La vida puede cambiar por completo de un momento a otro. Un claro ejemplo es lo que le sucedió al joven futbolista Leo Díaz, quien saltó a la fama luego de ser llamado de urgencia para atajar en River Plate en un Superclásico ante Boca en La Bombonera por los cuartos de final de la Copa de la Liga 2021.
Ese 16 de mayo de hace dos años Alan Leonardo Díaz hizo su estreno en Primera División producto de un brote de COVID-19 dentro del plantel millonario, el cual arrojó como bajas a Franco Armani, Enrique Bologna, Germán Lux y Franco Petroli. El oriundo de Villa Jardín (partido de Lanús), que ni siquiera había sumado minutos en Reserva, fue una de las figuras de los dirigidos por Marcelo Gallardo, conteniendo varios disparos de Carlos Tevez y desviando un penal al colombiano Edwin Cardona en la tanda definitoria (igualmente el Xeneize se impuso y selló su boleto a la siguiente fase, donde caería ante Racing).
Esas voladas le valieron que el club de Núñez le firmara su primer contrato como profesional, pero nunca más volvió a jugar. Relegado en la consideración del Muñeco y sin figurar entre las prioridades de Martín Demichelis, el joven con pasado en las selecciones juveniles de argentina decidió cambiar su histórico barrio en el sur del conurbano bonaerense por Las Vegas, la ciudad más grande del estado de Nevada. Uno de los recintos más turísticos de los Estados Unidos, producto de sus lujosos hoteles y una gran cantidad de casinos. Arribó a la “Ciudad del Pecado” para defender los colores de Las Vegas Lights FC, elenco que milita en la USL, una especie de Segunda División.
En una distendida charla con Infobae, Leo Díaz (23 años) rememoró su histórica actuación ante Boca, su actualidad en el ascenso norteamericano y sus noches atajando penales por plata junto a sus amigos en distintos barrios del conurbano.
— ¿Cómo te encontrás en Estados Unidos?
— Ahora estoy re bien, mucho más tranquilo. Antes me costó un poco la adaptación, por el idioma y eso. Me costó bastante, pero ahora ya estoy bien. Ya estoy acomodado.
— ¿Cómo hiciste con el tema del idioma?
— Me están ayudando con clases. Ahora ya por suerte me sé manejar y me puedo mover por la ciudad. Ya conozco bastante. Ya me acomodé y sé donde está todo.
— ¿Cómo surgió la chance de ir a jugar a Las Vegas Lights FC?
Mi representante me llevó esta propuesta y me preguntó si me interesaba, si me iba a sentir cómodo. La verdad es que me interesó y le dimos para adelante.
— ¿Qué fue lo que más te sorprendió de la ciudad?
— Todo. La ciudad es muy linda, muy luminosa… demasiado luminosa. Y hay demasiados casinos. Por suerte yo no juego, pero hay muchos casinos. Es todo casinos y hoteles.
— ¿Tuviste la posibilidad de recorrer Las Vegas?
— Sí, conocí el MGM, el Caesars Palace, conocí bastantes casinos. Está muy bueno la verdad. También me gusta el boxeo, y acá es una ciudad donde se realizan muchas veladas. Hace poco peleó Gervonta Davis con Ryan García. No pude ir porque teníamos que viajar para jugar en Miami, sino iba a ver la pelea. Me gusta.
— ¿Cómo fue el contraste de tu Villa Jardín (partido de Lanús) natal a Las Vegas?
— Me quedo con Lanús igual...
— ¿Extrañás el barrio?
— Sí, a mis amigos, familia, todo. Se extraña todo.
— Ahora estás viviendo en un hotel. ¿Tu idea es quedarte toda la estadía en Estados Unidos ahí o tenés pensado mudarte a una casa o departamento?
— No, estoy cómodo acá. Tengo todo cerca. Tiene una muy buena ubicación para todo, ya sea para ir a entrenar, comprar comida, para todo. Prefiero quedarme acá. Ahora estoy solo, pero están por venir mi novia y mi familia. Dentro de poco vienen todos y se quedarán tres meses, lo que les permite la visa. Por suerte van a estar acá conmigo acompañándome, incluso ya reservé una habitación para mis padres.
La temporada para los entrenados por el mexicano Isidro Sánchez no está siendo la mejor al figurar en el último lugar en la Conferencia Oeste y quedar afuera de la US Open Cup a manos del Real Salt Lake de la MLS. Sin embargo, Leo Díaz se las arregla para ser de los más destacados de su equipo, figurar constantemente en los distintos highlights que difunde la competencia y contener los últimos penales que le lanzaron.
— ¿Cómo es tu presente en el equipo?
— Individualmente me siento bien, con confianza. Conociéndome con mis compañeros. Me encontré con un gran grupo. Va todo de 10 por ahora.
— Los resultados no acompañan, pero venís siendo una de las principales figuras. Incluso atajando algunos penales...
— Por suerte me está yendo bien. Obviamente lo importante es lo colectivo, pero en los penales estoy teniendo suerte, je.
— ¿Qué diferencias notás entre la USL y el fútbol argentino?
— Acá son más atletas, más corredores. En Argentina son más de calidad, más talentosos. Acá son todos muy atletas. Se juega con transiciones muy rápidas. Definís en un arco y rápidamente la pelota está en el otro. Y en las prácticas, en Argentina es más orientado a la calidad. Acá es mucha cantidad, repetición, repetición. En lo que respecta a los entrenamientos de arqueros, en Argentina es más exigente y se trabaja más la técnica, pero en ese aspecto fue el más similar.
— Saltaste a la fama por el partido con Boca. ¿Qué recordás de ese momento?
