Detrás de la próxima estrella: cómo trabajan los cazatalentos que llegaron a Argentina por el Mundial Sub 20 y cuáles son las posiciones más buscadas

El retrato de la tarea de siete scoutings que arribaron al torneo juvenil para seguir de cerca a las promesas de cada selección

Guardar
Un nutrido grupo de cazatalentos desembarcó en Argentina para mirar a los jugadores durante el Mundial Sub 20 (Foto: Télam)
Un nutrido grupo de cazatalentos desembarcó en Argentina para mirar a los jugadores durante el Mundial Sub 20 (Foto: Télam)

Se mueven distinto al resto de los mortales que están en ese estadio. No caminan con las camisetas de Senegal, Japón, Colombia o Israel. Tampoco son los curiosos argentinos que aprovechan la ocasión para ver un Mundial en su país. Ni cuelgan sobre sus pechos credenciales que indiquen que están haciendo algún trabajo específico para la organización del torneo. Se sientan como si fuesen una manada en un sector específico de la platea, casi sobre las salidas, quizá para tener una perspectiva completa del campo de juego. Miran, analizan, comentan con alguno de sus colegas y anotan. Sí, lapicera y papel como en la vieja escuela. El celular lo usan para abrir sitios de estadísticas, googlear el nombre del futbolista que acaba de intervenir en una jugada o enviar algunos mensajes. Son los cazatalentos que llegaron de todas partes del planeta para buscar a la próxima perla del fútbol mundial en la Copa del Mundo Sub 20 que se lleva a cabo en Argentina.

La agenda de este ojeador de un club español tiene las páginas separadas en “Local” y “Visitante”. Allí cada uno de los números de los futbolistas tiene un apartado para anotar las apreciaciones sobre su estilo. Acepta dar detalles de su trabajo ante la consulta de Infobae en las tribunas del Estadio Único Diego Armando Maradona de La Plata, pero no quiere ser grabado. Las próximas seis entrevistas serán en la misma sintonía: contarán sobre sus métodos, sus formas y sus miradas, pero prefieren mantenerse en el anonimato. Parecen estar guardando la fórmula de la gaseosa con el secretismo que emplean, pero es en cierto modo entendible. Trabajan fuera del radar con una botonera que podría significar millones ganados o perdidos. El ojo que todo lo ve. Dar un dato de más sería mostrar las cartas.

Este medio pudo saber que en La Plata, para la jornada que albergó la segunda fecha de Grupo C, hubo al menos más de 30 ojeadores representando a clubes de España, Italia, Portugal, Francia, Países Bajos, Brasil, Dinamarca y Argentina. Sí, en este país también un pequeño puñado de clubes ya empezó a profundizar el trabajo en esa área aunque conocen las limitaciones con respecto a sus colegas/competidores. Aunque el grupo más nutrido es de la liga de Estados Unidos. “Sí, trabajo para un club de la MLS. Como el 95% de los que están acá...”, bromea uno de ellos al empezar la charla, en off con este medio.

La labor básica, que se repite en cada consulta, es la de generar una base de datos con apreciaciones por si el día de mañana ofrecen a ese futbolista o precisan fichar a un jugador en especial. “Debo tener un informe después de haberlo visto en varios partidos por si en algún momento es necesario. Si llega un representante que lo ofrece o el club quiere buscarlo yo, ya tengo una descripción de al menos cinco partidos”, explica un ojeador europeo. Lo que sí cambia según el país son los requisitos, las especificaciones, dónde se coloca la lupa.

En Argentina, por ejemplo, saben que es imposible fichar jugadores europeos por un tema económico o deportistas asiáticos o africanos por situaciones más vinculadas a la adaptación cultural. Entonces el ojo está puesto en los equipos sudamericanos en competencia. Si bien muchos de ellos esquivan a la pregunta sobre qué posiciones buscan, un poco por jugar al misterio y otro por la realidad de abarcar el análisis más amplio posible, la mira se calibra distinta dependiendo la liga o el club en cuestión.

Un ex futbolista brasileño, ojeador en América Latina para un club francés, se ríe ante la consulta de este medio sobre algún apellido que lo haya sorprendido. “No te voy a contar el secreto”, dice con gracia, aunque acepta que para la Ligue 1 es importante el “tema físico”. Él es uno de los que es fácil de identificar en la platea: porta un bolso con la insignia de esa entidad. Otros lucen camperones de su club en la MLS o del Brasileirao. Algunos llevan agendas de FIFA. Es un periodista reconvertido en scouting de un tradicional equipo de Brasil el que pone sobre la mesa el perfil que buscan atrapar con sus redes en el mar deportivo: defensores zurdos o mediocampistas “box to box”, esos interiores que pueden hacer el trabajo de área a área. Sí, como las “Ferraris” de la selección argentina en el Mundial de Qatar.

