Alan Schlenker, el ex jefe de la barra brava de River sentenciado a cadena perpetua como instigador del crimen de Gonzalo Acro, tiene un proyecto. Y dice que más tarde o temprano ese proyecto se va a cumplir. ¿De qué se trata? De formar una familia y hacerla crecer en libertad. Parece una utopía, pero el primer paso ya lo ha dado: la semana pasada nació su hijo, Christian Schlenker, fruto de su relación con Patricia, a la que conoció en 2017 cuando purgaba su pena en la cárcel de Azul, y cuando fue trasladado un año después a Trelew, ella abandonó todo para seguirlo. Se casaron en la cárcel el año pasado y ahora nació el primogénito. Traer un chico al mundo cuando alguien está condenado a perpetuidad parece una locura, pero Schlenker se aferra a sus sueños y cree en su futuro.
“Yo pienso una vida junto a él, afuera, en libertad. Sé la responsabilidad que asumo y que asumimos con Patricia, pero nuestro proyecto es el de una familia como cualquier otra, creciendo unidos. No me veo recibiéndolo y viéndolo con visitas al penal una vez por semana. Estoy convencido de que la verdad saldrá a la luz, se demostrará mi inocencia y podré tener una vida normal junto a mi gente”, afirma a Infobae desde el penal federal más austral del país. Y agrega: “Estoy tan convencido que postergamos el tema de la paternidad todo el tiempo que era posible, porque la Justicia está analizando mi caso pero no tiene tiempo para definir. Pero llegó el momento que por cuestiones de edad (ella tiene 38) seguir demorando la llegada del niño podía traer riesgos o complicaciones no deseadas y no queríamos eso. Pero yo me voy a ir de acá. Más tarde o temprano. Y por la puerta grande”.
Schlenker, como todo padre, dice que los muros que lo separan de la calle lo endurecieron, pero que la llegada de un hijo le ganó el corazón. “Me permitieron salir para ir al parto, en realidad es un derecho, pero como me hacen la vida imposible pensé que hasta me lo iban a negar. Cuando lo tuve en mis brazos fue una emoción increíble. Ahora estamos esperando que la pediatra dé el okey para que me venga a visitar. Esto me da aún más fuerzas para continuar mi lucha por la libertad. Me la merezco yo y se la merece Patricia, que dejó todo, se vino a vivir a la Patagonia y no regresó nunca más a La Plata, ni siquiera para ver a sus padres, tíos y primos. Ella me acompañó siempre, no faltó a ninguna visita a pesar del maltrato y hostigamiento del Servicio Penitenciario. Sé que traer a un chico en este contexto es hostil, pero ella le decoró el cuarto con dinosaurios y le compró ropa, todo para disfrazar este calvario, para que sea feliz más allá de las circunstancias. Yo estoy convencido de que, cuando él tenga uso de razón, yo estaré en libertad”.
Schlenker se aferra a tres opciones para conseguir lo que para muchos es imposible. Por un lado presentó en 2019 un recurso de revisión a la Corte Suprema para que vuelvan a estudiar la sentencia condenatoria y la revoquen. “El fallo dice que yo instigué a Luna (Ariel, alias el Colo, el autor material del crimen) en una pizzería que estaba a cinco cuadras de mi casa y se probó que él a ese lugar no fue. Presenté nuevos testigos que avalan lo que estoy diciendo. En su momento me cambiaron la plataforma fáctica de la acusación para que no pudiera defenderme vulnerando mis derechos. Además presentamos una pericia para demostrar que nunca salí de mi casa en los horarios que ellos dicen que estaba en la calle. Las distintas antenas de handy están en la misma zona de mi departamento y toman tres distintas por los rebotes y por la capacidad de cada una. Eso ya lo demostré. Pero llevan cuatro años sin darme una respuesta. Recién en febrero de este año el caso pasó a la segunda vocalía (son cuatro en total). Yo entiendo que deben estar en cosas muy importantes, pero deberían darle prioridad a casos en los que la gente está privada de su libertad, como el mío”.
Schlenker también apeló a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Allí en marzo de 2021 se abrió un expediente y desde el año pasado se reunió toda la información disponible. Pero la Corte Interamericana también tiene sus tiempos y no ha emitido por ahora ningún dictamen. Los abogados de la familia Acro y los jueces de primera y segunda instancia que lo condenaron ya han dado sus veredictos sobre la situación considerando a Alan Schlenker como el instigador del crimen, pero él insiste en que eso es falso. “Desde que se probó que había enemistad entre Acro y el grupo de Palermo al que pertenecía Luna, esa situación no tiene sentido porque no se puede instigar al ya instigado previamente”, afirma.
Y el tercer movimiento que hizo tampoco dio por ahora sus resultados. En 2018 Schlenker se contactó con Innocence Project Argentina, la ONG de Enrique Piñeyro y el ex fiscal anticorrupción Manuel Garrido que ayuda a demostrar la inocencia de personas detenidas por error o causas armadas y que tuvo casos resonantes como el de Fernando Carrera, conocido como la masacre de Pompeya: fue condenado en 2007 a 30 años de prisión y nueve años después la Corte lo absolvió. O el de Marcos Bazán, que salió absuelto recientemente en un segundo juicio del femicidio de Anahí Benítez tras ser condenado a perpetua en el primer proceso.
“Me iban a entrevistar ese mismo año y una semana antes de que se produzca el encuentro me trasladaron de la cárcel de Azul a Trelew. Fue a propósito. Al final ambos vinieron en febrero del año pasado, estuvimos dos horas charlando en el penal y les conté todo mi caso. Pero aún no tuve novedades”.
-No te parece raro que a casi un año y medio de la entrevista no se hayan puesto en contacto otra vez con vos. ¿Será que no tomaron el caso?
-No lo sé. Pero por mí, por mi mujer y por mi flamante hijo espero que no sea así porque soy inocente y me tienen que absolver.
-Te hago una última consulta. ¿Por qué le pusieron Christian al bebé? Uno se imaginaba que ibas a ponerle Marcelo, Enzo, Norberto, algún nombre que refiera a la historia de River.
-Para eso ya tiene el apellido: Schlenker.
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