— Ese momento fue un cambio en mi vida, fue lo mejor que me pasó. Pero ya pasó y ahora tengo que mirar para adelante, dar lo mejor de acá en adelante.
— ¿Cómo te enteraste que ibas a jugar?
— Me llamaron un sábado a la noche diciendo que al otro día tenía que estar en el estadio a las 3 de la tarde y que iba a jugar, como si nada. Por suerte, gracias a Dios, estaba preparado. Me ayudó bastante mi familia. Mi familia es de fierro, siempre está conmigo y me ayudaron a sacarlo adelante.
— No habías jugado aún en la Reserva y te tocó debutar en River Plate en un Superclásico ante Boca. ¿Cómo hiciste para mantener la calma?
— Soy un chico muy tranquilo. Hablo mucho con mi viejo, los dos tenemos una personalidad parecida, nos lo tomamos con calma. Lo tomé con naturalidad, más que con presión. Lo tomé como un partido importante, pero no como una mochila. Lo tomé como una oportunidad.
— ¿Pudiste dormir la noche previa?
— Sabés que gracias a Dios dormí bastante bien. Traté de concentrarme, de visualizar el partido. Siempre pensando en positivo, que iba a salir todo de la mejor manera.
— Ahora, a la distancia, ¿tomaste dimensión de lo importante que podía ser ese partido para tu carrera? Era tu chance de mostrarse y obtener un contrato como profesional.
— Sí, sabía. No la dimensión que iba a tomar, pero sí sabía que iba a ser muy importante para mi vida. Desde ahí podía ser un punto de quiebre.
— ¿En la previa alguien se te acercó para que no estés nervioso o darte algún consejo?
— Sí, me ayudaron bastante Enzo (Pérez), (Javier) Pinola y (Jonatan) Maidana. (Marcelo) Gallardo también. Me dieron tranquilidad, confianza.
— El resultado no fue el que esperaban (fueron eliminados por penales), Pero tuviste muy buenas atajadas y le contuviste un penal a Edwin Cardona.
— Por suerte sí. Creo que el equipo en general jugó bien, y por suerte individualmente pude atajar esa pelota.
— ¿Cuando la picó qué pensaste?
— Nada, cada uno define como quiere. Yo sólo trataba de sacar lo que más pueda.
— Cuando terminó el partido Marcelo Gallardo se te acercó y te abrazó. ¿Qué fue lo que te dijo?
— Yo estaba con la cabeza agachada porque habíamos perdido, estaba enojado. Pero vino y me dijo que levantara la cabeza, que había hecho un buen partido. Me dijo que no la agache, que había estado bien.
— Carlos Tevez también te elogió, dijo que había que sacarse el sombrero por cómo atajaste y en la situación en la que debutaste. ¿Cómo tomaste esas palabras?
— Que un jugador de esa magnitud diga eso de uno, la verdad es un orgullo.
— ¿Cual es tu idea, seguir en Estados Unidos, mostrarte para volver a River o intentar pasar a otro club?
— La verdad que no lo sé. No sé qué decir. Siempre trato de hacer lo mejor en el club que me toque. Ahora trato de hacer lo mejor acá, y luego se verá. Estoy enfocado en Las Vegas, el futuro después se verá.
— ¿Seguís a River?
— Sí, siempre que puedo trato de verlo. Lo sigo. Cuando no puedo ver el partido entero veo los resúmenes.
— ¿Y cómo ves a tus ex compañeros?
— Los veo bien. Los chicos agarraron la idea de Martin (Demichelis) rápidamente y hoy creo que es el mejor equipo de Argentina, el que mejor juega.
El guardameta comenzó raspándose los codos y rodillas arrojándose en los arcos del club Ateneo de Lanús y rápidamente pasó a las inferiores de River Plate; sin embargo, su carácter y personalidad la comenzó a forjar junto a sus amigos con el equipo Los Wachos del 1ro, con quienes participó de distintos torneos relámpago o de penales por plata.
— Antes de debutar en Primera División jugabas torneos de penales por plata en el barrio...
— Sí, jugaba donde nos tocara. A veces de visitante, otras de local. No importaba. Íbamos a otros barrios y jugaba. Eran o torneos de penales o torneos relámpagos, que son de poco tiempo, y mayormente son partidos que se definen por penales. Ahí trataba de atajar todo lo que podía.
— ¿Los Wachos del 1ro era el nombre de tu equipo?
— Sí, los Los Wachos del 1ro. Ahí jugaba con todos mis amigos del barrio, gente de acá. Y mi hermano también.
— ¿Juega bien?
No, jugaba bien. El equipo es muy competitivo. El que era medio pelo no jugaba. Había plata de por medio, había que ganar. La presión de la hinchada era terrible. Había que ganar o ganar.
— ¿Alguna vez en esta clase de torneos te tocó alguna situación compleja?
— Sí, siempre. Siempre hay de esos que quieren ganar de guapos, o quieren pelear. Eso siempre. Pero por suerte nosotros teníamos una hinchada bastante pesada. Nos defendían a muerte.
— ¿Cuál fue tu mejor noche en estos torneos?
— Fue antes de la pandemia, 300 lucas ganamos. Fue una de las últimas veces que jugué. Fue en un torneo relámpago, se jugó por bastante plata.
— Eso te sirvió para tu presente, que venís atajando varios penales
— Sí, de lo que aprendí ahí trato de volcarlo acá.
— Imagino que también te sirvió para ese debut en el Superclásico. Si bien es otro tipo de presión, no es fácil disputar esa clase de torneos.
— La verdad que sí. Igualmente, cuando juego, siempre trato de ganar. No importa qué.
Seguir leyendo: