Más de una década atrás, en Calchín, un pueblo de unos 3200 habitantes que se encuentra en el departamento de Río Segundo, Córdoba (se dedica mayoritariamente a la agricultura) comenzó a sonar con fuerza el nombre de un joven que brillaba con una pelota en sus pies y que no paraba de inflar las redes rivales con todo su talento. Ese niño era nada más ni nada menos que Julián Álvarez.
Un árbitro, al ver la destreza de este pequeño cordobés, alertó a Piero Foglia, un cazatalentos con contactos en el Real Madrid. La Araña, con sólo 11 años, aceptó el desafío y cruzó el Atlántico para vestir los colores de la Casa Blanca. Esa Casa Blanca que ayer sucumbió a sus pies cuando, apenas un minuto y medio después de que saltara al campo en la segunda semifinal de la Champions League entre su equipo, el Manchester City, y el conjunto español, resolviera con un remate rasante ante la salida de Thibaut Courtois para firmar el lapidario 4-0.
Pero estamos con Álvarez niño, en versión Arañita. Los mandatarios del Merengue quedaron deslumbrados con su habilidad y destreza física. “Estuvo un mes allá. Era tanta la diferencia que sacaba acá que lo venían a ver de todos lados. Los pasaba por arriba a los rivales. Encaraba y se iba hasta el área. Ya sea por derecha o por izquierda. Juega parecido como después lo hizo en River”, le contó a Infobae Claudio Gorgerino, intendente de Calchín.
Rivardo Varas, su primer entrenador, añadió: “Participó de algunos campeonatos, incluso fue goleador. Pero como era menor, el Real Madrid no podía fichar chicos de esa edad”. La única alternativa era mudar a toda su familia, algo que finalmente no sucedió. En ese entonces viajó junto a su padre y estuvo casi un mes alojado en la capital española, donde se dio el gusto de conocer y sacarse fotos con algunas figuras internacionales, como Sergio Ramos o los argentinos Gonzalo Higuaín y Ángel Di María. También estuvo presente en el triunfo por 2 a 0 del Barcelona ante el Merengue en el Santiago Bernabéu en la ida de las semifinales de la Champions League de 2011 -los catalanes luego le ganarían la final al Manchester United-.
A su regreso a la ciudad en la que nacieron José Luis Chivo Rolfo (goleador de Instituto en la década del 70) , Toscano (arquero de Belgrano) y Germán Tato Martellotto, que jugó en Belgrano, Deportivo Español, Rosario Central, Deportivo Cali, América de México, Pachuca y un breve paso por la Selección de la mano del Coco Basile, las ofertas para reclutarlo no paraban de llegar. Julián probó suerte en Boca -sí, justamente el clásico rival del Millonario- y Argentinos Juniors -llegó a estar en la pensión del club-. “Tuvo la posibilidad de ir a Boca, pero él quería ir a River. Se lo podés preguntar a cualquiera. Cuando a Maradona le preguntaron por su sueño, él dijo que era jugar en la Selección. Bueno, con él era algo parecido. Él soñaba con ir a River. Él es hincha de River. Eso lo resume todo”, remarcó el dirigente político.
Su tan ansiada oportunidad para vestir los colores de la entidad de Núñez llegó a fines de 2015, cuando se presentó a una prueba realizada en Embalse Río Tercero. “No lo dudé porque ya era más grande y sabía que las oportunidades se me iban a acabar”, le expresó en su momento el cordobés al sitio oficial del club. En esa misma entrevista le pidieron que se describiera como jugador, y respondió: “Me gusta más jugar y estar en contacto con el balón. Llego al gol por consecuencia del juego. Y eso me sale naturalmente y no me genera ningún tipo de presión. No soy un delantero de área, me gusta arrancar desde atrás y jugar por todo el frente de ataque. No tengo una sola forma de definir, sino que lo hago de varias maneras. No me obsesiona ser goleador”.
Pese a su fama y a la meteórica carrera que está teniendo en el fútbol, los habitantes de la pequeña ciudad cordobesa remarcan su humildad y generosidad. Un claro ejemplo de esto es el accionar que tuvo Álvarez con su primer entrenador. Le regaló una camioneta para ayudarlo con su trabajo como distribuidor de distintos supermercados de la zona. “Me llamó Julián un sábado a la noche. Estuve diez minutos al teléfono y no pude decirle más de 3 palabras. Me emocioné, lloré. Lo conozco desde chiquito”, le explicó en su momento a este sitio.
Regalarle un vehículo a su primer entrenador no es el único gesto que le destacan a Álvarez. El intendente de la ciudad recalcó que en cada una de sus visitas a su pueblo, el futbolista se acerca al Club Atlético Calchín con botines, remeras y conjuntos deportivos para los más chicos. “Es un tipo excelente. Siempre lleva cosas, y hasta los de Boca se quieren poner lo que trae Julián”, comentó.
Después del despegue en River, bajo la tutela de Marcelo Gallardo, el camino conocido. La Selección, la participación en el título de la Copa América, el pase al Manchester City por más de 20 millones de dólares, los cuatro goles y la titularidad en la Albiceleste que se consagró en el Mundial de Qatar, los elogios de Guardiola y el exprimido de cada minuto en campo con los Ciudadanos, tal como sucedió en el partido que decretó el pasaje de los ingleses a la final de la Champions. Algún memorioso del Real Madrid habrá recordado aquel proyecto de goleador que a los 11 años cosechó asombro con la camiseta del Merengue y que más de una década después se transformó en su verdugo.
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