Los aspirantes al título, el ruso Ian Nepomniachtchi (de 32 años y N°2 del ranking) y el chino Ding Liren (30 y N°3), están protagonizando una de las más brillantes definiciones de un campeonato mundial de ajedrez de los últimos 70 años; al cabo de ocho juegos, de los catorce pactados de la serie final que se está desarrollando en el hotel Regis Astana (en Nur- Sultan, desde 2019 capital de Kazajistán), se registraron cinco victorias y tres empates. El duelo jugado “a todo o nada” tiene al ruso Nepomniachtchi en la delantera del marcador por 4,5 a 3,5, y restando seis partidas ni el más avezado de los expertos se atreve a cerrar un pronóstico.
Se necesitaría de un recorrido por el historial de este juego para encontrar algunas similitudes con otros matches que por su combatividad hayan atrapado tanto la atención de sus seguidores; desde la llegada de los maestros soviéticos al dominio de esta actividad, en la segunda parte del siglo XX, y antes con el ruso Alekhine y el cubano Capablanca, con reinados en las década del veinte y treinta, los aficionados y expertos del ajedrez no habían presenciado de una batalla tan franca como incierta, en la que no prevalece ningún favorito y en la que los desenlaces son producto de la explotación del más mínimo error.
Desde los años ochenta, con los recordados duelos entre Karpov y Kasparov (en 1984, en el match posteriormente suspendido, Karpov ganaba 4 a 0 luego de nueve partidas; en la revancha del año siguiente, al promediar el encuentro con 11 juegos sumaban dos victorias por bando), o el rocambolesco Mundial de 1978 entre Karpov contra Korchnoi, en el que el primero se apoderó de la vanguardia por 3 a 1 tras las primeras 14 partidas, o el recordado Match del Siglo entre Spasssky y Fischer en 1972, donde el norteamericano, que comenzó perdiendo los dos primeros juegos, lo dio vuelta por 4 a 2 después de ocho partidas, o aquel de 1937 cuando Alekhine -recuperó su corona ante el holandés Euwe- sumó 5 victorias en las primeras 10 partidas, o el Mundial de 1954 entre los soviéticos Botvinnik (campeón) y Smyslov, en el que el aspirante se imponía por 4 a 3 después de 11 partidas, que no se había visto una lucha tan intensa por el campeonato mundial de ajedrez como la que está sucediendo en Kazajistán; con piezas blancas o negras, Nepomniachtchi y Liren juegan sin especulaciones y a ganar cada partida.
Cumplidas la mitad de las partidas previstas del match, éste es el detalle:
Partida 1: Nepo v. Ding: tablas en 49 jugadas
Partida 2: Ding v. Nepo: victoria de las negras en 29 jugadas
Partida 3: Nepo v. Ding: tablas en 30 jugadas
Partida 4: Ding v. Nepo: victoria de las blancas en 47 jugadas
Partida 5: Nepo v. Ding: victoria de las blancas en 48 jugadas
Partida 6: Ding v. Nepo: victoria de las blancas en 44 jugadas
Partida 7: Nepo v. Ding: victoria de las blancas en 37 jugadas
Partida 8: Ding v. Nepo: tablas en 45 jugadas
Repercusiones
En la búsqueda de algunas explicaciones sobre lo que está sucediendo en el Mundial de Kazajistán, la húngara Susan Polgar, la primera mujer que conquistó tres campeonatos mundiales en modalidades diferentes, clásico, rápido y blitz, contó sus sensaciones y por lo que deben estar atravesando, el ruso “Nepo” y el chino Liren.
