Valentín Castellanos quería jugar, pero no tenía lugar en la Universidad de Chile. A Germán Brunati, director deportivo del Montevideo City Torque, se lo habían marcado. Decidió viajar para verlo en vivo y en directo, pero la lluvia suspendió el partido en cuestión. Al scouting le alcanzaron “veintipico de minutos” de acción en un partido por Copa Sudamericana que vio por TV para bajar el martillo. Consiguió un préstamo sin cargo y una opción de compra de 400.000 dólares y el mendocino se mudó a la Segunda División de Uruguay. El equipo todavía no tenía el paraguas del Manchester City, pero no le importó.
Seis años después, Taty, de 24 años, monopolizó las portadas de los medios españoles tras protagonizar un golpe clamoroso: le anotó cuatro goles al Real Madrid en la goleada del Girona, su primer equipo en Europa, luego de haber regado de goles los estadios de la MLS con la casaca del New York City. “En ese momento vi un jugador rápido, atrevido. Teníamos buenos informes sobre él”, subraya Brunati, también argentino, el rostro detrás del Torque, que desde la formación y la creatividad en los mercado de pases se asentó en la élite charrúa y hasta llegó a las competencias internacionales.
Taty se forjó en Murialdo, en su provincia natal. La particularidad es que fue un campeón del mundo, el recordado Leopoldo Jacinto Luque, quien lo reclutó cuando era un niño. “Tenía cinco años. La escuelita en la que enseñaba era para chicos a partir de ocho y no me dejaban entrar, pero me vio jugar y pidió que me dejaran. Y desde ahí me enfrenté con los chicos más grandes”, supo contarle a Infobae en 2019.
Luego, el vértigo: a los 16 debutó en la liga regional, lo recomendaron a la U de Chile y, tras dos semanas de prueba, cruzó la Cordillera. Pero fue en Uruguay donde halló el trampolín para proyectarse. Aceptó bajar una categoría a cambio de la mentada continuidad para despegar. Un brinco que en el medio incluyó una metamorfosis.
“Él era extremo”, revela Brunati en diálogo con Infobae. “En un momento malo del equipo, Pomelo Marini, que era el técnico, lo puso de 9. Y se supo adaptar. Como va bien a los espacios, corriendo se hacía imparable. Me quedó grabada una imagen del Coto (Nicolás) Correa tratando de hacerle un tackle para frenarlo”, da un ejemplo de cómo se reinventó.
Aquel Torque, como producto del scouting, contaba con nombres que hoy se destacan fuera de Uruguay, como Facundo Mallo (Rosario Central) o Nahuel Ferraresi (San Pablo). En la B charrúa, por caso, Castellanos llegó a mantener un duelo con Ronald Araujo, entonces en Rentistas, y hoy rival cuando enfrenta al Barcelona.
Sus primeros seis meses resultaron de ablande, como le sucedió al resto de la escuadra. Luego, el equipo se transformó en la piedra en los botines de los poderosos. “Ascendimos a Primera, después jugamos la final del torneo intermedio con Nacional, le ganamos a Peñarol dos veces...”, supo describir el punta.
* Las imágenes de su recital ante el Merengue
Taty se preparó para este presente. A esa velocidad innata le fue añadiendo virtudes. Y un profesionalismo a prueba de tentaciones. “Si íbamos a comer a un restaurant no te tocaba una panera. En lugar de una gaseosa se pedía una limonada. Siempre se cuidó, se mantuvo enfocado”, resalta el director deportivo, que todavía hoy, en cada gesta en el Viejo Continente de su apuesta, recibe felicitaciones por el ojo clínico.
Su buen nivel constante en Montevideo City Torque le abrió las puertas de la MLS. Hay un nombre que ofició de puente para su mudanza a los Estados Unidos, donde brilló al punto de gritar 58 goles y repartir 24 asistencias: Domenec Torrent, quien fuera asistente de Pep Guardiola durante 11 años. “Le sobra para esta liga”, supo elogiarlo. No se equivocó. Allí juntó fuerzas con Maxi Moralez que ofició de “padre” y socio en la Gran Manzana.
La Major League Soccer se transformó en vidriera. Marcelo Gallardo quedó obnubilado con sus goles y movimientos; su intensidad para presionar y la fe encomiable para buscar los pelotazos menos prometedores. Su club lo tasó en 16 millones de dólares ante el interés del Millonario. “River lo quería, Marcelo lo quería, pero era muy difícil que desde lo económico pudiera venir a la Argentina”, analiza Brunati el pase frustrado, pero que no frustró al jugador.
Meses después de su partida de Montevideo, Taty pasó de visita por la ciudad y se reencontró con Brunati. Sin embargo, el scouting ya vio a otro jugador. “Ya lo vi físicamente distinto, más fuerte, armado. Nunca paró de trabajar. A su juego le fue agregando agresividad, competitividad, potencia física, control de pelota”, describe. “Por cómo es él, lo más probable es que siga mejorando”, propuso subirle el techo.
La prueba está en lo ocurrido contra el Madrid, que nació contra el Barcelona, duelo en el que el Girona igualó 0-0 y Castellanos falló una oportunidad clara. Tal fue la bronca -y el tenor de los reclamos de hinchas impacientes o desconocedores de su personalidad de amianto- que hasta decidió cerrar sus redes sociales. Para cualquiera, las críticas hubieran representado un golpe en su línea de flotación. Para Taty fueron alimento.
“Estoy seguro que el gol errado contra Barcelona se convirtió en una obsesión para él. Lo llevó a jugar el partido contra el Real Madrid en modo animal para sacarle la espina. Y lo consiguió”, rubrica el hombre fuerte del Torque. “Ya le he pedido que se vuelva a encender Instagram”, lo convidó Michel, el entrenador del Girona, tras la descomunal faena ante Real Madrid.
Es que Castellanos ya demostró que para él no hay imposibles. Que su carácter y mentalidad que hoy lo tienen entre los máximos anotadores de la Liga de España (con 11) lo pueden llevar a cualquier parte. ¿A la selección argentina campeona del mundo con Lionel Scaloni? ¿Al Manchester City de Guardiola, unido al Girona por tratarse de una de las franquicias del grupo?
“Tiene características que Pep valoraría, como el trabajo defensivo que hace, similar al de Julián Álvarez. No sé si en el corto plazo, porque es su primera temporada en Europa, pero en un futuro puede llegar a formar parte de la plantilla del City”, concluye Brunati, que hace seis años detectó una gema en bruto oculta en el fútbol chileno y ayer vio cómo, ya maduro, puso de rodillas a un gigante como el Real Madrid.
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