El 0-2 ante Nigeria dejó afuera a la selección argentina del Mundial Sub 20 y todo era dolor en San Juan. Los dirigidos por Javier Mascherano se derrumbaron en el campo y brotaron las lágrimas en la mayoría. Otros, como Agustín Giay, ensayaron algún pedido de disculpas al público que llenó el estadio. La contrapartida fueron los visitantes, que lejos estuvieron de apelar a la caballerosidad deportiva tras la victoria que los ubicó en los cuartos de final.
El arquero Aniagboso se dio vuelta y abrió los brazos en afán desafiante de cara a la tribuna detrás del arco, donde sólo había fanáticos albicelestes. Otros compañeros suyos, en lugar de celebrar entre sí, también se centraron en los aficionados argentinos, hecho que provocó que comenzaran a volar algunos proyectiles hacia ellos. Eso no modificó la actitud de los ganadores gracias a los goles de Muhammad y Sarki. Por el contrario, la exacerbó. Lo peor llegó cuando las cámaras de la transmisión oficial enfocaron a dos de los futbolistas triunfadores: comenzaron a hacer el típico gesto del corte de cuello con sus dedos.
Ya en el epílogo del cotejo, en el intento de hacer tiempo, habían mostrado un proceder polémico. Por ejemplo, faltando un par de minutos, ante un rechazo, un juvenil nigeriano abrazó a uno de sus compañeros sobre el césped, casi como un grito de gol, lo que generó que Luka Romero se acercara para separarlos y exigirles que terminaran con la escena para continuar con la acción. Otro, cuando fue reemplazado, se rehusó a salir por el lateral más cercano y se quitó los botines. La terna arbitral terminó estirando el tiempo extra hasta los diez minutos.
Pero a pesar de la catarata de jugadas de riesgo que creó la Albiceleste, muchas de ellas por empuje, no consiguió vulnerar el arco contrario, y el sueño terminó. “No nos consuela despedirnos habiendo jugado bien, pero hicimos todo para ganar el partido. Sabíamos que nos iba a costar, pero con el correr de los minutos fuimos claros dominadores. El segundo tiempo fue para nosotros. Algún error se paga, y tuvo un precio muy caro, porque el primer gol viene de un pelotazo largo del arquero que no supimos controlar. Creo que merecimos muchísimo más”, dijo Mascherano.
Sí fue valorable el hecho de que los chicos no entraran en las provocaciones de sus pares nigerianos, que el domingo jugarán por los cuartos de final, aunque lejos estarán de competir por el premio Fair Play.
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