River Plate se quedó de manera agónica con el Superclásico ante Boca Juniors con un gol del colombiano Miguel Borja, de penal, en un final polémico, caliente y bochornoso que generó siete expulsiones, tres en cada equipo, junto a la de Jorge Almirón.
Como en una olla a presión, más de 83 mil hinchas celebraron la victoria para el puntero del campeonato, que alcanzó los 37 puntos y sacó más diferencia de sus perseguidores. A su vez, estiró la diferencia a 19 con su eterno rival, que tiene 18 unidades.
El gol del Colibrí desde los doce pasos desató una trifulca entre los protagonistas por el festejo desmedido y desubicado de Agustín Palavecino delante del defensor Nicolás Figal. El volante, más los suplentes Ezequiel Centurión y Elías Gómez vieron la roja en el elenco de Núñez, mientras que el Xeneize finalizó con 8 jugadores por las sanciones a Ezequiel Fernández, Miguel Merentiel y Nicolás Valentini.
“Por suerte nos pudimos quedar con el Superclásico, después de una semana en la que se dijeron muchas cosas por la derrota que sufrimos en Brasil. Pusieron en duda nuestro trabajo, pero nosotros hablamos en la cancha. Después de lo que pasó en la Copa Libertadores, era importante salir así”, deslizó Enzo Pérez luego del encuentro. Y argumentó: “Después de los que nos pasó en Brasil se puso en tela de juicio nuestro trabajo, pero a nosotros no nos tiene que contaminar lo que se diga de la puerta para afuera del vestuario. Martín (Demichelis) nos dijo que hagamos autocrítica, pero que no nos quedemos con eso, porque no es real la diferencia de cuatro goles con Fluminense”.
Además, el ex volante remarcó que “todo Superclásico tiene su película”. “Es un partido especial, en el que los dos equipos buscan ganarlo. El gol sobre el final fue justo, por lo que fue el desarrollo del partido, porque generamos muchas ocasiones que no pudimos concretar”, destacó.
Eufórico luego del triunfo, el ex Estudiantes celebró junto a los fanáticos que se encontraban en las tribunas. “Es para la gente, que dos o tres horas antes del inicio del partido llenaron el Monumental”, reconoció.
Con relación al escándalo que se vivió en el final, el mendocino aclaró que su intención era calmar los ánimos, aunque también el envió un punzante dardo a Marcos Rojo, el central del Xeneize que estaba suspendido y participó de la gresca. Incluso, las autoridades le labraron un acta por el vergonzoso episodio que se vivió en el cierre. “Hablé con Chiquito (Romero) y con Figal, que son los más grandes que están en Boca. Hubo mucha gente de afuera que se metió. Incluso algunos jugadores que no estaban convocados. No fue bueno para el espectáculo. Nosotros hablamos con Pala (Agustín Palavecino) para corregir nuestros errores. No es la imagen que queremos dar, pero fue difícil controlar todo. Cuando hay tanta gente, que no tiene que estar dentro de la cancha, es muy difícil calmar los ánimos. No estoy de acuerdo con lo que sucedió”, aclaró.
Además, el experimentado volante advirtió que siempre se trata de “un partido de fútbol”. “No es una guerra. Siempre queremos ganar con nuestras armas, pero no es más que eso. Nosotros estamos para seguir creciendo”, deslizó. Y concluyó: “Desde la pretemporada sabemos la idea que tiene Martín (Demichelis). No me gusta hablar del resto de los equipos, porque no quiero ser irrespetuoso. Sabemos que modificaron a su entrenador, pero nosotros nos focalizamos en nuestro juego. En el primer tiempo fuimos superiores, y en el segundo tiempo se emparejó. Por suerte nos pudimos
River, que se sacó de encima la humillante goleada ante Fluminense por 5 a 1, festejó de cara a su gente. Boca, en tanto, deberá masticar la bronca y revertir la imagen que dejó en su próximo compromiso ante Belgrano.
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