“Para un ajedrecista no existe mayor presión que la de competir por un campeonato mundial, en él se pone todo en juego. Tal vez sólo pueda comparárselo con la última rueda de las olimpíadas de ajedrez en la que se define las posiciones finales y las conquistas de las medallas. Cuando pienso en un mundial recuerdo las interminables horas dedicadas a la preparación de una partida; hoy todo aquello se parece a una pesadilla. Es que el ajedrez es una guerra mental, psicológica, física e intelectual. Un error puede costarle a un jugador el partido, el sueño de toda la vida, y además debe saber que es posible que no vuelva a tener otra oportunidad. Por eso es muy fuerte, la presión de decepcionarte a ti mismo, a tu familia, a tu equipo y a tu país es casi insoportable. Con respecto al mundial en Kazajistán, creo que es raro tener a dos jugadores muy diferentes, en estilo, personalidad, cultura ajedrecística, etc., luchando por el título. Al menos para mí ha sido muy entretenido hasta ahora”, aseguró Polgar ganadora de nueve medallas olímpicas como representante de Hungría y Estados Unidos, respectivamente.
Otro ex campeón mundial, el búlgaro Veselin Topalov que conquistó el título en Argentina, en Potrero de Los Funes (San Luis) en 2005, contó sobre su experiencia personal por las diferentes emociones que estarían atravesando el ruso Nepomniachtchi (Nepo, como le dicen sus amigos) y el chino Liren. Para Topalov la presión de sentirse favorito o ser local puede ser un factor negativo. Desde su residencia en Salamanca, le contó a Infobae
“Para cualquier ajedrecista jugar en tu casa un match en el que está en juego el título mundial resulta ser una presión extra. Hay varios ejemplos, y entre los más recientes recuerdo cuando el indio Anand cayó en su casa, en Madrás, ante Carlsen en el duelo de 2013. Y, antes lo padecí yo, cuando en 2010 en Sofía (capital de Bulgaria) perdí con el mismo Anand. Uno, quizás inconscientemente, se carga de una responsabilidad mayor ante ese entorno que te sigue y que espera todo de uno”, dijo Topalov, de 48 años. Y agregó. “El tema de la presión y de ser o sentirte local también alcanza al mundial de Kazajistán, ya que se lleva a cabo en una nación que en un tiempo de su historia fue parte de la Unión Soviética. Y aunque geográficamente pueda parecer una zona intermedia entre China y Rusia, yo creo que Nepo se siente como si estuviera jugando en su casa. Él debe percibir la gran expectativa que tienen los rusos por recuperar el título mundial de ajedrez que es muchísima mayor a la que hay en China, aunque para ellos sería la primera vez que un ajedrecista chino consiguiera el Mundial de ajedrez clásico. Incluso, las repercusiones de lo que está sucediendo en Kazajistán no tiene comparación de cómo lo interpretan en Rusia y en China. Por todo esto creo que por aquí pasan algunas de las claves para comprender los errores de cada partida. Todos estos condicionamientos mentales salen a la luz en algún momento del juego”.
El argentino y ex campeón mundial juvenil, el Ing. Oscar Panno también dio su opinión sobre el Mundial.
“A mi entender están más penando que peleando; se han producido muchos errores. A mi entender el favorito sigue siendo el ruso Nepomniachtchi, juega un ajedrez más serio, mientras que el chino Ding Liren está arriesgando mucho, pero aunque vaya abajo en el marcador es un éxito para él lo conseguido hasta el momento”, le contó telefónicamente a Infobae, y agregó sobre la ausencia del mejor del mundo en un match por el título mundial: “la ausencia de Carlsen es un disparate; no tengo muy en claro los motivos de su renuncia pero creo que él tiene un nivel superior al resto de los jugadores de ajedrez”.
El gran maestro argentino Diego Valerga, flamante campeón del Abierto Ciudad de Mar del Plata 2023, contó a Infobae sobre su parecer sobre las partidas del Mundial entre Nepo y Liren.
“Se trata de un match muy atractivo entre dos jugadores que se animan a tomar riesgos, y con un agregado no menor, debe ser muy duro estar jugando bajando la sombra de Carlsen. ¿Por qué no eran tan espectaculares los mundiales con Carlsen?, Y… es que Magnus jugaba los duelos de forma más conservadora; confiaba en su fina técnica o en sus cualidades para definir en partidas rápidas. Este match es muy distinto, más atractivo para el espectador y los que critican los errores o la calidad del juego creo que no valoran que ambos están tomando muchos riesgos. Lo defino con dos palabras: Hermoso match”.
