El Fútbol Club Barcelona vive horas dramáticas en una semana decisiva para su futuro inmediato a partir de que el próximo domingo se juega buena parte del éxito de la temporada al recibir por La Liga -que no gana desde hace cuatro temporadas- al Atlético de Madrid del Cholo Simeone (tercero y con 30 puntos sobre los últimos 36) y tras una histórica y esperada conferencia de prensa de su presidente, Joan Laporta, en la que no pudo aclarar la posición de la entidad catalana en el “Caso Negreira” del pago por dieciocho años al ex presidente de los árbitros españoles, José María Enriquez Negreira.
En la citada conferencia de prensa - blindada a los medios extranjeros y prácticamente a los de la capital española- Laporta atacó con una virulencia desconocida al Real Madrid (sin nombrar a su presidente, Florentino Pérez, a quien aludió al sostener que actuó apersonándose en la causa judicial debido a la presión mediática y de hinchas y socios), lo que a su vez dio motivos para que horas más tarde, el club blanco emitiera un video en las redes sociales. En el mismo, se preguntaba “cuál es el club del régimen” por la acusación de esa mañana del titular del Barcelona acerca de que el Real Madrid es una institución de estrecho vínculo con el franquismo y que en ese tiempo hasta diez titulares del Comité Arbitral español provenían o estaban relacionados con ese club.
La extrema tensión entre el Barcelona y el Real Madrid desde el estallido del “Caso Negreira” es considerada por muchos como la mayor de toda la historia. Una virtual guerra civil futbolera que puede hacer estallar La Liga (vendida al exterior como “la mejor del mundo”) en cualquier momento y ya comenzó a tener efectos colaterales, como cuando hace horas el Barcelona estuvo a punto de tomar duras medidas contra la ACB (la liga nacional de básquetbol), a la que obligó a retractarse luego de que rettwiteara el video del Real Madrid sobre las relaciones entre el club azulgrana y el franquismo, mientras que desde la Generalitat de Cataluña, su portavoz, Patricia Plaja, salió a señalar que el video de los blancos “es una manipulación histórica burda” e instó al club de la capital española a pedir perdón.
El video, emitido por el Real Madrid en sus redes sociales, menciona varios hechos que intentan mostrar que en verdad, el club favorecido por el franquismo fue el Barcelona, al exponer la presencia del ministro general de Franco, José Solís Ruiz, en el estreno del Camp Nou. O escenas de cuando el Generalísimo fue condecorado (lo que ocurrió en tres ocasiones), o que el club fue salvado tres veces de la quiebra por recalificaciones de terrenos, aunque se sostiene que el dictador fue socio honorario de la entidad catalana, algo que desmintió horas más tarde el periodista Sique Rodríguez, de la Cadena SER de Barcelona y quien destapó el “Caso Negreira”. “Franco nunca fue socio honorario del Barcelona”, dijo Rodríguez.
Plaja, la portavoz de la Generalitat, sostuvo que el Real Madrid “cruzó una línea roja”, y calificó el video de “fake news” recordando que Josep Suñol, entonces presidente del Barcelona al mismo tiempo que diputado del partido Esquerra (Izquierda) Republicana de Cataluña (ERC), fue fusilado por tropas franquistas en las Sierras de Guadarrama en 1936. “Que una institución como el Real Madrid cree una fake news es indecente e irresponsable, y una falta de respeto para las miles de personas que sufrieron el régimen”, señaló la vocera. Por si fuera poco, a Plaja se le sumó el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, quien por Twitter recomendó la lectura de varios artículos de la revista de historia “Sapiens”, que hace referencia a cuál era la relación del Fútbol Club Barcelona con el franquismo.
En la conferencia de prensa en el Auditorio 1899 del Camp Nou, Laporta había señalado que las relaciones institucionales entre el Barcelona y el Real Madrid estaban “tocadas” y que el club blanco “siempre fue rival, adversario, y entre el Barcelona y el Real Madrid hicimos siempre el mejor partido posible en el mundo, y es ingrato que un club como el Real Madrid se haya apersonado en la causa como damnificado”, aunque el presidente del Barcelona separó de la situación a Florentino Pérez, el titular del club blanco. “Quiero pensar que hubo mucha presión por la rivalidad que existe pero creo que debió aguantar y esperar. Sé que estaba en una situación complicada que puedo entender y que se ha hablado”, dijo Laporta.
De todos modos, el Barcelona no se plantea separarse del Real Madrid en su puja con la UEFA para implementar la Superliga, que encabezan junto a la Juventus, cuando es inminente el fallo de la Justicia acerca de si es posible o no organizar un torneo paralelo a la Champions League en el que podrían participar los clubes más poderosos de Europa, solventados por el banco JP Morgan, lo que podría aportar dinero fresco fundamental para una economía sumergida como la azulgrana, aunque si el fallo llega a ser negativo será un golpe durísimo para sus movimientos futuros.
