La bandera de Bielsa, el gesto del arquero inglés y la hermandad sudamericana: crónica del partido que convirtió a La Plata en Uruguay

En el estadio Único se vivió uno de los encuentros más vibrantes del Mundial Sub 20: rivalidad, clima, color y lluvia de goles

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Hinchas de Peñarol y Nacional unidos por Uruguay

Argentina y Uruguay fueron un solo país en el Día de la Patria. En un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, las naciones hermanas se abrazaron con un partido válido por la segunda fecha del Grupo E del Mundial Sub 20 que enfrentó a la Celeste contra Inglaterra. El clima lluvioso no impidió que el público se agolpara en los accesos al estadio Único Diego Armando Maradona de La Plata, donde se registró el cuarto match con mayor asistencia en lo que va del certamen con 27.231 espectadores (detrás de los dos que jugó Argentina y el de Italia-Brasil).

Ya desde temprano las tribunas se tiñieron de celeste y blanco (sobre todo de celeste) con aficionados sudamericanos que se unieron para hacer fuerza por el equipo dirigido por Marcelo Broli y también llevarle la contra a los británicos, que no habrán esperado el clima hostil. Y es que en su primera participación contra Túnez el cuadro inglés había salido al campo del mismo escenario pero con menos de 3.000 hinchas en las tribunas. Esta tarde todo cambió.

Los que llegaron sobre la hora debieron apurar el paso en la única rampa de ingreso porque los controles se superpoblaron y la llovizna se hizo cada vez más intensa. De fondo ya se empezó a escuchar el clásico grito argentino en referencia a la rivalidad con los europeos: “Y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta, es un inglés”. Claro, los uruguayos que viajaron desde su país, más los que viven en Argentina, se unieron en el cántico. Hubo fanáticos de Peñarol y Nacional unidos por su bandera. El celeste y blanco con el sol predominó en todas las tribunas.

Himno Inglaterra silbado

Algunos suplentes ingleses que caminaron por detrás de unos de los arcos observaron incrédulos la marea de insultos que los argentinos les dedicaban en la cara apoyados en la baranda contigua al campo de juego. Desde ese momento y cuando los titulares asomaron la cabeza por el túnel la delegación británica comprendió que jugaría más de visitante que nunca en la competición. ¡Y es que justo les tocó enfrentarse con un país hermano de Argentina en un 25 de mayo!

No solamente las circunstancias del torneo juvenil hicieron que argentinos y uruguayos se abrazaran e hicieran fuerza por el conjunto charrúa que hizo un gran partido pero cayó 3-2 con el campeón europeo, sino que la reciente designación de Marcelo Bielsa como DT de la Mayor acercó a algunos bielsistas al estadio.

Un par de argentinos se hicieron ver con una bandera que hizo alusión al Loco con la frase “un hombre con ideas nuevas es un loco hasta que sus ideas triunfan”. El lema copiado del escritor norteamericano Mark Twain inspiró a la ola futbolística que el estratega rosarino desplegó desde sus inicios en Newell’s hasta llegar a la selección argentina. “La eliminación en Corea-Japón nos mató. Fue una de las peores mañanas de la historia”, dice uno de ellos, todavía cargando con el dolor en los hombros de aquel triste recuerdo.

Dos bielsistas en Uruguay-Inglaterra

Estos dos fanáticos estrenaron el trapo justamente en un encuentro entre Argentina y Uruguay disputado en 2004 por las Eliminatorias Sudamericanas camino a Alemania 2006, el día del debut de José Pekerman en la Albiceleste. Bielsa acababa de renunciar al combinado nacional y ellos quisieron reivindicar su tarea. Después de su paso por la Selección, lo bancaron en Chile, Athletic Bilbao, Marsella, Lille y Leeds United.

“Nosotros hinchamos por el fútbol, me parece que ese es un poco el mensaje. El buen fútbol, la estética, la belleza, el tener la pelota”, prosigue el devoto por el Loco. Y cuando se le pregunta por quién hincharán en el próximo encuentro en la Mayor entre Argentina y Uruguay, gambetea pero no la tira afuera: “Sea uno o el otro, si tratan bien la pelota, va a estar bien el resultado. Que sea un empate 3-3, con goles”.

Los jugadores uruguayos insinúan, pero el defensor inglés Bashir Humphreys rompe el cero por medio de una pelota parada. Y aunque los sudamericanos merodearon el área adversaria en varias ocasiones y generaron el “uhhh” del público presente, Alfie Devine aumenta la ventaja en tiempo de descuento y manda a los equipos con dos tantos de diferencia al vestuario.

Este fue el momento del guardameta británico Matthew Cox, que soportó el abucheo constante de todos los fanáticos situados en la popular que tenía a sus espaldas y fue abierta por la masiva venta de plateas (con el partido empezado se abrió la otra cabecera y el golero del Brentford tuvo que seguir tolerando insultos en otro idioma más de 45 minutos).

Matthew Cox les gritó el gol en la cara a los argentinos y uruguayos que estaban detrás del arco que defendió el primer tiempo
Matthew Cox les gritó el gol en la cara a los argentinos y uruguayos que estaban detrás del arco que defendió el primer tiempo

Cox gritó el gol con saltos y puño apretado. Tomó carrera y enrojeció su garganta. Luego volvió al trote de cara a los aficionados argentinos y uruguayos que le hacían gestos obscenos detrás de la valla que defendía. Tras el descargo del 2-0, saludó socarronamente a sus contras, lo que los exasperó aún más. En medio de un clima enrarecido, algunos futbolistas británicos optaron por irse al trote camino al vestuario una vez que el árbitro mexicano Marco Antonio Ortiz Nava pitó y le bajó el telón a la etapa inicial al minuto 50.

El tempranero gol de Franco González en el complemento le dio suspenso al cotejo no solo porque fue revisado por el VAR por presunta posición adelantada sino porque además abrió el tanteador. Con sus armas, Uruguay comenzó a arriar a su rival, que igualmente siempre mantuvo una cuota de peligro en su ofensiva y amenazó con liquidar el pleito. Recién logró su cometido con una fabulosa maniobra de Darko Gyabi, que dejó sin chances a Randall Rodríguez y corrió a festejar con los suyos.

Desde una de las plateas, los sudamericanos se agruparon para insultar a los ingleses como si se tratara de un gol agónico en una final del mundo de mayores. Y fueron varios los inadaptados que arrojaron botellas de plástico, lo que generó aún mayor disgusto en una delegación británica que probablemente jamás haya imaginado ser tan maltratada durante su segunda excursión por el Único de La Plata.

Más allá de alguna estúpida y repudiable agresión que merece ser archivada, este 25 de mayo de 2023 será recordado en materia futbolística como el día que La Plata se transformó en una ciudad uruguaya.

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