“Realmente, no nos sentimos extranjeros. Nos sentimos en casa”. Fito y Gabo son padre e hijo, llegaron al Estadio Único Diego Armando Maradona de La Plata desde temprano, ya sentados para ver el partido inicial de la jornada entre Inglaterra y Túnez que también integran el grupo de Uruguay. Son futboleros a tope, pero además fanáticos del país que alberga el Mundial Sub 20. Ellos son dos de los más de cinco mil hinchas que llegaron un lunes por la tarde hasta esta sede para ver el debut charrúa ante Irak con un denominador común: si no es ahora, ¿cuándo vamos a ver un Mundial?
La pregunta retórica se repite y las historias también con un punto clave: el tipo de cambio favorable que tienen los vecinos para darse el gusto de ver una Copa del Mundo juvenil sin resentir los bolsillos. “En esta oportunidad vinimos por el torneo, pero venimos muy seguido porque nos encanta Buenos Aires. Tenemos la ventaja que el tema cambiario nos sirve. Tengo una tarjeta argentina, puedo abonar con la tarjeta argentina. El cambio nos es bastante redituable”, reconocen ante Infobae.
La cuenta es sencilla: el salario mínimo puntualizado por el gobierno uruguayo supera los 500 dólares y la entrada, tomando la cotización blue del dólar de Argentina, oscila entre los 4 y los 6 dólares (12 si se toma el oficial). “Para nosotros sí, es barato”, afirman Alberto y Daniel, otros dos celestes que vinieron también específicamente para este evento. Y la respuesta se repite: es económico para los bolsillos uruguayos. Por citar un ejemplo para comparar economías de uno y otro lado del charco se pueden tomar como referencia los puestos de comida. Se podía comprar desde 800 pesos una empanada (3 dólares al oficial), a 1800 una hamburguesa o 1900 un sándwich de jamón y queso (USD 8). También hay gaseosas ($1000) o cerveza sin alcohol ($1500).
El modus operandi se repite entre los diversos casos consultados por este medio. Viajaron en vehículo (unas ocho horas de viaje) o en alguna de las dos líneas de buques que cruzan el Río de La Plata (alrededor de cinco horas) y apostaron por los alquileres temporales en la Ciudad de Buenos Aires.
Está claro que el vacío del Único impacta más que las butacas ocupadas, pero no deja de llamar la atención que un lunes pasadas las 16 horas el recinto acumule más de 5 mil personas en su mayoría con banderas, gorros, vinchas o camisetas uruguayas para ver el estreno de una selección Sub 20 contra Irak... “Vinimos especialmente a ver a Uruguay. Tenemos mucha esperanza en nuestra selección. Llegamos hoy temprano, vinimos en camioneta. Tardamos ocho horas. Nos estamos quedando en Palermo hasta el jueves. Después veremos...”, afirma Hugo, la voz cantante de otro grupo de cuatro hinchas.
Hay casos aún más llamativos, como el de las tres familias que arribaron desde Durazno y se robaron los flashes de todos los fotógrafos porque se armaron remeras para formar el lema “Uruguay nomá”. Todo surgió en un asado: “Cuando se cambió la sede para Argentina, en una asado hace dos semanas salió: ¿nos vamos? ¿compramos la entrada? Venimos en vehículos particulares y nos quedamos en Buenos Aires este fin de semana. Por ahora, sólo venimos para este partido”. Y repiten el mismo patrón económico que sus compatriotas: “Sí, es accesible. Estamos en un tipo de cambio que es favorable para el peso nuestro. Además es feriado para nosotros hoy”.
Fito y Gabo, ese padre jubilado e hijo trabajador en los casinos uruguayos, afirman que no sólo los tentó el poder ver un Mundial: “La movida de Buenos Aires es 100 veces lo que es en Uruguay. La oferta gastronómica es mucho más amplia. Por un tema de economía de escala: al haber más gente, hay más variedad, oferta. Ante la demanda, entonces, va a haber más. Hay distintos tipos de comida, hacemos tour gastronómicos, comida típica vietnamita, japonesa, asiática...”. Ellos alquilaron un monoambiente en Palermo y pensaban en viajar a Mendoza para ver el choque final del grupo ante Túnez, pero por trabajo no lo harán. Aunque ya están planificando retornar al país en las fases finales.
