Una situación insólita se dio en el Mundial Sub 23 de sóftbol que se disputó en el estadio Nafaldo Cargnel de la ciudad de Paraná, Entre Ríos. Australia se terminó consagrando campeón tras batir a Japón en la definición y Argentina se quedó con el tercer puesto tras superar a México en el duelo por el tercer puesto. Pero antes de la gesta deportiva (triunfo por 10-1) se vivió una batalla campal entre las dos delegaciones que incluyó empujones, manotazos y algunos golpes de puño.
Los incidentes se desarrollaron en la primera entrada y todo indica que existían resquemores entre los equipos que provenían del choque que habían mantenido en el inicio de la competencia. El primer chispazo que provocó una discusión terminó en escándalo, casi sin escalas. Tras un primer intercambio de palabras, un jugador mexicano cayó al suelo y a partir de allí la violencia ya no tuvo freno. “Vámonos a una pausa, volvemos en breve, luego de que se resuelva lo que pasa en el terreno”, anunció el periodista a cargo de la transmisión. En el terreno a esa altura ya era todo confusión.
Tras las escenas de pugilato, peleas que llegaron a ser cara a cara y puño a puño, la TV dejó de hacer foco y tomó una imagen amplia del escenario mientras los más calmos en ambos planteles consiguieron atenuar los conflictos. Alan Pecker, Alejo Muñoz, Matías Etchevers y Juan Grambossi fueron los cuatro hombres argentinos que resultaron expulsados tras la gresca. México, por su parte, también perdió a cuatro de sus figuras.
“Llego a la base y el jugador de ellos se me tiró arriba del botín y lo rompió. Le fui a decir, junto con mi compañero, que se tirara bien y vino el entrenador de ellos y empezó a pegar, ahí comenzó el disturbio”, explicó sobre la batalla Gian Scialocomo en diálogo con Superdeportivo.elonce.com. “Jugamos más por los chicos expulsados y dimos lo mejor de nosotros para terminar aplastando a México, como lo veníamos pensando”, añadió.
“Lo resolvimos bien y nos llevamos la medalla. Lo que pasó queda en la cancha y afuera somos todos amigos. Recuperamos nuestra esencia como equipo y terminamos en lo más alto”, subrayó Lucio Retamar. Además de la medalla, dos representantes argentinos consiguieron premios individuales: Juan Pepe fue reconocido como el mejor lanzador del torneo, mientras que Luciano Biondi se convirtió en el jugador con más bases robadas.
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