Encontrar ese diamante rosado es el objetivo, aunque la perla que los obsesiona cambia según la idiosincrasia deportiva. El hijo de un ex futbolista de la selección brasileña que fue scouting de un club danés en el pasado, pero hoy se presenta como un “consultor” en esta área –un intermediario lisa y llanamente– afirma que pone su lupa sobre jugadores con “porte físico”, porque eso es lo que les interesa a los dirigentes de las entidades de Europa del Norte. “Lo mío tiene mayores libertades porque no tengo compromisos ni con las instituciones ni con los futbolistas. Simplemente los conecto”, explica sobre el rol que ocupa en el negocio y aclara que su ganancia será llegado el caso que se haga la transferencia. Y ejemplifica con “el nueve de Senegal”, un delantero de 1.80m que mostró versatilidad con los pies, buen trabajo aéreo y resistencia física en el 1-1 vs. Israel.

Caminando por los cuatro estadios de la Copa del Mundo Sub 20 hay dirigentes de clubes importantes, representantes de estrellas de talla mundial y muchos scoutings que trabajan directamente para las instituciones. Un equipo español, que tiene ocho ojeadores en el área de scout, envió a dos para esta cita: uno de ellos visualiza los juegos de las sedes San Juan-Mendoza y otro se instaló en La Plata. Durante dos semanas seguirá de cerca los juegos de la cita juvenil, pero también aprovechará el tiempo para estar presente en juegos de Copa Sudamericana, Libertadores y el torneo argentino. “Buscamos jugadores jóvenes, pero si un jugador de 25 años me llama la atención también lo apunto, aunque es más difícil que suceda”, aclara.

La platea del Único de La Plata durante Senegal-Israel: abajo, los fanáticos del país africano; arriba, un amplio grupo de cazatalentos
La platea del Único de La Plata durante Senegal-Israel: abajo, los fanáticos del país africano; arriba, un amplio grupo de cazatalentos

Consiguen los tickets de ingreso a los estadios a través de sus federaciones o por representantes amigos en el país. Muchos de ellos repitieron que estarían presente durante la noche de ese miércoles en La Paternal para ver Argentinos Juniors-Corinthians (0-0). Y uno de ellos incluso aseguró que había aprovechado la mañana de ese día para acercarse al duelo de Reserva entre Estudiantes de La Plata e Instituto de Córdoba. No pierden el tiempo.

Está claro que no es la primera vez que ven a muchos de estos jugadores. La televisación que alcanza incluso los torneos de Reserva les permite tener un primer pantallazo. Pero afirman que el análisis in situ les asegura estar atentos a cosas que las cámaras omiten: personalidad durante el juego, posicionamientos sin pelota, reacciones en diferentes circunstancias, respuestas físicas. “Las capacidades técnicas son sencillas de detectar, pero el tema físico se puede notar mejor en vivo. La exigencia física, capacidad para responder, para perfilarse”, advierte un scout brasileño que repara en las buenas decisiones que tomó el chiquitín Mamadou Gning, un extremo de 16 años que entró con la camiseta “11″ para Senegal y logró complicar a la defensa israelí por el sector izquierdo.

También la detección en el lugar es un método que aplican para comparar: cómo rinde un futbolista colombiano contra un deportista africano y cómo se desempeña ese mismo contra otro asiático, por citar un caso.

No todo es mirar, el lobby tiene su rol. “Estar acá es interesante porque es una plataforma de negocios”, se sincera otro cazatalentos. Sentados todos en un mismo sector del estadio cada uno lleva sus anotaciones, pero en el entretiempo o en la hora libre que hay entre partido y partido se acercan hasta el playón detrás de las tribunas para compartir rondas de diálogos. Son competencia, pero también colegas al fin y al cabo.

“Hoy, que estás brillando por el Mundial, no te voy a ir a buscar. Pero en seis meses, cuando tu valor baje, ahí es cuando quizás deba negociar”, destapa uno de sus naipes otro reclutador que dice trabajar en el Estado de Sao Paulo, pero no revela si está en Argentina por un club en especial o en calidad de intermediario. Minutos antes, cuando estaba en una ronda con sus colegas, evitó hablar con el periodista cuando se presentó. Pero después, mientras organiza un cigarrillo de tabaco artesanal entre sus manos en soledad, le chista al cronista. “¿Qué te interesa saber?”. El misterio también parece ser un factor común entre todos ellos, como agentes secretos que deben mantener camuflada su identidad en esta danza por hallar los millones que realizan.

Anotar el rendimiento de un jugador no significa necesariamente abrir una negociación. Destacar el apellido no es sinónimo de fichaje. Muchas veces, por caso, siguen de cerca para conocer la evolución del deportista o quizá les interesa el perfil, pero tienen justamente esa posición bien cubierta en el equipo por el momento. Es un trabajo en presente y futuro.

En La Plata, pero también en Santiago del Estero, San Juan y Mendoza, desembarcaron cientos de estos cazatalentos de distintas partes para lograr dar con la estrella que en el futuro obnubilará a todo el planeta. El trabajo silencioso ya está en marcha y la semilla florecerá dentro de unos años.

Los futbolistas de Senegal tras igualar 1-1 ante Israel (Foto: Reuters)
Los futbolistas de Senegal tras igualar 1-1 ante Israel (Foto: Reuters)

Seguir leyendo:

Guardar