad”, aseguró Ray Wilson, quien por entonces era una de las figuras del equipo.

Tras cuatro años, Manchester City lo compró a cambio de 55 mil libras, récord para un jugador británico en aquella época. El cambio de equipo no pareció afectarle al joven Law, quien marcó 22 goles en 44 partidos y de inmediato fue contactado por un club italiano. El Torino desembolsó 110 mil libras por su transferencia (el doble de lo que había pagado el City) y se convirtió -otra vez- en el futbolista británico más caro del mundo. “Yo era joven entonces, y pensé que Italia era un lugar con buen clima casi todo el tiempo. Luego me di cuenta, que Torino está justo a los pies de Los Alpes, por lo que en invierno había tormentas de nieve”, reconoció años más tarde en diálogo con Sky Sport. Pero el conjunto italiano también pasó por alto un pequeño detalle, el escocés no estaba hecho para el catenaccio. El goleador nunca pudo adaptarse a aquel estilo de juego que se centraba más en lo defensivo y dejaba la elegancia de lado. Encima, varias lesiones, incluida una producto de un accidente automovilístico, mancharon su paso por el Calcio y, tras un puñado de partidos, pidió irse. Por suerte para él, llegó Matt Busby.

El por entonces entrenador del Manchester United no dudó en ir a buscarlo y, tras algunas reuniones, logró convencer a los dirigentes de que pagasen 115 mil libras por él. Sí, en tres años batió tres veces el récord de futbolista británico más caro del mundo. Law aterrizó en 1962 en Manchester para formar parte de un club que no ganaba un trofeo desde 1957, cuando se había alzado con el título de la Primera División Inglesa (aún no se había creado la Premier League). Aquel campeonato le había dado el boleto para jugar la Copa de Europa (ahora Champions League) del año siguiente, certamen en el que alcanzó las semifinales tras eliminar al Estrella Roja. Luego del empate que consiguió en Belgrado (Yugoslavia), el plantel tomó el avión que los traería de regreso para Gran Bretaña, pero éste se estrelló en Múnich, en donde tenía previsto una parada técnica. Aquel accidente acabó con la vida de 23 personas, incluida la de ocho futbolistas.

La tragedia hizo que las vitrinas de la institución no sumaran nuevas copas por unos años, pero para principios de la década del 60 los Diablos Rojos estaban listos para resurgir. Para eso habían contratado a Law, quien debía asociarse a Bobby Charlton, uno de los sobrevivientes del accidente y máxima estrella del equipo. Pero al principio nada salió como esperaban.

“Todo el mundo decía ‘desperdiciaron mucho dinero en Law', ‘hicieron mal esto’, ‘hicieron mal lo otro’". Hasta que llegó la final ante Leicester City, allí hicimos el click”. Tras dos campañas irregulares en la liga, el equipo llegó a la final de la FA Cup de 1963 y se impuso por 3-1 ante el máximo candidato, con dos goles de Herd y otro del escocés.

El escocés es uno de los grandes ídolos del Manchester United

Aquel título les dio el golpe anímico que necesitaban y para la temporada siguiente se unió a la delantera titular el joven canterano George Best, quien junto a Law y a Charlton haría historia al conformar la Santísima Trinidad. El tridente ofensivo macó 665 goles entre 1964 y 1968, años en los que se repartieron entre ellos el galardón de Mejor Jugador Europeo. Juntos obtuvieron dos títulos de liga, 1964/65 y 1966/67 y la Copa de Europa 1967/68 (la primera de las tres que ostenta el club). Además, los ingleses comandarían al seleccionado de Inglaterra al título del Mundial 1966, mientras que el escocés, que se había ganado el apodo de The King, se alzaría con el Balón de Oro al mejor del mundo en 1964.

“Denis Law era como un rayo”, explicó Charlton años más tarde, mientras que Best aseguró: “Es uno de los mejores jugadores que he visto y cabeceaba la pelota a veces casi tan fuerte como la pateaban otros jugadores. Era un futbolista muy emocionante de ver”. Pero toda historia tiene un final.

Para la comienzos de la década del 70, el tridente parecía haberse apagado, el nivel del equipo había bajado y los festejos habían quedado atrás, por eso la dirigencia tomó la decisión de llevar adelante una renovación. En 1973, luego de haber festejado 237 goles en 404 encuentros, a Law, de 33 años, se le informó que debía despedirse de Old Trafford porque no estaba en los planes del futuro. Con el Mundial de 1974 en el horizonte y la esperanza de ser convocado, el delantero necesitaba buscar un equipo competitivo y fue un viejo club conocido el que le abrió las puertas.

“Para el momento fueron días dolorosos, habiendo estado tantos años en el United, uno sabe que todo tiene que acabar, pero la forma fue dolorosa. Pero es increíble cómo las cosas cambian porque una semana después el Manchester City me llamó para volver”. La temporada del conjunto celeste no fue la mejor. El equipo quedó en mitad de tabla y no sumó títulos, aunque llegó a las finales de la FA Cup y de la Copa de la Liga. Por su parte, Law marcó algunos goles que le permitieron demostrarle al mundo que aún estaba vigente, pero lo único que los fans recordarán para siempre será lo sucedido en el último partido.

El escocés marcó el gol y se marchó del estadio tras condenar a su ex equipo al descenso

“Fue la última pelota que toqué en la liga inglesa”.

El 27 de abril de 1974, el derby de Manchester se celebró en Old Trafford con casi 57 mil espectadores. La presión la tenía el elenco local, que saltó al terreno de juego en zona descenso directo (sí, la renovación no había salido bien). El objetivo del equipo era ganar el clásico, esperar que se dieran algunos resultados y luego imponerse dos días más tarde ante el Stoke City.

“Muchos dicen que yo lo mandé al descenso, pero en realidad solo les di, digamos... un empujón”.

Law fue aplaudido por las gradas colmadas de Old Trafford antes del inicio del cotejo que no destacó por ser atrapante. El nerviosismo llevó a los futbolistas a cometer demasiados errores y la mayor parte del encuentro transcurrió sin peligro en las áreas. Hasta que faltando 9 minutos para el final, la historia cambió en un ataque por derecha que encontró al goleador sin marca en el área.

“Fanny Lee subió y cruzó el balón. Yo no tenía ni idea de dónde estaba la portería. Estaba de espaldas, fue pura suerte”.

El escocés improvisó un taco que descolocó al arquero rival.

“Me giro y Stepney (el portero) estaba clavado como una estatua, el balón había entrado. Pensé, ‘Jesús vaya día’”.

El 1 a 0 fue celebrado por 10 de los 11 futbolistas del City que estaban en el terreno de juego. El único que no se alegró fue Law, quien agachó la cabeza y fue hasta el centro del campo para emprender una caminata que quedó grabada en los libros de fútbol. Al llegar a la línea de cal, miró hacia el banco de los suplentes y emprendió su marcha rumbo al vestuario.

“Fue horrible. Estaba muy triste, porque había un gran silencio en el estadio, a excepción de los seguidores del Manchester City en el otro frente. Pero yo era un profesional, tuve que... pero te puedo asegurar que fue pura suerte”.

El encuentro acabó 1 a 0 y por el triunfo que el Southampton consiguió ese mismo sábado por 3 a 0 ante el Everton, el Manchester United fue condenado al tercer descenso desde su fundación, el primero desde 1931.

“Simplemente me sentí deprimido, y yo no era así. Después de 19 años de esforzarme al máximo para marcar goles, aquí estaba uno que casi deseaba no haber marcado realmente. Era inconsolable. No quería que sucediera”

Después de aquel partido, Law jugó el Mundial de Alemania 1974 con su selección y tras no poder pasar la primera ronda se retiró. Sí, el último gol de su carrera, fue el de aquella tarde en Old Trafford.

“¿Cuánto duró esa sensación? ¿Hace cuánto tiempo fue el juego? Treinta y tantos años. Ahí está tu respuesta”, declaró en una entrevista al británico Daily Mail en 2012.

En 2008, luego de la muerte de George Best, la dirigencia de Manchester United decidió levantar una estatua en la puerta de Old Trafford en homenaje al tridente ofensivo que refundó al club, el que ganó todo, el que consiguió la primer Copa de Europa, el que hizo historia. Es así, que ahora cada vez que los socios de los Diablos Rojos se dirigen a su asiento en la grada, ven el rostro de uno de sus máximos ídolos y de quien, sin quererlo, terminó siendo su verdugo.

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