Nunca hubo tanta expectativa por un jugador. Ni siquiera hace 20 años, cuando un tal LeBron James, para muchos el mejor jugador de la historia del secundario, anunció que saltaría directamente a la NBA, con apenas 18 años. Y eso que, aquella vez, en Estados Unidos se vivió una verdadera fiebre que hizo que varios partidos se transmitieran por el sistema pay por view y los Fighting Irish de St. Vincent-St. Mary tuvieran que cambiar de estadio para jugar de local para permitir la asistencia de la TV y hasta de personalidades, como Shaquille O’Neal, para ver en vivo al jugador que “estaba destinado a marcar una nueva era”, como repetían los especialistas. Ahora pasa algo similar pero, con esta nueva era de las comunicación, a otra escala. Aquello del Rey fue básicamente a nivel nacional, ahora la expectativa es mundial.
Hace años que la lupa está puesta en Víctor Wembanyama, este unicornio francés que despierta admiración desde que tenía 13 años. Un verdadero fenómeno de la naturaleza que, a los 19, mide 2m24 y tiene una envergadura de 2m50. Pero, claro, esto no es lo único que impacta de este súper talento. Su tamaño y destreza física se mezclan con su deslumbrante habilidad con la pelota, enorme cantidad de recursos en el juego, una interesante madurez, un marcado profesionalismo y una voluntad competitiva para formar un combo irresistible desde todo punto de vista.
Y ese combo ya tiene dueño: los Spurs de San Antonio ganaron a la lotería del draft y se sacaron la grande. Este evento, que cada año se realiza un mes antes del draft propiamente dicho, siempre es importante pero este año alcanzó ribetes de histórico porque el premio es demasiado grande, en todo sentido, desde lo deportivo hasta lo económico. Y esta vez se lo quedó el equipo de Gregg Popovich, hecho motivante para que uno de los mejores coaches de la historia se queda un tiempo más en la franquicia, a los 74 años. Lugar ideal para crecer, más allá de no ser un gran mercado a nivel nacional y mundial. Trabajará con Manu Ginóbili, quien se encarga de scoutear y trabajar en la técnica individual de algunos prospectos. Tiene cositas para enseñarle…
San Antonio era uno de los tres que más chances tenía, el 14%. Este es un sistema para fortalecer a los equipos que peor les fue en la última temporada. Los 14 que no se clasificaron a playoffs luchan por esa posición de privilegio, cada uno con distintos porcentajes de acuerdo a su récord de triunfos y derrotas. Detroit Pistons (17-65), Houston Rockets (22-60) y San Antonio (22-60) se quedaron con ese 14% por ser los tres peores y así fueron decreciendo las chances hasta el 14°, New Orleans Pelicans (42-40), con el 0.5%.
Las posiciones, al final, quedaron de la siguiente manera: Spurs, Charlotte Hornets, Portland, Houston, Detroit, Orlando Magic, Pacers, Wizards, Utah, Dallas, Magic (via Bulls), Oklahoma, Toronto y New Orleans Pelicans. Todo bastante lógico, como generalmente pasa. Hubo excepciones a la regla, como en 1993, cuando Orlando Magic, tal vez el equipo con más suerte en la historia, se llevó el #1 -eligió a Chris Webber- teniendo apenas 1.5% de oportunidades. O como cuando los Bulls de Chicago se quedaron con ese lugar en 2008, teniendo sólo 1.7% y terminaron seleccionado a su hijo pródigo, Derrick Rose, el MVP tres años después. Los Cavs de Cleveland tuvieron gran fortuna durante la primera parte de la década del 2010, como cuando quedaron primeros y se llevaron a Andrew Wiggins en 2014, con apenas 1.7%. En 2011, se habían quedado con Kyrie Irving con 2.8.
Ha habido muchos años con indicios claros de quién será elegido en el primer lugar del draft, donde se presentan los mejores talentos del mundo, en mayor medida estadounidenses universitarios. Pero en pocos casos ha estado definido de antemano. Pero nunca como en esta edición que se llevará a cabo el 22 de junio. La última vez que estuvo muy cantado fue en 2019, con Zion Williamson, el otro prospecto bestial que saltó tras un primer año universitario -los chicos ya no pueden hacerlo, por reglamento, directo desde el secundario- pero todavía no dio todo lo que se esperaba, básicamente por problemas de lesiones.
En este caso sólo ahí puede haber alguna duda. En la salud de Wemby, como le dicen al francés. En la supuesta fragilidad de su físico. Muy espigado, parece que se va a quebrar… Algunos dicen que sentirá el rigor físico, la potencia de los NBA, pero también es verdad que este chico hace años se prepara para esto y que ha invertido millones en especialistas buscando acondicionar su físico para este gran desafío, sin perder su esencia, la de un jugador alto, versátil y polifuncional que ha evitado llenarse de músculos, dentro de un estilo de preparación física que ha cambiado mucho y que habla de que la fortaleza no necesariamente va de la mano de ganar kilos en el gimnasio.
