La denuncia por grooming -acoso de un adulto a un niño mediante medios tecnológicos como las redes sociales- en contra del ex gimnasta Federico Molinari generó conmoción en el mundo del deporte olímpico argentino. El especialista en anillas, que supo ser finalista en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 en uno de sus logros más destacados, respondió a la denuncia en su contra.
En un comunicado, Molinari confirmó que una vez que fue notificado, se presentó en la Justicia con sus abogados y que “al día de hoy no he sido citado y continúo a disposición”. Acto seguido, negó cualquier forma de abuso contra la alumna que era parte de una de sus escuelas en la localidad de Martínez.
“Niego enfáticamente haber remitido mensaje alguno con contenido o sentido sexual. Siempre tuve un cordial vínculo con la alumna y los contactos que he mantenido con ella han estado destinados a acompañarla y levantarle el ánimo en momentos difíciles que ha tenido. Lamentablemente, la realidad ha sido tergiversada”, expresó el medallista de bronce en los últimos Juegos Panamericanos de Lima 2019.
“Creo muy relevante decir que, hace más de un año, cuando la madre conoció los mensajes cuestionados, la menor continuó entrenando en nuestra institución por mucho tiempo y ambas siguieron manteniendo una cordial relación conmigo, de lo cual tengo sobradas pruebas –mensajes, etc.-. Por eso tuve una enorme sorpresa cuando apareció esta denuncia penal”, indicó Molinari sobre su reacción al conocer la presentación en la justicia.
Además, el gimnasta retirado, que desde su despedida siempre fue parte de la Comisión de Atletas del Comité Olímpico Argentino, dejó en claro que su esposa Paula Cancio no es parte de la causa. “No obstante, cierto es que la menor tuvo alguna discrepancia con ella, pero estrictamente relacionada con el entrenamiento en sí. De todas formas, la Sra. y su hija mantuvieron con Paula una correcta relación hasta que decidieron abandonar nuestra escuela”, explicó en el comunicado.
Es importante recordar que en la presentación, la denunciante asegura que los primeros mensajes vía Instagram (desde la cuenta del propio Molinari o desde el Instituto) habrían sido de tono más inocente, introductorio, para luego pasar a la fase de acoso que detalló en su testimonio, ya sea haciendo comentarios sobre los posteos de la joven, hablándole sobre sus salidas durante el fin de semana o con dos episodios más explícitos, siempre según la denuncia, en la que se encuentran adjuntados algunos de los chats.
En uno, el atleta le habría escrito “cómo agitaste al público, te llevaste todas las miradas, incluso la mía”. Y en otro se habría hecho presente en una clase en la que habría chocado el puño de cada una de las alumnas menos el de M., a la que habría tomado de la cintura y saludado con un beso en la mejilla.
La denunciante subrayó que la situación decantó en el decaimiento anímico de la menor, que hasta habría exteriorizado su deseo de abandonar la gimnasia y requirió tratamiento psicológico. Algo que finalmente ocurrió, según una entrevista que brindó la madre de la joven gimnasta en el canal A24.
“Mi mujer Paula ha sido testigo presencial de muchas situaciones, conoce la realidad y me acompaña incondicionalmente. Por ella, por mis hijos y por todos ustedes –además de por mi buen nombre y honor-, aguardo una rápida y clara resolución de la Justicia”, concluyó el escrito que se difundió firmado por Molinari.
El comunicado Federico Molinari
Escribo estas líneas acompañado de mi mujer Paula Cancio.
En primer lugar, quiero decir que en cuanto tomé conocimiento de la denuncia penal que me involucra (no así a Paula) me presenté a la Justicia con mis abogados y al día de hoy no he sido citado y continúo a disposición.
Se trata de una denuncia efectuada por una madre de una ex alumna de 16 años -que era entrenada por Paula-, por un supuesto caso de “grooming” de mi parte. Es importante aclarar que eso no implica ningún tipo de abuso ni contacto físico con la menor, sino que hace referencia a aparentes mensajes míos inapropiados. De todas formas, niego enfáticamente haber remitido mensaje alguno con contenido o sentido sexual. Siempre tuve un cordial vínculo con la alumna y los contactos que he mantenido con ella han estado destinados a acompañarla y levantarle el ánimo en momentos difíciles que ha tenido. Lamentablemente, la realidad ha sido tergiversada.
La Justicia, en la que confío plenamente, está analizando los mensajes y no dudo que se concluirá que no he cometido delito alguno.
Teniendo en cuenta que la causa ha tomado estado público y que la denunciante ha efectuado declaraciones en algunos medios de prensa, me veo en la obligación de decir que el relato de la Sra. está repleto de inexactitudes y confusiones y que difiere en gran parte de una denuncia administrativa que ella había efectuado anteriormente ante la Federación bonaerense de gimnasia -de la cual decidí dar un paso al costado provisoriamente, hasta que esto se resuelva-.
Creo muy relevante decir que, hace más de un año, cuando la madre conoció los mensajes cuestionados, la menor continuó entrenando en nuestra institución por mucho tiempo y ambas siguieron manteniendo una cordial relación conmigo, de lo cual tengo sobradas pruebas –mensajes, etc.-. Por eso tuve una enorme sorpresa cuando apareció esta denuncia penal.
Reitero que mi esposa Paula no ha sido denunciada en la causa, como inexactamente trascendió. No obstante, cierto es que la menor tuvo alguna discrepancia con ella, pero estrictamente relacionada con el entrenamiento en sí. De todas formas, la Sra. y su hija mantuvieron con Paula una correcta relación hasta que decidieron abandonar nuestra escuela.
Me veo también obligado a decir en mi defensa que la denunciante ha tenido inconvenientes en dos instituciones de gimnasia en las que su hija entrenó anteriormente. Asimismo, mientras la menor era entrenada por mi esposa y también por otro profesional se han suscitado problemas que no viene al caso mencionar, pero nosotros siempre priorizamos la salud de la alumna.
Por otra parte, quienes me conocen saben de mi trayectoria, mi pasión por el deporte y la docencia y, especialmente, que soy incapaz de cometer cualquier tipo de abuso o exceso con un alumno. He tenido más de 5.000 alumnos que han pasado por nuestra escuela –siempre con libre acceso a las clases para los padres- y jamás tuve inconveniente alguno como el que motivó esta denuncia.
Quiero agradecer muy especialmente el apoyo que he recibido en estos días de alumnos, padres, colegas, amigos, etc.
Sabrán comprender que prefiero no hablar en los medios ni dar notas. Entiendo el interés de la prensa, pero se trata de un tema delicado que involucra a una menor y que ya está en manos de mis abogados y en especial de la Justicia, cuya decisión aguardo.
Mi mujer Paula ha sido testigo presencial de muchas situaciones, conoce la realidad y me acompaña incondicionalmente.
Por ella, por mis hijos y por todos ustedes –además de por mi buen nombre y honor-, aguardo una rápida y clara resolución de la Justicia.
FEDERICO MOLINARI – PAULA CANCIO
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