River Plate ganó un Superclásico en el Monumental que estuvo cargado de polémicas, por el mal arbitraje de Darío Herrera y por la batalla campal del final, que terminó con siete expulsados y empujones, golpes de puño y patadas por doquier. Sucedió luego del penal convertido por Miguel Borja en tiempo extra y del grito face to face de Agustín Palavecino a Nicolás Figal, dedicatoria que se dio tras las declaraciones del central de Boca en las que definió al estadio como “el Gallinero”.
Fue en el contexto de la gresca generalizada, que terminó con el show de rojas protagonizado por el citado volante ex Platense, Elías Gómez y Ezequiel Centurión por el lado de la Banda; y Nicolás Valentini, Miguel Merentiel, Ezequiel Fernández y el entrenador Jorge Almirón por la visita; que irrumpió un actor impensado y clave para apaciguar las aguas: la “Roca” Diego Moreno.
Se trata de uno de los guardaespaldas de River y, aunque no es Dwayne, la “Roca” Johnson, tanto se le parece que heredó su apodo. En cada excursión con el plantel a otro país, su presencia no pasa inadvertida. Sucedió en la previa del encuentro ante Atlético Paranaense en Curitiba en 2019, cuando acompañó a Marcelo Gallardo al gimnasio y, cuando regresaron al hotel, todas las cámaras se fueron con su fornida figura. O en Emiratos Árabes, en ocasión de la participación de River en el Mundial de Clubes, cuando le pedían fotos y autógrafos y se ganó una página de uno de los principales diarios de Al Ain por su similitud con el actor estadounidense que es protagonista de Jumanji, Baywatch y Rascacielos, que antes de sumergirse en los sets de filmación fue 10 veces campeón de lucha libre profesional.
Por contextura física, a Diego (tiene más de 30 años, pero no le gusta publicitar su edad) no le iría mal en la lucha. Fanático del gimnasio, se entrena todos los días. Tiene los brazos tatuados y también el torso. Trabajar junto al plantel del club es un sueño cumplido para la “Roca” argentina. De chico iba a alentar a River a la popular. Es hincha y quienes lo conocen aseguran que vivió de una manera especial la obtención de la última Copa Libertadores ante Boca en el estadio Santiago Bernabéu.
“Todo con mucho esfuerzo y sacrificio. Nunca hay que bajar los brazos en la vida”, es su lema. Aficionado al fútbol en general, también le gusta practicarlo. Por eso, se lo suele ver jugando en uno de los gimnasios del Monumental junto a un grupo de amigos.
Sin embargo, más allá de su físico imponente, que puede asustar a más de un desprevenido, Moreno, apuntan en su entorno, es afable. Querido por el plantel y por el cuerpo técnico hoy encabezado por Martín Demichelis, no dudó en intervenir para separar en la pelea. Con su contextura fornida se interpuso entre los más belicosos, pero su actuación estelar se dio al impedir el avance de Luis Vázquez, uno de los más exaltados, que apuntaba a alcanzar a Milton Casco con intenciones de tirarle fuego al incendio.
El propio Micho intentó ayudarlo, pero luego desistió porque aceptó que el delantero “es un toro” y no lo podía parar. También arrió a los suyos al banco cuando la efervescencia se redujo. Diego Moreno fue más “La Roca” que nunca. Un doble de acción en medio del bochorno en el Superclásico.
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