Víctor ha buscado que su cuerpo se construya más naturalmente, sin excesos. Para eso siguió los consejos del histórico trainer de Dirk Nowitzki, Holger Geschwindner. El énfasis ha estado puesto en ejercicios de estiramientos y flexibilidad. Está claro que Víctor comparte muchas cuestiones justamente con Nowitzki y Porzingis, dos “unicornios” que se han transformado en sus referentes por las similitudes en sus físicos y estilos de juego. También se fijado mucho en Kevin Durant y Giannis Antetokounmpo, “que no tienen un juego estereotipado”. Claro, se trata de uno de esos jugadores polivalentes que pueden hacer todo en una cancha…
Si se mantiene lejos de las lesiones, Victor está llamado a marcar una era. Tal vez tanto como LeBron, especulan algunos. Y no sólo en la NBA sino también en el básquet FIBA, con el seleccionado francés. Por lo pronto, en su país ha jugado y ha impactado, desde muy chico. Nacido en Le Chesnay, un pueblo de 25.000 habitantes del distrito de Versailles, a 20 kilómetros de París, Wembanyama probó primero con el fútbol -siendo arquero- y luego con judo, aunque el básquet siempre estuvo presente en su vida. Su madre, Elodie de Fautereau, mide 1m88 y jugó en el Stade Français. Ya retirada, lo guió en sus primeros pasos desde los cuatro años, cuando se convirtió en entrenadora de un pequeño club de su localidad. Su padre, Felix Wembanyama, descendiente de Congo, mide 1m95. Fue atleta y su especialidad era el salto en largo, llegando a saltar 7,41 metros. Como buena familia de deportistas, los hermanos siguen el legado. Eve, la hermana mayor (22 años, de 1m83) de Víctor, milita ahora en el Mónaco y, hace 7 años, fue campeona en el Europeo U16. Su hermano Oscar (17 años, 1m85) se decantó por el handball hasta que arrancó con el básquet. Ya está en el ASVEL.
Wemby, a los 10 años, ya superaba el 1m80 cuando se sumó al Nanterre 92. Y los 13 lo vio Bouna Ndiaye, representante de jugadores y amigo de la madre del chico. “Me di cuenta que era demasiado bueno”, recordó. Meses después, Victor ya había llamado la atención de los grandes equipos de Francia y hasta de Europa. Ndiaye intentó llevarlo de a poco, pero fue imposible. Sobre todo cuando Barcelona tocó la puerta. Con los catalanes fue a una especie de prueba, disputando la Minicopa de la Liga Endesa en 2018, cuando todavía no había cumplido 14 años. Su último partido dejó claro de que era capaz: 6 puntos, 15 rebotes y 32 de valoración. Pese a la buena experiencia, Ndiaye y la familia decidieron que la joya francesa se quedase en el Nanterre 92.
Lo impactante fue su meteórico progreso en la cancha. En octubre de 2019 ya se había convertido en el segundo jugador más joven en debutar en la Eurocup. Tenía apenas 15 años, nueve meses y 25 días. Pocos días después, con el equipo U18 del Nanterre, la rompió ante el Zaragoza español, con 22 puntos, 15 recobres y 9 tapones, para clasificarlo al prestigioso Adidas Next Tournament que se disputaría en febrero de 2020. En Kaunas, Lituania, enfrentando a jugadores dos años mayores, promedió 15,8 puntos, 12 rebotes, 6 tapones, 2.8 robos y 30 de valoración. Números que lo depositaron en el mejor quinteto del torneo. Claro, ya había dejado de ser el secreto mejor guardado.
A la siguiente temporada, gracias a un contrato especial que destina la Federación Francesa a sus mejores proyectos, disfrutó de una doble licencia que le dio la posibilidad de jugar tanto con el Nanterre 92 como con el Pole France, equipo de la Nationale Masculine 1. Con este conjunto sólo jugó un partido, pero con los Juniors mostró grandes diferencias llegando a 15.5 puntos, 16 rebotes y 5.5 tapones. Y en su debut en la que sería la tercera categoría del básquet galo, con jugadores que le doblaban la edad, se estrenó con 22 puntos, 10 rebotes y 7 tapas. Esas estadísticas, sin embargo, impactaron menos que un video en redes sociales en el que se vio entrenando junto a dos figuras como los pivotes Vincent Poirier y Rudy Gobert. En ese contenido se lo ve varias veces anotando sobre Gobert, nada menos que uno de los mejores defensores de la NBA en los últimos años.
