Guillermo Coria y Gastón Gaudio, además de protagonizar una épica final de Roland Garros en 2004, marcaron una era en el tenis y durante varios años se codearon en la elite de este deporte. Sin embargo, durante sus carreras parecen haber cosechado algunos detractores. Esto quedó en evidencia luego de la entrevista que concedió Jean-René Lisnard durante una entrevista con el diario francés L’Equipe.
Ante la consulta sobre quiénes fueron los tenistas “más malos” que se cruzó durante su etapa como profesional, el oriundo de Cannes (pero representó a Mónaco en la Copa Davis) no dudó en apuntar contra los dos exponentes albicelestes.
“(Guillermo) Coria, (Gastón) Gaudio, todos esos tipos. Gilipollas, tipos malos que nos miraban por encima del hombro. Jugué contra Gaudio en Ámsterdam (en 2003) y me menospreció. Así que le gané (6-0, 7-6). Sí, cuando no respetas al tipo... Llegó diez minutos tarde, estuvo a punto de ser descalificado, llevaba la raqueta como si fuera un bolso y me miraba con desprecio. Y nunca me saludó”, lanzó sin rodeos.
Lisnard, que tras su retiro como profesional se inclinó por la formación y fundó la Tennis Elite Center, donde creció Daniil Medvedev (actual número dos del planeta) y forman parte las hermanas Erika y Mirra Andreeva, Varvara Gracheva, Anna Blinkova, Hugo Grenier y Alexandre Müller, también añadió a otros exponentes a su lista: “Berdych era igual, nunca me saludó. También estaba el austriaco Daniel Köllerer (fue suspendido de por vida en 2011 por amaño de partidos), que estaba completamente loco. Creo que se drogaba. Imitaba a sus rivales, se cachondeaba de ellos... Todo el mundo quería darle una paliza”.
En otro fragmento de la entrevista develó su peor momento. “Mi meningitis. En 2008, creo. Estuve muy cerca de morir. Estuve una semana en cama y tuve que ir dos veces a urgencias. Cogimos el avión a Finlandia para un partido de Copa Davis contra Mónaco. Un dolor de cabeza increíble. El jueves por la noche empecé a vomitar. Les dije a los chicos: ‘Llevenme rápido al hospital’. Fueron los veinte minutos más largos de mi vida, porque es cuando sientes que te vas”. Y luego, añadió: “Cuando llegué al hospital, estaba paralizado de todo el lado izquierdo. Vomitaba cada tres minutos. Podía oírlo todo, pero no podía hablar ni moverme. Tengo una vaga idea de lo que es un coma, porque estuve en uno unas horas... Después estuve dos meses en cama y, cuando volví al trabajo, tenía una fisura en la cadera, aunque nunca me había dolido. Tuvieron que operarme y estuve quince meses de baja. Después de eso, tienes 90 años. Después de eso, lo aprecias todo. En el aeropuerto de Helsinki me tomé un espresso: ¡fue el mejor de mi vida!”.
“La mayor impresión es Nadal. He jugado contra Federer, Djokovic, Agassi... El mejor es Nadal. Cada punto es un infierno. La calidad de sus golpes es monstruosa. Vas 40-0 arriba contra cualquiera y piensas que el partido está casi ganado. No contra Nadal. Nunca se rinde y puedes sentirlo. Cuando toma el control con su derecha, es sólo cuestión de tiempo que pierdas el punto. Te come. Cuando juego Roland con juniors, les enseño a Nadal en los entrenamientos. Juega dos contra uno y pone la máxima intensidad en cada golpe. Les digo a los jóvenes: “Miren, tiene 500 millones en su cuenta bancaria, más de 20 Grand Slams , pero sigue dándole a la pelota en todo, todo el tiempo”, concluyó.
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