Lo que no se vio del triunfo de Argentina en el Mundial Sub 20: el jugador más ovacionado y la hinchada propia de los futbolistas

El público en Santiago del Estero disfrutó de una noche de fútbol ante Uzbekistán

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Mundial Sub 20 - Grup A: el compacto de los goles de Argentina-Uzbekistán

(Enviado especial a Santiago del Estero) Fue una jornada larga en Santiago del Estero, porque las puertas del Madre de Ciudades se abrieron cerca del mediodía, como previa para el partido entre Guatemala y Nueva Zelanda, que sirvió de antesala para el debut de la Argentina. Fue así que miles de hinchas llegaron temprano al estadio y comenzaron a colmar las tribunas que luego se vieron repletas.

Varios de ellos eran los familiares de los protagonistas. Aprovechando que el certamen se juega en el país, los Soulé se movilizaron en masa desde Mar Del Plata, con una banda de más de 10 personas. Igual los Miramón, que llegaron provenientes de La Plata. Desde Santa Fe vinieron los hermanos y la madre de Véliz, también los Tanlongo, el círculo más íntimo de Aguirre, de Romero y de Giay. Casi 100 personas, entre amigos y familiares, llegaron hasta Santiago del Estero para dar apoyo.

Después del final del primer encuentro, el público se encendió con el show de apertura que contó con mucho rock y folclore, que hizo vibrar a los presentes. El único punto en contra de la ceremonia fue el humo de las bengalas y de los fuegos de artificio que disminuyó la visibilidad y no permitió a toda la gente disfrutar del baile de Mora Godoy ni del espectáculo de los artistas en el escenario.

Pero, los hinchas no estaban allí por la música y el baile. Estaban por el fútbol. Cuando las pantallas del estadio anunciaron la formación del equipo de Javier Mascherano para enfrentar a Uzbekistán, el gran ovacionado fue Valentín Barco. El juvenil de Boca Juniors provocó un griterío solo comparable con el que tuvieron los campeones del mundo, cuando estuvieron aquí a finales de marzo para el amistoso con Curazao.

Los otros muy aplaudidos fueron Máximo Perrone y Valentín Carboni, posiblemente por ser dos de los “europibes” de los que tanto se ha hablado en la previa. En un tercer orden, Matías Soulé, otro de los que vino del Viejo Continente para disputar el campeonato. La otra gran ovación se la llevó el director técnico, reconocido por el público en el Madre de Ciudades.

El humo dificultó la visión
El humo dificultó la visión en la ceremonia inaugural (Foto: Getty)

Algo curioso ocurrió poco antes del inicio de la ceremonia, cuando no menos de cinco mil personas ingresaron por las bocas de una de las plateas laterales. En apenas minutos, los asientos vacíos se ocuparon y no quedó más lugar, a punto tal que hasta en las escaleras había gente sentada. Según comentaron a Infobae trabajadores de la organización, hubo un desborde en las populares, donde no cabían más hinchas y entonces un portón cedió ante la presión de la gente. Sobre la marcha se optó por reubicar a esos miles en las plateas.

Cuando comenzó el encuentro, la ansiedad del público se transmitió extrañamente en silencio. Tal vez acostumbrados a contar con un grupo de hinchas caracterizados que deciden qué tema entonar en las tribunas, aquí no había una voz de mando clara, hasta que un grupo de muchachos se animó al “Soy argentino es un sentimiento”, que contagió al resto poco antes de los cinco minutos.

El gol de Uzbekistán para abrir el marcador fue un baldazo de agua fría. Incluso, hubo una confusión general porque muchos, incluidos los futbolistas asiáticos, pensaron que había fuera de juego. Pero la jugada era perfectamente válida y el duelo estaba, sorpresivamente, 1 a 0.

Afortunadamente apareció Alejo Véliz, el centrodelantero de Rosario Central, para igualar las acciones con un cabezazo y sonó así la cumbia. “Una locura, no la trates de entender”, se oyó desde los altoparlantes del estadio y de inmediato la gente continuó con la letra del tema de La T y La M que se popularizó en el Mundial de Qatar.

Después del primer grito, el público se soltó y el “Vamos vamos los pibes” hizo saltar a populares y plateas. Mientras, en la cancha Valentín Carboni había tomado confianza y demostraba que tiene la calidad y personalidad necesaria para vestir la número 10, y Brian Aguirre hacía de las suyas por el extremo derecho.

Valentín Carboni, el 10 de
Valentín Carboni, el 10 de Argentina (Foto: Reuters)

Pero, un nuevo baldazo bañó a los fanáticos cuando François Letexier cobró penal para el visitante por una infracción de Giay. Parecía que no era la noche albiceleste pero el VAR llamó al francés y cuando se oyó el “No Penalty” por los altoparlantes, el grito fue como el de un gol.

Así, el seleccionado argentino llegó al 2-1 del propio Carboni, el europibe del Inter que gritó con desahogo su tanto y provocó los aplausos de la multitud. Santiago del Estero estaba viviendo lo que había venido a ver.

Con el marcador en ventaja, los jugadores se marcharon al vestuario y recibieron las indicaciones del DT: “Nos dijo que no nos confiemos, que sigamos igual, que no nos relajemos por más que fuéramos ganando”, contó Valentín Gómez a Infobae sobre lo que oyeron de Masche.

En el complemento el público se apagó, tal vez por culpa del clima porque la llovizna nunca dejó de caer y el frío, inusual en estas latitudes, invitaba a permanecer sentados. Mascherano movió el banco y Carboni fue el más aplaudido al salir. Luka Romero, el más aplaudido al entrar.

De repente, miles de personas empezaron a cantar por Ignacio Maestro Puch, uno de los suplentes del equipo, que se destaca en Atlético Tucumán. “Es increíble escucharlo, se siente mucho y me moría de ganas de entrar. Está acá cerquita mi provincia y vinieron muchos, les quiero agradecer y mandar un saludo”, comentó en la zona mixta el delantero que sumó minutos sobre el cierre del partido y pudo darse el gusto de jugar ante su hinchada.

Argentina necesitó sufrir un poco sobre el final, porque parece que eso está en el ADN, pero finalmente se llevó tres puntos claves que lo acercan a los octavos de final. “Era muy importante empezar ganando, creo que nos vamos a ir soltando con el correr de los partidos, no hemos jugado mucho y el último recuerdo nuestro como equipo no fue bueno, pero creo que vamos de menor a mayor”, se sinceró Máximo Perrone en diálogo con Infobae.

Fue una noche de sufrimiento y festejos para los jugadores y el público que ahora se reencontrarán el martes, en este mismo estadio, cuando se midan con Guatemala en búsqueda de otra victoria.

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