En la temporada 20/21 fue premiado como el Mejor Jugador Joven de la LNB Pro A, tras promediar 6.8 puntos, 4.7 recobres y 1.9 bloqueos. Ahí, en junio de 2021, decidió dar el salto al ASVEL de Tony Parker, el mejor jugador de la historia de Francia, aquel compañero que ganara cuatro anillos NBA junto a Manu Ginóbili. De entrada logró competir en la Euroliga, la competencia top de Europa. Disputó 13 partidos, siendo titular en ocho, promediando 6.5 puntos, 3.9 rebotes y nada menos que 1.9 tapa en apenas 17.5 minutos. Sus números fueron todavía mejores en la liga doméstica (8,3 puntos, 46% de campo, 4,5 rebotes y 1,7 tapones en 17,4 minutos), la cual no pudo terminar por una lesión, aunque le alcanzó para repetir el premio al mejor talento joven.
Teniendo claro que a esta edad, jugando en alto nivel del profesionalismo, es imposible tener promedios top, es necesario evaluar sus números que, al menos, lo sitúan como uno de los mejores taponadores del planeta. Algo que revalidó a nivel juveniles, hace tres años, cuando promedió 4.7 en 22 minutos durante el Mundial U19, en el que dio dos años de ventaja. Incluso en la final de ese torneo, ante la Estados Unidos de Chet Holmgren y Jaden Ivey -dos que ya están en la NBA-, el galo terminó con 8 en 27 minutos, además de 22 puntos y 8 rebotes.
Así llegaron decenas de ofrecimientos, desde la G League hasta Barcelona y Real Madrid. Parker le ofreció seguir en ASVEL, ya como titular, pero Victor y su agente cancelaron su contrato para volver a casa y jugar en Metropolitans 92, un equipo menor pero sin las presiones de otros y con Vincent Collet, DT del seleccionado galo, al mando. No fue una decisión fácil, pero desde el campamento del chico dijeron que siguen apostando por un desarrollo, paso a paso. “Es el mejor prospecto que haya salido de Francia”, se animó a decir Collet, sabiendo que en la lista están Parker, Diaw, Gobert, Batum, Fournier, entre otros.
Desde la NBA le pidieron a su agente que el chico no jugara esta temporada para evitar lesiones. “Victor nunca estará de acuerdo con eso. Quiere competir y mejorar. El básquet está primero y todo lo demás, después”, respondió Ndiaye. El chico tenía claras sus prioridades. “Por el momento me interesa jugar, desarrollarme. Ninguna otra cosa, ni siquiera el aspecto económico. Estoy en la fase en la que necesito progresar lo máximo posible. Manejar el dinero no es mi responsabilidad, sino de mis padres”, dijo, con madurez. En esta temporada ha impactado con sorprendentes promedios en Metropolitans: 21.6 puntos 10.6 rebotes y 3.1 tapas. Con la selección mayor de Francia debutó en la clasificación al Mundial. Jugó cuatro partidos, promediando 20 puntos, 10 rebotes y 2.7 tapas.
Siempre hay que tener cuidado cuando se habla así de alguien tan joven pero este pibe no es una joya más. Parece más un producto de laboratorio que de una cancha de entrenamientos Luce más como un jugador virtual, de NBA 2K, de esos que se arman a gusto y piacere, en el living de casa, para dominar a su rival. Hablamos de un gigante moderno, uno de esos llamados unicornios que hacen de todo, un especimen que no se vio nunca antes y que por eso es muy difícil encontrarle alguna similitud o comparación. No se trata de una de aquellas torres que había en el pasado, generalmente con alguna disfunción como acromegalia, que tenían poca movilidad y sólo podían anotar o taponar cerca del aro. Este un fenómeno de la naturaleza con las habilidades de alguien mucho más bajo.
Durante octubre del año pasado, en los dos partidos que la NBA armó en Las Vegas especialmente para mostrarlo ante el mundo y con la presencia de 150 scouts NBA, mostró su descomunal repertorio. Lo hizo como en el patio de la casa, sin miedos, sin sentir la presión, pese a que todos los ojos estaban en él y nada menos que ante el segundo mejor prospecto de esa camada. Hablamos de Scoot Henderson, quién llegó a Vegas con ganas de discutirle el N° 1 del draft y terminó totalmente eclipsado pese a su gran talento. En el primer juego ante el Ignite de al G-League, la liga de desarrollo de la NBA, Wemby sumó 37 puntos, 7 triples, 5 tapones y 4 rebotes. Dos días después, en la otra victoria de su equipo, el Metropolitans 92, agregó 36 tantos, con dos triples, 11 recobres y 4 tapas. Bestial.
Pero, más allá de los números, impactaron las cosas que hizo en la cancha y con qué facilidad. Fue capaz de salir de una cortina y lanzar desde 9 metros como un tirador consagrado, de correr la cancha como un base, de ir hacia el fondo de la cancha en un costado, elevarse y meter un bombazo sobre la línea final mientras se caía hacia afuera con el tiro en suspensión, de tomar un pase por los aires y volcar la pelota completando un alley oop, de penetrar en uno 1 vs 1 y definir con clase, de agarrar una pelota suelta bajo el aro y volcársela en la cara a un rival que intentó lo imposible, de meter taponazo bien arriba como si tuviera un rama de árbol como mano o de robar pelotas luciendo una descomunal envergadura (apertura de brazos) que hoy alcanza los 2m50. Lo mismo que la altura: se hablaba primero de 2m19 pero cuando terminó el segundo partido y se sacó una foto con Rudy Gobert, su compatriota que es uno de los más altos de la NBA, con 2m16, pero a su lado pareció chiquito. Hasta que hace meses se conoció oficialmente que su talla es de 2m24.
La gente, en la cancha o por TV, quedó boquiabierta, no pudiendo creer lo que veía. Como si fuera un robot, pero con gracia, con fluidez en el juego… Tiene una coordinación fina que deslumbra, unas manos suaves como para recolectar olivas en un campo y una técnica de tiro como cualquiera de los mejores lanzadores de siempre. Un combo absurdo.
Por eso no tardaron en llegar los elogios más fuertes y nada menos que de dos de los mejores jugadores actuales y de los últimos 15 años. “Hemos visto salir varios unicornios en los últimos años, pero él es más como un alien. Nadie ha visto nunca a alguien tan alto como él que sean tan fluido y elegante en la cancha. Es un talento generacional y espero que siga así de sano”, opinó LeBron. Steph Curry también quedó impresionado. “Es como un jugador de NBA 2K. Un 7 pies capaz de jugar de base. Es muy divertido verlo jugar y tiene un talento increíble”. Kevin Durant, con quien lo comparan diciendo que es “como Durant pero de 2m24″, fue en la misma línea. “Es el tipo de talento y con habilidades que ponen una sonrisa en tu casa si te gusta jugar a este deporte. La NBA estará en problemas cuando llegue”, completó, animándose a decir lo que muchos creen: que este chico tiene todo para ser la nueva superestrella dominante en la próxima década.
La NBA, aprovechando el boom, no detuvo nunca su seguimiento. Como nunca antes en la historia informó de cada paso, incluso transmitiendo sus partidos en Francia por el streaming oficial, dedicando notas, highlights y números de su próxima estrella. Este martes, por caso, a horas de la lotería del draft, hasta Mbappé fue a verlo jugar el último partido de la fase regular en Francia. Ya nada sorprende. El pibe, además de un gran talento, asoma como el talismán económico de los próximos años. Su aporte también se dará en el marketing y el ámbito de los negocios. Se calcula que, con su sola presencia, aumentará el valor de mercado de los Spurs en nada menos que 500 millones de dólares. Con apenas ser seleccionado en el draft… Imaginen si llega a jugar como se espera. Definitivamente torcerá la historia de la franquicia. O la potenciará.
Wemby, por lo pronto, tiene los pies sobre la tierra, aunque apuntando a lo máximo. “Mi objetivo no es ser #1 del draft sino ganar todo, sin excepción. Ese deseo de ganar es natural. Odio tener a alguien por encima de mí”, avisó. Wemby, como le dicen, es ambicioso. Y distinto, por naturaleza. “Algo que ha sido una constante en mi vida, desde que era un niño, incluso antes de empezar a jugar al básquet, es que siempre he tratado de hacer algo diferente. Ni siquiera estoy hablando de deportes, o lo que sea. En cualquier campo, siempre trato de ser original, algo único, algo que nunca se haya hecho antes. Y así es cómo realmente me han salido las cosas en mi vida. No sé de dónde viene. Creo que nací con eso. Siempre he intentado ser original”, asegura, sin miedo a la expectativa ni a lo que viene. “Supongo que me crearon parra esto. Me esperaba todo lo que está pasando y siento que estoy cumpliendo con las expectativas. No me sorprende lo que me está pasando. Y sí, esto está sucediendo, así es como puedo manejarlo y creo que lo estoy haciendo bien”.
Es la tercera vez que los Spurs logran el #1 del draft. Las otras veces cambió su historia y siempre fueron campeones. Con David Robinson (1987) pasaron a ser contendientes y lograron el anillo en 1999, ya con Tim Duncan, el #1 en 1997. Ahora toca el francés, con 19 años. ¿Podrá llevarlos al mismo destino?
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