El Barcelona corre serios riesgos de no jugar la próxima Champions League, aunque gane la liga española en el caso de que la UEFA avance con su investigación del “Caso Negreira” porque si bien deportivamente las penas prescriben en la jurisdicción española por la Ley del deporte local, no ocurre lo mismo en el continente y aunque Laporta haya manifestado que “esperamos ganar La Liga”, la clasificación al máximo torneo europeo no es directa sino que primero es necesario una invitación de la entidad continental que, en este caso, podría quedar congelada si considera que la participación culé perjudica su imagen. Acaso por eso, Laporta no sólo no se manifestó molesto con la UEFA en la conferencia de prensa sino que destacó que su titular, el esloveno Alecsánder Ceferin, haya bajado el perfil de sus declaraciones.
Enfrentado al Real Madrid, con los árbitros evaluando un paro general para las próximas horas por el “maltrato” que sienten que sufren con el “Caso Negreira”, con chances de quedar fuera de las competencias europeas, teniendo que jugar la temporada 2023/24 fuera del Camp Nou por obras de modernización y de ampliación en lo que se llama “Espai Barça”, el Barcelona se encuentra completamente acorralado, y aún resta otro frente importantísimo de rivalidad, nada menos que con el presidente de la Liga de Fútbol profesional (LFP), Javier Tebas.
En la conferencia de prensa, Laporta sostuvo que le hubiera gustado “que el presidente de la Liga, así como los de otros clubes, me hubieran llamado, pero no entiendo esta actitud beligerante, incendiaria, más propia de un bombero piromaníaco, aportando elementos falsos en la causa judicial -en referencia a documentación encontrada en la casa del fallecido dirigente Josep Contreras, que Tebas confundió creyendo que los nombres que aparecían podían contribuir a la causa y se referían a otras personas-. No hemos visto una actitud de prudencia y responsabilidad”.
Laporta cree que Tebas, que reitera permanentemente en los medios que el Barcelona necesita rebajar 200 millones de euros de su masa salarial cuando termine la temporada para poder contratar nuevos jugadores (lo que casi obligaría al club a seguir vendiendo porcentajes de activos, porque no alcanza con el trabajo que hizo para reducir el presupuesto), está empujando al abismo y es justamente con este dirigente con quien tiene que negociar cómo implementar el regreso de Lionel Messi luego de dos años en la liga francesa.
Aunque la prensa deportiva catalana haya hecho mayor hincapié de la pasada conferencia de prensa de Laporta en sus diatribas contra Tebas o el Real Madrid, hubo muchas preguntas que el presidente del Barcelona no pudo responder o no aparecieron en las dos horas que duró el encuentro, como por qué, si según él los pagos durante dieciocho años fueron hacia Javier Enriquez Romero, los facturaba en buena parte su padre, José María Enriquez Negreira, o por qué, si considera que está probado que sólo se trataba de cursos y asesoramientos, el Barcelona dio de baja los pagos en 2018, justo cuando Enriquez Negreira dejó su cargo de vicepresidente del Comité Arbitral, o por qué la casi totalidad de jugadores y entrenadores que pasaron por el club en esos dieciocho años de los pagos (2001-2018) nunca tuvieron conocimiento de esos cursos o asesoramientos.
En esa lucha contra la UEFA, el Real Madrid, o la Liga, o la que debe encarar para bajar el presupuesto pero a su vez mejorar la calidad de su plantel, o para recuperar una credibilidad que parece perdida (en cada partido de visitante llueven billetes de 500 euros con la esfigie de Laporta o se canta “corrupción/en la Federación”), o para que el Camp Nou esté listo lo antes posible para no perder ingresos por la localía jugando una temporada en el estadio Olímpico de Montjuic, el Barcelona va entendiendo que la única tabla de salvación, hoy, es que regrese Lionel Messi.
Por eso cada vez se menciona más el tema, cuando antes se mantenía una prudencia porque se recordaba que seguía siendo jugador del PSG, y aunque ahora la situación continúa igual, ya nadie se tapa la boca para manifestar su deseo de una vuelta, pero para lo cual el club debe limar muchas asperezas con la familia del crack rosarino, que más allá de alguna señal, se mantiene en silencio.
Una vuelta de Messi generaría ingresos por encima de lo previsto, mejoraría sustancialmente la calidad del plantel (Xavi Hernández, que tiene contacto permanente con él, lo vislumbra como cuarto volante en el mismo esquema con el que juega los últimos partidos de esta temporada y hasta podría arreglar su continuidad Sergio Busquets, que queda libre el 30 de junio y evalúa si quedarse o irse, pero es muy amigo del argentino), la UEFA ya no vería con los mismos ojos suspender al Barcelona de la Champions y hasta Tebas, enfrentado a Laporta, sabe que con el mayor goleador del torneo de todos los tiempos, la venta de derechos al exterior sería muy superior.
Aunque los dirigentes del Barcelona sostengan en todos los medios que tienen una “espina clavada” por cómo se fue Messi del club en agosto de 2021 y que la historia de amor entre las dos partes merece “un final feliz”, la realidad es que Messi, hoy, parece ser el único remedio a casi todas las enfermedades culés. Y se encomiendan a él y a su familia.
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