Hasta el momento, el año 2023 del París Saint Germain es para el olvido. Eliminado de todas las copas locales, fuera de la Champions League en octavos de final y con una gran cantidad de derrotas a las que el club no está acostumbrado, más allá de que solo una catástrofe deportiva podría dejarlo sin la corona de la Ligue 1. La reciente caída frente al Lorient por 3-1 en el Parque de los Príncipes volvió a sacar las peores versiones de los protagonistas y hasta se generó un cruce de declaraciones una vez que finalizó el partido.
Para sorpresa de los espectadores, uno de los primeros en dar la cara luego del cierre fue Luis Campos. “Entendemos muy bien que los aficionados estén decepcionados. También entendemos que todo el equipo esté muy decepcionado. Exijo una reacción de todos. Este es el momento de decir que el club debe estar unido”, declaró el director deportivo a Canal+, pidiéndoles un poco más de esfuerzo a los jugadores de cara a los cinco duelos restantes del campeonato doméstico.
Las palabras del portugués viajaron rápidamente por los pasillos del estadio y llegaron a la conferencia de prensa de Christophe Galtier. “¿Cómo me siento? Decepcionado, por supuesto. No es enojo porque hay que analizarlo correctamente. Es otra derrota que no llegó en el momento adecuado. Tiene que haber una toma de conciencia. Nuestra plantilla está debilitada por las lesiones de jugadores que no volverán. No vamos a cambiar a los hombres. Vamos a acabar con los que tenemos. Tenemos demasiados jugadores por debajo de su nivel. Tenemos que terminar este campeonato con victorias e ir a por el título. Sólo lo conseguiremos con determinación y ganas”, explicó el entrenador frente a los micrófonos.
Al ser preguntado específicamente por la expulsión de Achraf Hakimi, el técnico intentó bajarle la presión al lateral marroquí: “Lo que le dije me lo reservo para el vestuario, pero nadie puede estar satisfecho con su juego. Tenemos que hacer más cuando tenemos la ambición de ser campeones y de serlo rápidamente. Sí, tienes razón, Achraf estaba tenso y nervioso, se llevó una segunda tarjeta estúpida. Pero esta semana no ha dado señales de estar molesto. Se había entrenado con normalidad”.
El siguiente en hablar fue el arquero Gianluigi Donnarumma y se encargó de respaldar a Galtier. “Hoy es difícil hablar, estábamos disgustados en el vestuario. Mañana trabajaremos juntos. Pero es difícil hablar cuando hay tensión. Lo que sí, hay demasiadas críticas al entrenador y no nos gustan. Todo el mundo está con el entrenador, hasta el final”, admitió el italiano.
Y concluyó con una reflexión: “Si hablo, temo arrepentirme de las palabras que diga. No estamos en crisis, pero sí enfadados y decepcionados. Hemos perdido demasiados puntos en casa. Estamos tristes por el público que ha venido. Tenemos que pensar en lo que tenemos que mejorar sobre el terreno de juego. Escuchamos muchas cosas y nos centramos en acabar bien la temporada. Es importante para todos”.
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