A Boca Juniors le había costado mucho el primer tiempo ante Arsenal y se marchó a las duchas en desventaja por el gol de Joaquín Pombo. Y el inicio del segundo tiempo le colocó un obstáculo extra: la expulsión de Marcelo Weigandt, que representó la gran polémica del encuentro en Sarandí por la fecha 19 de la Liga Profesional.
Corrían apenas tres minutos del complemento cuando Luis Advíncula buscó habilitar a Marcelo Weigandt, quien se proyectó y pisó el área. Sin embargo, al buscar dominar a la altura de la cintura el balón, se encontró con el citado Pombo, que apostó a rechazar de cabeza, y en el afán del recobre recibió el roce de los tapones en la cabeza. En consecuencia, cayó al césped y la escena se hizo más impresionable porque comenzó a sangrar.
Mientras lo atendían en el piso, el árbitro Leandro Rey Hilfer recibió el llamado del VAR, a cargo de Hernán Mastrángelo. Y, luego de observar repetidamente la acción y de titubear, decidió volver al rectángulo de juego para mostrarle la tarjeta roja al lateral, en medio de las protestas generalizadas, que incluyeron al entrenador Jorge Almirón.
Ahora bien, ¿fue correcta la sanción del juez principal? No. La ecuación es simple: ¿quién buscó el contactó? El jugador de Boca es el que llega el balón y el de Arsenal es el que asume el riesgo de disputárselo agachándose para cabecear, poniendo en riesgo su físico. En conclusión, el que genera el contacto es el futbolista local. Por eso Weigandt estuvo mal espulsado.
En este caso, Mastrángelo no debió ni llamar a revisar, porque ni siquiera existió una falta. Después, Rey Hilfer “se dejó convencer” porque la cámara lenta distorsiona la realidad.
El partido ya le había dado a Boca una mala noticia en el primer tiempo, pero no relacionada al aspecto arbitral: a los 27 minutos perdió a Nicolás Figal por una molestia muscular, y el orientador debió quemar un cambio para propiciar el ingreso de Nicolás Valentini. Y la roja a Weigandt le propuso un nuevo desafío en un cotejo en el que no exhibió seguridad ni fluidez en su juego. De lo que no quedan dudas es de que se trató de una falla de la humano-tecnología.
No fue la única. En el quinto minuto del tiempo de descuento, Rey Hilfer sancionó mano al borde del área en un rechazo limpio de cabeza de Centurión tras un centro de Fabra...
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