Su padre murió en pandemia y decidió dejar el tenis, pero volvió para tener su mayor alegría en Roland Garros: la historia de lucha de Genaro Olivieri

A los 24 años, el argentino (231 del ranking) disputó su primer partido de Grand Slam en el Abierto de Francia y ganó ante el local Giovanni Mpetshi Perricard. “Él seguro me estaba viendo”, dijo recordando a su papá

Guardar

Genaro Olivieri ya comenzó destacándose en el mundo Junior del tenis, pero la pandemia y la pérdida de su padre se le interpusieron en el medio de sus primeros pasos en el profesionalismo.

El encierro por el Coronavirus dejó a los deportistas con la incertidumbre del regreso a los entrenamientos y a las competencias, eso les jugó muy fuerte mentalmente a la mayoría provocándoles algún tipo de depresión. Por ello, comenzaron a realizar trabajos físicos y a improvisar rutinas que les hiciera creer en un supuesto regreso inmediato a la actividad. Casi finalizando el verano europeo de 2020, para la Argentina recién en diciembre, pareció que todo regresaría a la normalidad, sin embargo, el frío boreal y el otoño al sur del continente americano, después, volvieron a traer el encierro, padeceres y riesgos.

Genaro, como el resto de los tenistas, había intentado regresar a la actividad. Algunos torneos volvieron a organizarse y la competencia había tomado forma, con algunas cuantas restricciones, durante el verano. Pero el 8 de abril de 2021, cuando el encierro había sido impuesto nuevamente en la Argentina, el de Bragado recibió la triste noticia de que su padre Carlos había fallecido a causa del COVID-19. Los primeros tiempos de angustia y recogimiento lo terminaron llevando por caminos de incertidumbre y de lógico dolor. Pero Genaro es uno de los argentinos que han adquirido esa capacidad de luchar por conseguir lo que se proponen, y en el mundo del tenis eso es tan difícil de conseguir como valioso. Por eso, cuando le preguntan con qué se va a encontrar la gente que vaya a verlo, sin dudarlo, responde: “Que las corro todas, que no dejo una sin correr”.

Su sonrisa envuelve su rostro, consiguió lo que tanto había soñado y se le venía postergando, ganar un partido de Grand Slam (7-6, 4-6, 4-6, 7-5 y 6-1 al local Giovanni Mpetshi Perricard, N° 237 del ranking ATP), pero detrás de la alegría de cada una de sus victorias se esconde el dulce sabor de un recuerdo con dedicatoria.

El eufórico grito de Olivieri en su triunfo
El eufórico grito de Olivieri en su triunfo

— ¿De quién te acordaste cuando ganaste el partido? ¿Se te vino alguna imagen a la cabeza?

— Sí, de mi papá, que falleció en pandemia. Siempre me acuerdo de él cuando gano un partido. Era mi compañero de aventura, el que me acompañaba, el que me apoyaba de todas las formas, psicológicamente, económicamente y, como al final sabía un poco más de tenis, también me ayudaba con eso. Pero sí, me acuerdo de él primero en cada victoria, cuando pierdo también, pero no se lo dedico, porque sólo me gusta dedicarle las victorias.

Fue por eso que, cuando logró su victoria ante el joven gigante francés Mpetshi Perricard, de apenas 19 años, en cinco sets, miró al cielo, como buscándolo entre las pocas nubes que apenas obstruían el azulceleste. “Él seguro me estaba viendo”, dijo Genaro.

Su papá Carlos había sido uno de los pelotaris destacados de Bragado, su ciudad natal. Y, desde su profesión de contador y del negocio familiar cubría las necesidades económicas del desarrollo tenístico de su hijo. Pero eso no importó demasiado luego de su desaparición física

— Fueron momentos duros para vos, ¿qué te sucedía, a qué te aferrabas para que no lograra arrastrarte?

— Después que falleció mi papá hubo un tiempo de mucha angustia y dejé de jugar al tenis. Pasaron meses sin que yo tocara la raqueta, no me interesaba. Ayudaba en mi casa en Bragado y en el estudio contable. La verdad, no encontraba mucha motivación para jugar al tenis. Pero llegó el tiempo en que lo empecé a extrañar y mi mamá me alentó, me dijo “dale, yo te voy a apoyar. Andá, que tenemos unos ahorros guardados, vos jugá al tenis que creemos que te va a ir bien”. Cuando entraba a la cancha tenía un fueguito interno que me daba un poco más de fuerza para los partidos duros. Había perdido mucho ranking. La primera gira que hice fue en Estados Unidos, pasé la Qualy de dos challengers y llegué hasta cuartos de final en ambos. Fue una muy buen gira, me había logrado meter trescientos y pico y ya entraba a las Qualies de los challengers. Después me fue muy bien en la gira sudamericana y me instalé en el circuito challenger, fue ahí en donde decidí que debía seguir. Así fue cómo se fueron dando las cosas después de la pandemia.

La carrera de Genaro fue realizada sin apoyo externo, lo que se conoce como inversionistas, sponsors. “La hice toda a pulmón”, dice. “Toda la vida fue mi familia la que me apoyó, el dinero salía de lo que mis padres trabajaban, porque ellos creían en mí. Al fin y al cabo, tienen que confiar en uno, en el talento y en la capacidad, porque es muy fácil decir esto es muy costoso y si no se llega a nada va a ser muy difícil. Por eso les estoy muy agradecidos a ellos, porque fueron mis sponsors de toda la vida”, cuenta con cierto orgullo.

En 2022, Genaro Olivieri ganó su primer título challenger, en Montevideo (Uruguay), al vencer en la final a Tommy Etcheverry. Hoy ya pisa segunda ronda en territorio francés, en donde se enfrentará al italiano Andrea Vavassori, 148 del ranking de ATP, un gran cambio para él.

“Es diferente jugar acá, porque ahora me quiero sentir parte, por eso quiero vivirlo con normalidad, porque si lo vivís como si fuera un sueño te pasa por arriba”, explica Genaro, y asegura que se maneja igual que en todos los torneos, “porque tengo que estar tranquilo y enfocado, porque sigue todo y no me puedo dar el lujo de tratarlo como un sueño”.

De la mano de su inquieto entrenador Diego Cristín, vive su tiempo de alegría y comparte su profundo deseo interno: “Espero que mi papá esté mirando y que esté igual de contentó que yo”.

Seguir leyendo:

Guardar