Otro tema que salió a la luz con la agresividad de las partidas que se llevan a cabo en Kazajistán está referido al interés de jugar duelos con ritmos clásicos de reflexión. Es que ante los avances de la informática y de su incorporación en el entrenamiento de los ajedrecistas, asistiéndolos en la búsqueda de movimientos novedosos en las aperturas para conseguir pequeñas ventajas ante sus ocasionales rivales, el juego amenazaba con volverse más previsible. Prácticamente de memoria se jugaban las variantes de las aperturas y promediando la partida y con equidad de posibilidades la mayoría de sus jugadores huían de la lucha y acordaban salomónicos empates.
En los últimos siete campeonatos mundiales, llevados a cabo entre 2010 y 2021, se disputaron 84 partidas de las cuales 61 (casi el 75%) finalizaron empatadas. Y lo que es aún peor es que muchas de ellas fueron casi sin lucha.
Además, esta modalidad de soporíferos empates sin dudas dificultaba el camino para que las principales marcas del deporte se interesaran por sumar sus logos en una competencia en las que sus juegos podían extenderse con sesiones de hasta siete horas, y que al cabo de las mismas no se había alcanzado una definición. El ajedrez se volvía aburrido.
Por eso la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, según el acrónimo francés), instauró la costumbre que, tras la igualdad final en el marcador, los matches por el título mundial de ajedrez se definieran a través de partidas rápidas, de 25, 10 o 5 minutos. Era una forma de sostener el show y despertar el interés de ciudades como Londres, Nueva York o Dubai para ser sede de la principal competencia del calendario de la FIDE. El efecto tuvo eco, y la modalidad de ajedrez rápido se volvió en un hábito y que tuvo un crecimiento exponencial durante los tiempos de pandemia. Pero en poco tiempo el hábito se volvió en costumbre y los torneos de ajedrez clásicos, con tiempo de reflexión prolongado fueron desapareciendo. Como si con el viejo sistema no se pudiera jugar partidas intensas y atrayentes. Sólo interesaba el vértigo de los juegos rápidos.
Sobre la belleza de los juegos del Mundial -donde cada jugador dispone de dos horas para completar sus primeras 40 jugadas, y si el juego persiste contará con otros 60 minutos (una hora) para efectuar otros 20 movimientos, y si aún no hubiera una definición ambos ajedrecistas contarán con 15 minutos, más un adicional de 30 segundos por cada movimiento hasta alcanzar la victoria, el empate o la derrota-, el mejor ajedrecista armenio, que ahora juega bajo bandera norteamericana, Levon Aronian dejó su opinión en su cuenta de twitter @LevAronian
“Espero que la intensidad y la belleza de este campeonato mundial de ajedrez le recuerde a la gente que el ajedrez clásico suele ser mucho más entretenido y emocionante que el ajedrez blitz o rápido. Un auge del ajedrez combinado con la falta de eventos clásicos no tiene sentido”.
Hoy continuará el certamen con la 8ª partida, en la que el ruso Nepo llevará las piezas blancas. Con un detalle no menor: de los últimos cinco juegos, cuatro fueron favorables para el conductor de los trebejos blancos.
El duelo que finalizará el próximo 1 de mayo repartirá dos millones de euros entre los jugadores (el 60% corresponderá al ganador). El triunfador del duelo tomará el reinado que dejó vacante el noruego Magnus Carlsen (N°1 del mundo) por desavenencias con la FIDE, y se convertirá en el campeón mundial N°21 de un historial que cuenta con 137 años, desde el reconocimiento al primero, el checo Wilhem Steinitz en 1886 hasta el último, el noruego Carlsen hasta 2021. El Mundial de Kazajistán está llamado a hacer una nueva historia.
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