Las historias pueden ser de aquellos que cruzaron el charco especialmente para el evento como fanáticos del fútbol, pero también de esos que viven en el país y quieren estar cerca de sus colores. O las de las familias de los jugadores que quisieron acompañar: “Vinimos especialmente por el Mundial, nos quedamos acá hasta el jueves y después vamos a Mendoza. Si avanza, seguimos con Uruguay. Acá está barato, la comida está barata, en condiciones. Es accesible para nosotros. Argentina nos está tratando excelente”, comenta Andrés Machado, padre del arquero suplente Facundo Machado, que se desempeña en Nacional.
El estadio platense tiene espacio para más de 50 mil personas y en esta ocasión no se habilitaron las cabeceras populares, pero teniendo en cuenta el contexto (instancia del torneo, día y horario), no es para nada despreciable que el juego de Inglaterra-Túnez haya tenido 2675 espectadores contabilizados por FIFA y para cuando Uruguay saltó a la cancha, una hora más tarde, se hayan casi duplicado los presentes hasta los 5176. El predomino fue celeste teniendo en cuenta que se contabilizaron pocas camisetas inglesas y a un grupo minúsculo de iraquíes (no más de diez): “Vivo en Italia, llegué hace tres días. Vine a mirar el Mundial y después no sé... Si no ganan, nos volvemos a Italia. Argentina no es costoso, pero es un vuelo largo porque son 14 horas desde Roma. Estamos en La Plata, vemos todos los partidos acá y después dependemos de los resultados”, retrata Ahmer a su comunidad.
Y esto fue simplemente un tentempié porque se espera que el jueves feriado 25 de mayo, desde las 15, haya un lleno absoluto en uno de los juegos más tentadores: Uruguay-Inglaterra. En la previa se pudo tantear el clima: silbidos contra el elenco europeo, apoyo en cada esporádico ataque tunecino, quejas al árbitro por fallos en contra de los africanos y el clásico “el que no salta es un inglés”. En el sitio de venta online de entradas sólo quedan disponibles las populares sur.
“Es tremenda la gente que vino. Hizo el esfuerzo para venir desde Uruguay, aunque estamos cerca. Ya se notaba en el Sudamericano que toda la gente estaba con nosotros. Es importante que estén ahí, un aliento importantísimo”, reflejó ante Infobae el mediocampista Anderson Duarte. “No esperábamos que venga tanta gente, pero sabíamos que iban a estar acompañándonos. Nos dejaron en claro en el último partido en Uruguay que iban a estar ahí, apoyándonos. La gente está dando su apoyo y lo sentimos. Es increíble toda la gente que vino más allá que estamos al lado”, se suma Ignacio Sosa, con la mirada puesta en el amistoso que jugaron hace una semana ante Uzbekistán en el Centeario.
“Estar acá, cerca de nuestro país, es importante para que venga la gente, la familia, los amigos. La gente que nos rodea en nuestro país. Se sintió el aliento, el apoyo incondicional de la gente”, analizó Matías Abaldo, autor de uno de los tantos y uno de los más destacados en el campo. Y ya posicionó su mirada en el choque contra Inglaterra: “Va a ser un partido hermoso de jugar. Muy lindo”.
Buena parte de las miradas albicelestes en este duelo uruguayo estuvieron posadas sobre el marcador central y voz de mando de la última línea, Sebastián Boselli. El marcador de Defensor Sporting apareció en el radar de River Plate recientemente como una posible apuesta a futuro. Si bien no se destaca por su altura, sí por su contextura y buen manejo del tiempo/espacio: “Escuché lo de River, pero me mantengo fuera de eso. Estoy concentrado en el Mundial, quiero centrarme 100% en esto, después veremos. Es movilizante, un orgullo, quiere decir que estoy haciendo las cosas bien y debo seguir por el mismo camino”.
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